Tal vez lo más significativo sea la campaña mediática en la que incursiona la Arquidiócesis de Montevideo. Su relación con los medios masivos no es nueva; desde 2003 es propietaria de CX 12 Radio Oriental y desde hace seis años tiene una página web, que fue relanzada en enero de 2009. Pero este año la Arquidiócesis contrató a la agencia de publicidad Work, que, entre otras tareas, elaboró cuatro spots televisivos con el mensaje de “Felices Pascuas de resurrección”, transmitidos en los canales abiertos en horarios centrales.

Bendita tarea

La intención de la Iglesia (y de la Misión) es “llegar a todos los montevideanos y montevideanas con el único fin de servir a nuestros conciudadanos presentándoles a cada uno y a cada una la persona de Jesús, no como un recuerdo del pasado sino como la presencia real, personal y viva del carpintero de Nazaret”.

Consultado por la prensa sobre por qué recurrir con mayor intensidad a los medios de comunicación, respondió que “hoy en día no se llega a la familia humana si no es a través de la comunicación social”. Y consultado específicamente sobre si no tenía relación con la expansión de otras iglesias respondió que no e hizo alusión a lo que había dicho en el discurso inicial: “No nos mueve ningún afán proselitista de querer atraer a la Iglesia cantidades de personas, como si se tratara de ganar una competencia entre religiones de quién tiene más adeptos para su fe”.

Los horrores

Durante su oratoria, Cotugno mencionó al pasar el término “pedófilos”, que, obviamente, no pasó desapercibido para los trabajadores de la prensa.

Hace unos diez días el tema cobró repercusión pública luego de que el papa Benedicto XVI escribiera una carta dirigida a los fieles irlandeses, reprobando la actitud de sacerdotes de ese país, involucrados en cientos de denuncias de abusos sexuales hacia niños y jóvenes entre 1975 y 2004. Este escándalo se amplió con otras informaciones, como la de la Iglesia Católica de Holanda, que dio cuenta de más de mil denuncias por pedofilia cometidas por sacerdotes entre 1950 y 1970, y otras en Estados Unidos.

Consultado por la postura de la Iglesia uruguaya, Cotugno respondió: “Si alguien no cumple con su responsabilidad, si no es apto para conducir una comunidad, si no es apto para ser pastor, que deje el lugar a otro, porque estamos para servir”. Y a continuación desconcentró la atención sobre la Iglesia, diciendo que “si es horrible que un sacerdote” abuse de niños, “no es menos horrible que un papá abuse de su hijo, como está pasando en la Argentina, que [un padre] la deja embarazada [a su hija] y la chica pide por favor poder abortar porque no aguanta que la criatura que tiene adentro venga de su padre”. Y agregó: “Ustedes saben que en las estadísticas, cuando se habla de sacerdotes pedófilos, se habla de un porcentaje en determinadas poblaciones (no sé si en Estados Unidos o en Holanda) de 0,04%, cuando los otros números son de un dígito coma...”, haciendo referencia a los casos de abuso intrafamiliar.

Pero aun así, de poco vale comparar cifras que, además, difícilmente representen una realidad solapada desde hace siglos.