Pedirle peras al ceibo: tablet para viejos e inequidades digitales en el Uruguay post-Ceibal

Comencé a escribir esta nota muy poco vinculada a las campañas bastante antes de la difusión de los resultados y minutos en TV de los ganadores de las internas. Sin embargo, en un golpe de suerte, entre los posteriores discursos de uno de estos candidatos triunfadores varios de los puntos que quería discutir terminaron colándose en la agenda: entre las prioridades de política pública señaladas por Vázquez se colaron diversos aspectos digitales. (p.ej. e-gobierno digital; inclusión digital con énfasis en la tercera edad). Sin embargo, en un país post-Ceibal donde, además, la inseguridad y la educación parecen ser los principales temas de interés para la opinión pública, tengo la impresión de que las medidas propuestas por el ganador de la interna del FA en relación a lo digital no tuvieron la recepción ni discusiones que ameritan.

Sin negar el potencial disparador de chistes fáciles que pueda traer la idea de dar tablets a todos los jubilados (ojo, tampoco hay que renegar del humor para presentar los problemas sociales), creo que si nos damos unos minutos para analizarlo en detalle nos daremos cuenta que la temática amerita una discusión mucho más seria.

En esta línea, a través de los siguientes párrafos intentaré presentar argumentos que buscan señalar –al menos- algunos espacios relevantes de política de inclusión digital nacional que no han sido cubiertos por el Plan Ceibal. Tal como se explicita en el título, no es razonable esperar que Ceibal elimine todas las inequidades digitales nacionales, sobre todo, las que no ha sido diseñado para abordar. A partir de esta idea, busco luego presentar evidencia empírica sobre algunos de estos vacíos, para finalmente proponer dos áreas de la política pública de inclusión digital en las cuales considero que es clave comenzar a avanzar: la inclusión digital de la tercera edad y la democratización del uso del gobierno electrónico.

¿Por qué son importantes las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) para la equidad social?

La discusión sobre las bondades, peligros y consecuencias de las  TIC no sólo no es nueva (tiene más de 20 años), sino que en la literatura especializada en la temática parece existir hoy cierto consenso en torno al enorme potencial de las TIC para el desarrollo humano (PNUD 2001). Sin embargo, potencial no implica impacto efectivo y podemos encontrar dos grandes -y opuestas- líneas de pensamiento en relación a las consecuencias de estas tecnologías para la equidad social.

Los adherentes a la hipótesis de la normalización proponen que el avance de la sociedad informacional y la adopción de Internet llevarán -tarde o temprano- a la reducción de las inequidades sociales; mientras que desde la hipótesis de la estratificación se sostiene que el proceso de incorporación de las TIC replica las desigualdades sociales pre-existentes y –muy seguramente- las potencia (Mesch 2012:319).

Si bien existe evidencia empírica a favor de ambas teorías (para mayor detalle ver Mesch 2012), creo que la segunda presenta ventajas adicionales al desarrollar en mayor medida los mecanismos a través de los cuales las TIC afectarían la equidad. Según la hipótesis de la estratificación, los “early adopters” (quienes primero acceden, utilizan y se benefician de las tecnologías) tienden a ser más educados, poseen mayores habilidades tecnológicas y provienen de hogares de mayores ingresos (Norris 2001). A medida que avanza el tiempo y la difusión de las TIC aumenta, los conocimientos y habilidades necesarias para sacar provecho de las mismas tienden a incrementarse, creando una segunda oleada de barreras para quienes se han integrado y socializado más tarde en el mundo digital (Mesch 2012:319).

Siguiendo esta línea de razonamiento, no es difícil sostener que -en términos generales- de no mediar el accionar intencional del hombre a través de políticas públicas o programas de inclusión TIC, los efectos de las tecnologías en sociedades altamente desiguales serán de corte regresivo más que redistributivo (Hargittai 2008:942-943; Witte & Mannon 2010:3).

Es más, en la actualidad universalizar el acceso a los dispositivos y la conectividad no parece ser ya suficiente, debido a que nuevas brechas están surgiendo en relación a diferencias en las habilidades informáticas y cómo la gente usa las TIC (Hargittai 2008; van Dijk 2005).

Sin negar la relevancia que tiene cualquier actividad on-line para la comunicación, el ocio y tiempo libre (y en consecuencia, para la calidad de vida de las personas); ciertas habilidades y actividades digitales (particularmente las vinculadas a la búsqueda de información y el uso de e-servicios) parecen ser más beneficiosas para el bienestar en la medida que incrementan los recursos para avanzar en las carreras profesionales y la vida académica y/o laboral (Van Dijk & Van Deursen, 2013:90).

