-¿Cómo evalúa la interna del FA a partir de las elecciones de octubre? -Hay que ver si a futuro ese escenario que se conformó puede reducir los costos de transacción, en el sentido de que es más fácil negociar con dos que con 50, o si los partidos van a seguir funcionando independientemente. De cualquier manera ya la 2121, la 738 y el Nuevo Espacio coordinan desde hace mucho tiempo. Después, el MPP y el Partido Comunista coordinan pero funcionan separados. El Partido Socialista seguirá siendo el Partido Socialista y hay que ver qué va a pasar con la CAP-L, con la Vertiente Artiguista, con estos partidos menores.

-¿Le parece que la conformación de la fórmula, con los dos líderes de los bloques mayoritarios, puede facilitar las negociaciones? -Absolutamente. Antes tenías un presidente que resolvía todo, que era Tabaré; él eliminaba los costos de la transacción. La solución de Tabaré era sentar un principio de autoridad casi personal; decir “ciertas cosas las negocio, después, si no las puedo negociar me voy”. Ahora no tenés un liderazgo así, [Jorge] Brovetto no ejerce ese liderazgo, más bien respeta más que Seregni el funcionamiento de cada grupo, porque Seregni respetaba a cada uno, pero articulaba.

-En su libro “Entre la protesta y el compromiso. La izquierda en el gobierno”, elaborado con la colaboración de Verónica Pérez, concluyen que hay un cambio en la base electoral del FA en este período de gobierno. ¿Cuál es? -El FA creció mucho en el interior. En Montevideo el FA está perdiendo sus votos en las clases medias y medias altas, en la franja costera, posiblemente el 6% de votos se perdió ahí, y fue aumentando sus votos en la periferia. Eso ya venía pasando, y el liderazgo de Mujica reforzó esa tendencia, porque las votaciones de Mujica y [Danilo] Astori son votaciones espejo: Astori vota bien en las clases medias -también en las bajas, pero mejor en las medias- y Mujica al revés. Si bien Astori moderó a Mujica, no desde el punto de vista de su radicalismo político sino de esa polarización social, la candidatura de Mujica consolidó la popularización del FA, entonces tenés emigración por arriba. Y es probable que ese 6% en Montevideo sea lo que haya que revertir para ganar la elección en noviembre.

Rumbo al 29

-¿Era esperable la buena relación que lograron construir Mujica y Astori? -No me sorprende. Creo que son bastante complementarios en sus personalidades. Astori es más ordenado e intelectual, Mujica es más despelotado y carismático. Astori hace un repaso ordenado de los logros del gobierno que Mujica no podría hacer, pero Mujica levanta el ánimo. Tengo la impresión de que la temperatura de la interna estuvo también incrementada por las declaraciones de mucha gente alrededor de ellos. No tenía que ver con ellos dos, sino con una especie de lucha por el control del FA. Y lo que se está viendo ahora es que nadie tiene el control del FA, no lo va a tener Astori ni lo va a tener Mujica. Esa suerte de empate en el Parlamento muestra que hay que ir a una lógica más colectiva.

-¿Cómo debería encarar el FA la campaña hacia el balotaje? -Lo primero es no perder el entusiasmo de la última semana. Yo creo que la campaña tiene que seguir siendo frenteamplista, mantener su electorado, y además capturar hacia afuera. ¿Cómo? Bueno, ahí hay dos bibliotecas: la negativa y la positiva. La negativa es recordando una y otra vez que un gobierno de Lacalle sería ingobernable, que no contaría con mayorías parlamentarias propias. Pero me parece que el FA tiene que seguir acentuando su cuestión propositiva, porque para el 60% de los uruguayos éste fue un buen gobierno. Creo que Vázquez puede cumplir también un rol importante para el FA, porque es un líder con alta popularidad.

