La previa del segundo debate entre Clinton y Trump se vivió en un clima tenso y especialmente complicado para el aspirante republicano, que lejos de abandonar su perfil mediático y agresivo, y lograr mejorar su imagen presidenciable, fue centro de críticas por los dichos de hace unos años que se divulgaron.

Las encuestas realizadas durante el último año muestran que, al contrario de lo que se podría pensar, millones de personas siguen apoyando a Trump, a pesar de los comentarios ofensivos que volcó livianamente más de una vez. El republicano dijo que los mexicanos son “violadores” y “criminales”, pidió que se prohíba la entrada de los inmigrantes musulmanes a Estados Unidos, atacó a la familia de un soldado que murió peleando en Irak y le dijo “gorda cerda” a una ex modelo, siempre sin perder el respaldo de sus seguidores o de su partido.

Pero la filtración de un video en el que el empresario comenta que su fama le permite abusar de las mujeres podría ser la gota que derrame el vaso. La grabación, publicada el viernes por el diario The Washington Post, recoge una conversación entre Trump y el locutor estadounidense Billy Bush en 2005, pocos meses después de que el empresario se casara con Melania Trump. El candidato republicano le dice a Bush que cuando está cerca de “mujeres bonitas” le da por “besarlas”, “sin esperar”. Entre risas, agrega: “Cuando sos una estrella, te dejan hacer lo que quieras [...] Agarrarlas de la vagina. Podés hacer de todo”. También cuenta cómo intentó, sin éxito, tener relaciones sexuales con una mujer casada, a quien intentó persuadirla “llevándola a comprar muebles”.

La publicación del video generó inmediatamente una avalancha de críticas que obligó a Trump a disculparse unas horas después. “Cualquiera que me conozca sabe que esas palabras no reflejan quién soy. Lo dije, estuve mal y me disculpo”, dijo el republicano en un video que publicó en las redes sociales. Además, admitió que en su vida ha dicho “algunas cosas estúpidas”, pero le restó importancia aclarando que son “sólo palabras”.

Las disculpas no aplacaron el malestar de más de 20 legisladores republicanos, que el sábado exigieron la retirada del empresario de la carrera presidencial. Otros 40 condenaron públicamente sus dichos, entre ellos líderes republicanos como el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, que se declaró “indignado” y canceló la presencia de Trump en un acto conjunto que tenían programado en Wisconsin.

El presidente del Comité Nacional Republicano, Reince Priebus, y el líder de la bancada republicana en el Senado, Mitch McConnell, también criticaron las palabras de Trump. El senador John McCain, candidato a la presidencia en 2008, retiró oficialmente su apoyo al candidato en un comunicado en el que reconoció que “su comportamiento esta semana y la publicación de sus comentarios denigrantes hacia las mujeres hacen que sea imposible que respalde su apuesta”.

Incluso el compañero de fórmula de Trump, Mike Pence, se declaró “ofendido” por el video, aunque mantuvo su apoyo al candidato. “Como marido y padre, me sentí ofendido por las palabras y acciones descritas por Donald Trump en el video de hace once años”, dijo Pence en un comunicado. “No apruebo sus comentarios y no puedo defenderlos. Agradezco que él haya expresado arrepentimiento y se haya disculpado ante el pueblo estadounidense”, agregó.

También habló la esposa del empresario, Melania Trump, en un intento de calmar las aguas: “Las palabras que mi marido usó son inaceptables y ofensivas para mí. Eso no representa al hombre que conozco [...] Él tiene el corazón y la mente de un líder. Espero que la gente acepte sus disculpas, como he hecho yo, y se centre en los asuntos importantes que afrontan nuestra nación y el mundo”.

Clinton, en tanto, guardó silencio. Según The Washington Post, la demócrata tenía planeado tocar el tema en el debate que tuvo lugar anoche en Missouri. Antes de ese encuentro, sólo se limitó a publicar el viernes en su cuenta de Twitter: “Esto es horroroso. No podemos permitir que este hombre se convierta en presidente”.

A pesar de todo, Trump aseguró que no se retirará. “Hay cero posibilidades de que vaya a renunciar”, dijo el sábado al diario The Wall Street Journal, y agregó en Twitter: “Los medios y la clase dirigente me quieren fuera de la carrera. ¡Nunca abandonaré la carrera, nunca decepcionaré a mis seguidores!”.

Desapercibida

El video de Trump causó tanto revuelo que opacó por completo la filtración por parte de Wikileaks de documentos que perjudican a Clinton. Se trata de transcripciones de los discursos pagados que la candidata demócrata brindó desde que dejó la Secretaría de Estado en 2013 hasta el inicio de su campaña presidencial, muchos de ellos pronunciados ante ejecutivos de Wall Street. Según medios estadounidenses, Clinton ganó cerca de 26 millones de dólares en honorarios por esos discursos. Los textos muestran que en varias ocasiones Clinton defendió el libre comercio, una postura que abandonó durante las primarias para obtener el apoyo del ala más progresista de su partido. También reconoce, en un discurso pronunciado en 2014, que está “bastante alejada” de la vida que lleva la gente “de clase media” por la “fortuna” que goza su familia, aunque “no la olvida”.

El equipo de campaña de Clinton confirmó que la filtración fue el resultado del hackeo de miles de correos electrónicos del jefe de la campaña de Clinton, John Podesta, aunque no hizo comentarios sobre el contenido. La candidata demócrata tampoco se refirió públicamente al tema.

En este escenario, a los dos candidatos les venía bien una buena actuación en el debate de ayer, el penúltimo (el tercero fue fijado para el miércoles 19 en Las Vegas). Pero sobre todo, era crucial para Trump, que tenía que superarse después de haber perdido en el primer debate -algo que lo perjudicó en las encuestas- y haber protagonizado varios escándalos en los últimos días. El video que se filtró el viernes podría terminar de alejar de Trump el voto femenino, un sector del electorado que desde el inicio de la campaña es más proclive a elegir a Clinton.

La candidata sigue liderando los sondeos de intención de voto. El último, elaborado por la empresa Morning Consult y publicado ayer en el diario Politico, ubica a la ex secretaria de Estado con 42% de las preferencias, mientras que su rival alcanza 38%.

En otra dimensión

Estados Unidos acusó oficialmente a Rusia de los recientes ataques cibernéticos contra instituciones estadounidenses, incluido el que sufrió el Comité Nacional Demócrata días antes de la convención del partido. En un comunicado emitido el viernes, el gobierno estadounidense aseguró que los ataques “tienen la intención de interferir” en las elecciones de noviembre. Al día siguiente, Serguéi Riabkov, viceministro de Relaciones Exteriores ruso, negó las acusaciones y dijo que “no existe ninguna prueba” que las respalde.