Ceibal y sus contribuciones a la reducción de la inequidad digital en Uruguay

Parece claro que nuestro país es un caso atípico –no sólo a nivel regional sino mundial- en lo que refiere a la incorporación de las TIC en la sociedad toda. El Plan Ceibal es –a mí conocimiento- el único “hijo” exitoso del programa OLPC (One Laptop Per Child), en gran medida porque se propuso ir mucho más allá del proyecto inicial de Negroponte. A través de un accionar intencional y planificado, Ceibal logró –con considerable éxito- reducir las inequidades digitales en nuestro país.

Dado que el objetivo de este documento no es focalizarse en Ceibal sino las áreas de inequidad no cubiertas por el mismo, presentaré aquí brevemente las características principales del Ceibal y lo que –considero- son sus impactos más notorios para la equidad digital de la sociedad uruguaya.

A grandes rasgos, el Plan Ceibal (o Programa para la Conectividad Educativa de Informática Básica para el Aprendizaje en Línea) es un proyecto socioeducativo “tendiente a promover la inclusióndigital para un mayor y mejor acceso a la educación y a la cultura”.  Sin embargo, su elemento más reconocido refiere a la entrega de un dispositivo (y su propiedad) a los estudiantes y maestros/docentes de los ciclos escolares y liceales, de los centros educativos públicos del país.

El plan también aseguró la conectividad a Internet en los mencionados centros educativos (y algunas áreas determinadas fuera de ellos) a dicha población. El “hardware”, además, fue complementado con una plataforma y ecosistema de software especialmente adaptados a la población en edad escolar y liceal. Asimismo, poco a poco Ceibal fue tomando/colaborando con otros objetivos pedagógicos y de gestión que fueron más allá de la infraestructura y el software (p.ej. Ceibal Inglés, Proyecto GURÍ, Sistema de Evaluación de Aprendizajes).

Se podrían escribir cientos y miles de párrafos sobre los logros de Ceibal, así como de ciertas limitaciones que tiene/tuvo el plan (en mi opinión, mínimas al lado de los éxitos del mismo). Sin embargo, a modo de síntesis y en vistas a los objetivos de este artículo, podríamos decir que el núcleo central de Ceibal ha contribuido exitosamente con la reducción de las brechas digitales en:

(a) La democratización y universalización del acceso y uso de la PC e Internet en su población destinataria

(b)  Formación básica (y en algunos casos avanzada) en conocimientos informáticos en la población beneficiaria 

(c) Diversos objetivos pedagógicos vinculados con, o potenciados por, la tecnología (p.ej.  Ceibal Inglés,  Robótica, Scratch)

Asimismo, Ceibal tuvo algunas externalidades enormemente positivas: 

(d)  Al dar conectividad a las escuelas y PCs a sus alumnos, ha colaborado significativamente con el incremento de la infraestructura TIC en regiones geográficas alejadas de los grandes centros urbanos, reduciendo la brechas en el acceso a PC e Internet en hogares en el interior urbano, pequeñas localidades y localidades rurales versus la capital (Uruguay Digital 2014)

(e) Al encontrarse su población destinataria en mayor proporción en los hogares de menores ingresos, Ceibal ha democratizado considerablemente el acceso a PC en los hogares uruguayos.

Acceso a microcomputador según quintiles de ingreso per cápita. Total país. En % de personas que viven en hogares con PC
Fuente: Datos 2006-2013 elaboración del Dpto. Monitoreo y Evaluación - Plan Ceibal (2014) en base a microdatos de la ECH-INE.

(f)  Asimismo, además de la existencia de programas puntuales dedicados a alfabetizar adultos, el mero hecho de convivir  con niños en edad escolar o liceal parece haber acercado a determinados adultos al uso de la PC (Martinez, Díaz y Alonso 2009:41)

Pedirle peras al Ceibo: inequidades fuera del ámbito del Plan Ceibal

Sin embargo, asumir que la brecha digital se cierra por completo con la ejecución del Ceibal no sólo es injusto con el Plan, sino inadecuado desde punto de vista centrado en la equidad social y el diseño/mejora de la política pública digital: en Uruguay persisten importantes inequidades tecnológicas por fuera de la población beneficiaria del Ceibal.

Es más, ni siquiera es necesario ir hacia brechas más complejas como las diferentes formas en que las personas usan Internet, basta con ver el espejo en conectividad de la gráfica presentada en el punto e) para observar que aún queda un importante camino por recorrer.

Acceso a Internet según quintiles de ingreso per cápita. Total país. En % de personas que viven en hogares con Internet
Fuente: Datos 2006-2013 elaboración del Dpto. Monitoreo y Evaluación - Plan Ceibal (2014) en base a microdatos de la ECH-INE.