-¿Qué diferencias tendría un gobierno de Mujica con respecto al de Vázquez? -Con Mujica la figura vicepresidencial tendría más fuerza. Astori tendría más peso simbólico y real en las decisiones que el que tuvo Nin Novoa. Sería un gobierno más plural, más discutido, justamente porque los dos son los líderes de los bloques partidarios más grandes. Mujica hablaría mucho más de lo que habla Tabaré, que ha sido un presidente más bien silencioso; ha hecho discursos muy ordenados en momentos clave. Después ha tenido algunas apariciones providenciales como cuando dijo “no al TLC”. Es un presidente que maneja mucho sus silencios. Mujica no es eso, y por eso todo el mundo dice que mete la pata. Pero ante los grandes problemas del país, puede salir a hacer un discurso que convenza a la nación, porque su verbalidad es parte de sus virtudes.

-Mujica y Astori propusieron, en caso de ganar la elección, que la oposición participe en el gabinete. ¿Es viable? -Yo no sé si es viable, pero como este país está muy empatado es deseable que haya más diálogo entre gobierno y oposición, para la integración de las empresas públicas, para la renovación de los organismos de contralor...

-¿Esa participación de la oposición no haría que el FA se “moderara”? -Vos juntás cargos en el gabinete a cambio de respaldo parlamentario cuando no tenés mayorías, pero en este caso, podría ponerse en un registro más alto: no sería el de la gobernabilidad, sino el de buscar acuerdos nacionales sobre algunos temas, y el FA no tendría por qué moderar su programa.

-¿Cree que después del 25 de octubre el país quedó dividido en dos? -Vamos a tener ahora un escenario muy polarizado, no hay manera de impedirlo. La idea de Mujica de que se busquen acuerdos es para despolarizar. La polarización se expresa mucho a través de las figuras presidenciales, más que en los partidos. Y yo creo que Bordaberry, por más que tiene el discurso de la no confrontación, tuerce al Partido Colorado [PC] bastante a la derecha. Entonces tenés un FA que del centro a la izquierda te agarra todo, y un Partido Nacional y un PC muy colocados a la derecha del espectro político.

-Como senadora, ¿en qué temas le gustaría trabajar? -Los temas de género, derechos humanos e integración regional.

-El Espacio 609 no ha tenido una agenda de género fuerte... -No, no es precisamente una de sus banderas. Tenemos grandes discusiones sobre temas de género, en especial sobre el tema de la cuota. Yo soy como la gota que horada la piedra: algún día entrará. Lo mismo con la despenalización del aborto. Lo que me parece importante es que todos los sectores, incluyendo el Espacio 609, tienen que abrirse a la decisión colectiva del FA, y después avenirse a lo que se resuelva. Además, si en repetidas encuestas de opinión pública aparece que la mayoría de la población está a favor de la despenalización del aborto, los políticos tienen que representar el sentimiento de sus sociedades, y no decidir por cuestiones de conciencia privada. No están ahí como personas privadas, están como representantes públicos.

-¿Se va a despenalizar el aborto en el próximo período? -Sí. Lucharemos.

-¿Y si gana Lacalle? -Lo veta. Pero no va a ganar, sigue siendo una persona que está a veinte puntos de diferencia del liderazgo del FA.

-El programa del FA dispone la anulación de la Ley de Caducidad, ¿debe tomarse alguna medida a nivel parlamentario en el próximo período? -Todavía no sé. Lo primero es ganar la elección en noviembre. La Ley de Caducidad es una aberración, ha sido declarada inconstitucional por la Suprema Corte de Justicia. La ciudadanía no la aprobó, sino que las voluntades para anularla no fueron suficientes. Podemos buscar formas de eliminar los efectos de la ley sin anularla, puesto que esa vía se trancó, o podemos seguir buscando eliminar la Ley de Caducidad en tanto ley. La decisión que se tome no se va a tomar ahora. Nadie sería sensato sugiriendo derogarla ahora cuando la ciudadanía acaba de..., pero volveremos a instalar esa discusión en diciembre, en febrero, y en marzo.