Esencial

“Sin relación con la política, la mafia no es mafia, es una organización de delincuentes”, estableció Prestipino. “La mafia tiene la necesidad de relacionarse con la política y logra establecerlo porque, donde está, controla el territorio”, es decir, logra aprobación y consenso social. Para el fiscal los grupos mafiosos terminan ejerciendo una “mediación entre el poder y la gente”, llegando al punto de apoyar a algunos candidatos y a otros no, y esto, enfatizó, “no es nuevo”. Pese a que hay “obstinados” que en Italia todavía hablan de la mafia “como un elemento de emergencia”, Prestipino afirma que es un “elemento estructural del sistema”; la Camorra, la Cosa Nostra y la ‘Ndrangheta surgieron antes que el Estado italiano, en 1861.

Prestipino dictó ayer la conferencia “Entre las palabras del poder. Los códigos del lenguaje mafioso”, en el Paraninfo de la Universidad de la República, invitado por el Instituto Italiano de Cultura de Montevideo. Desde 1996 se ha dedicado a combatir el crimen organizado, primero en Palermo, uno de los principales distritos de la Cosa Nostra, y desde 2008 en Reggio Calabria, feudo de la ‘Ndrangheta.

La ‘Ndrangheta es considerada una de las organizaciones de tipo mafioso “más peligrosas del mundo”. Opera a través de 140 grupos coordinados entre sí, que tienen jefes elegidos año tras año y estrategias en común. Su enriquecimiento se dio en la década del 70 a través de secuestros y extorsión, que recién fueron frenados desde el Estado cuando las familias de la ‘Ndrangheta “ya acumulaban muchísimo dinero”, según el magistrado.

Es a partir de los años 80 cuando comienza a invertir su riqueza principalmente en el tráfico de cocaína, y crece libremente gracias al silencio absoluto que la rodeaba. “De la ‘Ndrangheta no se habló nunca, goza de un absoluto silencio que se rompe recién en estos últimos años, y no podemos decir que éste se ha roto completamente”, aclaró Prestipino, quien agregó que este grupo calabrés nunca tuvo la repercusión mediática mundial que tuvo, por ejemplo, la Cosa Nostra.

Este silencio le permitió desarrollarse en el exterior de Calabria, no sólo en el centro y norte de Italia, sino en Europa, Australia, Alemania y Canadá, “en lugares donde hay posibilidad de invertir, de adquirir actividades comerciales y empresariales”. Prestipino describió que su característica principal es que tiene “gran liquidez” y necesidad de volcar recursos en actividades legales. “Mientras haya dinero, no se ve la cara de la mafia, se ven dirigentes que tienen posibilidades, que utilizan bancos y logran adquirir actividades que están en crisis, actividades que tienen necesariamente que tener nuevos socios”. Ésta, dijo, es la tercera o cuarta generación de mafiosos, lo que hace “casi imposible reconocer el perfil criminal; son personas con caras limpias, profesionales diplomados. Éste es el punto crítico”, advirtió.

El fiscal alertó sobre los riesgos que esto puede tener en países que desconocen el funcionamiento de este tipo de estructuras delictivas. “Se comete un gran error de subvaloración; se cree que el dinero puede producir beneficios, puede favorecer el mercado, se cree erróneamente: ‘aprovechemos el beneficio económico de esta riqueza logrando tener lejos a la mafia’, y esto no es verdad. La experiencia de Europa demuestra lo contrario: donde llega el dinero de los mafiosos, llegan los problemas que contaminan el contexto social y económico. La ‘Ndrangueta puede expulsar del mercado a todos los competidores honestos”, aseguró, y relató un caso en Alemania: se había pedido la colaboración de la Justicia y desde allí respondían que no había problemas. Tras un atentado que produjo siete muertes decidieron colaborar.

Para el especialista es necesario encender una “señal de alarma”, y las autoridades deben poner “gran atención” en investigar el origen de los capitales que llegan a sus países. “La importancia de la ‘Ndrangheta en el exterior hace insuficientes las actuaciones donde está su corazón. Es necesario golpear también en el extranjero”, enfatizó Prestipino, quien consideró que la única forma de lograrlo es generando un “frente común mundial” a través del intercambio de información que vincule “a la tercera generación que se presenta como un profesional” con el “campesino que produjo el dinero sucio”.

Para esto debe existir colaboración entre las fuerzas policiales y las autoridades judiciales, dijo. “Esta colaboración existe, pero también hay instrumentos que la pueden hacer más veloz, más eficiente y menos burocrática”.