Asimismo, otras medidas “simples”, como quienes son usuarios de Internet permiten también visibilizar importantes brechas. Si bien el uso de Internet  -en los últimos 3 meses- se encuentra universalizado en las poblaciones de menor edad (por encima del 92% para todas las personas de entre 6 y 19 años de edad, según los primeros resultados de la EUTIC 2013 (AGESIC 2014), entre las personas de 65 y más años sólo un 21% es usuario. En un mismo sentido, de acuerdo a la encuesta WIP+UY 2013 (GIUSI-UCU 2014) no sólo son los adultos mayores los que menos usaron Internet alguna vez, sino que del mismo modo que la edad, el nivel educativo también condiciona fuertemente las chances de ser internauta: mientras que sólo un 25,5% de quienes aprobaron primaria (o menos) utilizaron Internet alguna vez en su vida, un 93,6% de los de nivel terciario o superior lo hicieron.

Enfocándose ahora sí sobre las diferencias existentes en los usos de Internet de la población uruguaya, los resultados de WIP+UY 2013 señalan importantes brechas en los usos de Internet desfavorables a los más viejos y menos educados, diferencias que van desde la baja predilección por a Internet para informarse y/o solucionar consultas cotidianas (p. ej. cómo llegar a una dirección o cómo realizar un trámite gubernamental), hasta la casi inexistencia del uso de e-servicios por parte de estas subpoblaciones.

Son las diferencias en los usos de estos servicios digitales lo que -a mi entender- resulta de particular relevancia para la equidad, ya que el acceso a servicios como el e-gobierno, la e-salud y el e-comercio constituyen un claro ejemplo de cómo perfiles diferenciales de uso de Internet pueden incrementar las desigualdades en el bienestar de la población.

Quizás el ejemplo más mundano radique en las ventajas que tienen quienes interactúan en línea con empresas privadas frente a quienes sólo pueden hacer esto en forma presencial o telefónica: algunas promociones o descuentos solo pueden accederse vía web; disponen de un acceso ubiquo y prácticamente 365-24-7 a los servicios y compra de productos; así como mayores niveles de información sobre precios y variedad de productos lo que puede impactar en el poder de negociación y selección de alternativas antes de realizar una compra.

Principales motivos para comprar en línea entre quienes lo hicieron en los últimos 12 meses, Encuesta WIP+UY 2013
                                           Fuente: GIUSI-UCU (2014) en base a encuesta WIP+UY 2013

Más significativas aún para las políticas públicas y el gasto gubernamental son las consecuencias diferenciales de la interacción con el Estado a través de Internet vs la interacción tradicional: a la ubiquidad y disponibilidad horaria del caso anterior se suman las enormes ganancias en el uso del tiempo por contar con información previa sobre requisitos, documentos y derechos para realizar trámites o utilizar servicios gubernamentales.

Este último aspecto ya ha sido abordado –con mucha más profundidad- por Hernández y Rossel  en su estudio sobre el costo de tiempo que los hogares deben pagar para llegar a los lugares donde se proveen servicios gubernamentales a la primera infancia, así como efectivamente recibirlos(2013:10). Allí, luego de presentar el potencial de los medios digitales para la mejora del uso del tiempo en este tipo de servicios, los autores argumentan sobre el efecto regresivo actual que tienen las TIC debido a que su acceso y uso se encuentran fuertemente segmentados por inequidades socioeconómicas (Hernández y Rossel 2013:14). WIP+UY 2103 permite observar un fenómeno similar para el caso de las personas de mayor edad y menor nivel educativo.

Principales resultados del módulo de Gobierno Electrónico de la Encuesta WIP+UY 2013
                                         Fuente: GIUSI-UCU (2014) en base a encuesta WIP+UY 2013

Nuevas áreas de intervención en las políticas de inclusión digital

Existen mil y una soluciones a las mil y una problemáticas vinculadas a la inequidad que surgen con la masificación de las TIC. Sin embargo, lejos de soluciones aspiro aquí simplemente señalar dos de las áreas dónde considero que las políticas públicas digitales son necesarias y –de efectuarse- podrían tener un impacto enorme sobre el bienestar de la población.

(a)  En primer lugar, nos debemos una conversación seria sobre el asunto de “los viejos y las TIC”. No solo considero que esta es una población en la cual la incorporación de las tecnologías digitales pueda tener quizás el mayor impacto sustantivo sobre su calidad de vida, sino que la forma en la que ha sido tratada su problemática hasta ahora deja bastante que desear.

Tengo la impresión de que se cree que el asunto de los adultos mayores y las TIC es un problema “temporal” y que a medida que pasen los años y nuevas cohortes (ya cyber-socializadas) ingresen a la tercera edad no tendremos más inconvenientes. No sólo esta idea es muy poco realista a mi entender (el Internet de dentro de 40 años probablemente sea muy diferente al de hoy y aparezcan nuevas y complejas inequidades), sino que analizando fríamente esta línea de pensamiento, no logro ver otra cosa que un triste eufemismo de solo queda esperar a que estas generaciones “desaparezcan”.

Está claro que este no es un rumbo de acción razonable ni ético y que existen alternativas más eficientes que podrían redundar en el beneficio de la población adulta mayor y la sociedad en su conjunto. Regiones con perfiles demográficos similares al nuestro ya han avanzado sobre esta cuestión, visibilizando los potenciales de crear un ecosistema TIC enfocado a este tipo de población (Digital Agenda for Europe - Pillar VI: Enhancing digital literacy, skills and inclusion), con impactos positivos tanto para la calidad de vida, salud física y cognitiva de los adultos mayores, como para la eficacia de las políticas públicas y -aún- la creación de nuevos segmentos de mercado para la industria digital. Quizás pensar en un “Ceibal para viejos” pueda parecer inicialmente un chiste (ver clip de Youtube del inicio), pero creo que existen elementos suficientes como para justificar que la próxima oleada de políticas nacionales de inclusión digital se enfoque en la población adulta mayor.

(b) En segundo lugar, me quiero referir al e-gobierno. El Estado uruguayo ha generado enormes avances en lo que refiere a la disponibilidad de trámites y servicios en la Web a la vez que diversos estudios (Hernández y Rossel 2013, GIUSI-UCU2014) han corroborado el potencial de Internet para facilitar la realización de trámites y el uso de servicios gubernamentales. Desafortunadamente, debido a inequidades en el acceso y los usos de Internet (junto a  otras probablemente más de tipo cultural), el impacto de este accionar gubernamental termina siendo fuertemente regresivo: quienes utilizan en -mucha- mayor medida las TIC y los e-servicios gubernamentales son los más educados, de nivel socioeconómico más alto y los más jóvenes.

Parece claro que no es deseable que el gobierno frene su avance en la digitalización de los trámites y servicios en vistas de la mejora global de la atención ciudadana. No obstante, también considero que es más que necesario destinar mayores porcentajes de esos recursos a asegurarse que la interacción electrónica con el Estado (y sus beneficios) sean utilizadas -efectivamente- por todos los segmentos de la población.

Un aspecto positivo es que los esfuerzos necesarios para democratizar el acceso a los e-servicios de gobierno probablemente sean mucho menores a los realizados para asegurar la infraestructura y sistemas que habilitan los trámites en línea: campañas de bien público informando sobre la existencia de los servicios, focalizarse en los trámites más utilizados por la población en condiciones de mayor vulnerabilidad y generar en ella los conocimientos y capacidades necesarias para su usufructo; son pasos clave en este camino.

Si bien algunas acciones de la Agencia de Gobierno Electrónico y Sociedad de la Información parecen ir en este sentido (Bertón, Dodel, Ottado et.al.  2012), creo que todavía queda mucho camino para sacar fruto a las potencialidades redistributivas del e-gobierno. Más allá del papel de la Agencia especializada en e-gobierno, creo central convertir la disponibilidad de estos e-servicios en un tema de agenda de todo el Estado.  



Referencias:
-Bertón, J.; Dodel, M.;  Ottado, D.; Silva, R.; García, J.P.; Pisano, F. & Leonczuk, C. (2012) Un camino para mejorar lainteracción con la ciudadanía: Modelo de Trámites en Línea.  
- GIUSI-UCU (2014) Uruguay, Sociedad e Internet: principales resultados de laencuesta WIP+UY 2013 (Resumen ejecutivo). 
-Hargittai, E. (2008). The digital reproduction on inequality. En Grusky, D. (ed.), Social Stratification: Class, Race, and Gender in Sociological Perspective (936–944). Boulder: Westview Press.
- Martínez, A., Díaz, D., & Alonso, S. (2009). Primer informe nacional de monitoreo y evaluación de impacto social del plan ceibal, 2009. Plan Ceibal.LATU,
- Mesch, G. S. (2012). Minority Status and the Use of Computer-Mediated Communication A Test of the Social Diversification Hypothesis. Communication Research, 39(3), 317-337.
- Norris, P. (2001). The digital divide: Civic engagement, information poverty and the internet worldwide.
In P. Howard & S. Jones (Eds.), Society online(pp. 31-43). Thousand Oaks, CA: SAGE
 -Programa  de  las  Naciones  Unidas  para  el  desarrollo  (2001).  Informe  sobre  desarrollo humano  2001:  Poner  el  adelanto  tecnológico  al  servicio  del  Desarrollo  Humano. Madrid, España: Mundi-prensa Libros.
- Van Dijk, J. A. (2005). The deepening divide: Inequality in the information society. Sage.
-Van Dijk, J. A., & Van Deursen, A. (2013). Digital skills, the key to the information society.
- Witte, J. C., & Mannon, S. E. (2010). The internet and social inequalitites. Routledge.



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