Medio rural

MEVIR fue creado en 1967. El objetivo inicial fue erradicar la vivienda insalubre de los asalariados rurales, para quienes conforma los núcleos habitacionales. Hace poco más de una década comenzó a incluir a pequeños productores familiares de bajos recursos (con ingresos mensuales inferiores a las 60 unidades reajustables), a quienes les facilita la construcción o refacción de viviendas y de edificaciones productivas e instalación de agua para consumo familiar y electricidad, en sus propios predios, sin necesidad de trasladarse a un núcleo. El principal ingreso de MEVIR procede del Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente; recibe también aportes de devolución del Impuesto al Valor Agregado, del impuesto a las transacciones rurales, del fondo de reconversión laboral y del pago de la cuota de los participantes. El organismo subsidia de 20% a 70% del costo total de la vivienda nucleada; el subsidio de unidades productivas es generalmente inferior. Cada casa cuesta entre 20.000 y 24.000 dólares y está previsto que se paguen en 20 años. Las cuotas van de 700 a 2.000 pesos por mes aproximadamente, lo que para muchos significa una cifra importante, porque en el molino cobran alrededor de 9.000 pesos nominales.

El poblado toma el nombre del predio de 300 hectáreas del Instituto Nacional de Colonización (INC), situado enfrente, ruta 3 de por medio. Bella Unión es la ciudad más cercana, ubicada 40 kilómetros al norte. El resto es campo y más campo, con ganadería extensiva y cada vez más hectáreas dedicadas a la plantación de arroz. Hay zonas sin producción y casas desperdigadas, muchas de ellas precarias si no abandonadas y semiderruidas. Un molino arrocero, situado dos kilómetros al norte de Colonia Palma, es lo que da trabajo a buena parte de los habitantes de la zona.

“Se trata de un centro poblado que cuenta con poco más de mil habitantes, en lo que vendría a ser un núcleo abierto. Esas personas viven en Colonia Palma, en 110 viviendas de MEVIR, en caseríos de campaña y en ranchos de lata”, sostenía el diputado Rodolfo Caram en agosto de 2006 al presentar la propuesta de conformación del pueblo, lo que fue aprobado por el Poder Ejecutivo un mes después.

Vecinos conocidos

Entre las 41 viviendas inauguradas estaba la 24.000, lo que motivó que se organizara una ceremonia a la que concurrieron autoridades nacionales y departamentales.

Llegamos al predio minutos antes de las 8.00 y ya estaba el fuego prendido. Tres o cuatro hombres descargaban de una camioneta los trescientos kilos de asado y tras hacer un rápido pasaje por una mesa, las mantas de carne iban a parar a las parrillas. Bebidas, ensaladas, la torta gigante y los adornos, entre otros gastos, habían sido costeados por los futuros habitantes de las casas, a través de beneficios que incluyeron hasta una carrera de caballos; la carne había sido donada por estancias de la zona. Entre los comensales estaban invitados los habitantes de las 150 casas de MEVIR. En el salón comunal un cartel deseaba “Felicidades al tercer plan”.

La gran mayoría de los que recibieron las llaves vivían hasta entonces con familiares, apretados en viviendas pertenecientes al primero o segundo plan. Por ejemplo, Elena y Mauricio vivían con sus tres niños en un galponcito edificado al fondo de la casa de la madre de ella, en una casa del segundo plan de MEVIR.

Una de las oradoras de la ceremonia fue Ana, de 27 años y madre de tres hijos, quien emocionada leyó: “Tenía solamente diez años cuando en un acto similar a éste fui designada por la comisión de vecinos para agradecer a MEVIR la entrega de viviendas del Plan 1, donde mis padres eran beneficiarios. Hoy la vida me entrega esta oportunidad, los actores de hoy quisieron que les dirigiera el agradecimiento al recibir las viviendas del Plan 3 y mi hija mayor tiene nueve años. Los actores muchos somos hijos de aquéllos. Hemos aprendido la lección del hornero, construimos nuestro nido cantando”.

La colonia y el pueblo

Además del núcleo de 41 viviendas, la intervención en la zona incluyó la construcción de 12 unidades productivas, ocho de las cuales se inauguraron el sábado, mientras que las otras cuatro están en proceso de edificación.

Previo a la ceremonia se recorrió Colonia Palma, donde se edificaron las ocho unidades productivas: un galpón y siete viviendas, una de las cuales incluyó una perforación y colocación de una bomba para la extracción de agua para consumo familiar.

Rosario Bisio, asistente social de MEVIR en la zona, explicó en la recorrida por el predio del INC que el sitio fue creado como colonia de subsistencia para los troperos del lugar, disponiendo de 28 parcelas.

Las edificaciones eran sumamente precarias, de modo que la intervención del organismo significó un importante avance. Por ejemplo, para Helena, una mujer que en portugués explicó a la diaria que su casa “se llovía mucho adentro” y que las paredes estaban agrietadas por fuera y por dentro; su familia estaba compuesta por cuatro personas, vivían del ingreso de su marido en la arrocera y lo complementaban con una pequeña quinta y una vaca lechera. Al igual que ellos, la gran mayoría de los colonos tiene un ingreso extrapredial y las actividades que realizan en su parcela -cría de gallinas, de cabras, vacas lecheras y mantenimiento de quinta- significan sólo un complemento.

Para construir las unidades productivas MEVIR pone como condición ser titular del terreno, por eso no pudieron construirse en el lugar las casas de quienes no tenían título. Ése fue el caso de 12 familias que pasarán a vivir en el núcleo de 41 viviendas. Una de ella es la de Braulio y Alicia, que desde hacía cuatro años habitaban con sus ocho hijos una casa construida con nailon, sostenida por maderas atravesadas. Otro es el caso de los propietarios de la vivienda 24.000, Luis y Patricia, que con sus dos niños ocupaban en el predio un ranchito de ladrillo que tenía agua pero no luz eléctrica, por lo que se alumbraban con vela y farol, utilizando la heladera de un vecino para conservar algunos alimentos.

Ayuda mutua

Los planes de MEVIR exigen como contrapartida el trabajo de los futuros propietarios. En el caso de las viviendas nucleadas, tienen que cumplir con 96 horas de trabajo al mes (48 horas cada integrante de la pareja) colaborando con el trabajo del oficial de MEVIR. Los núcleos llevan un período de construcción de 15 a 18 meses. Los tiempos de construcción de las unidades productivas son inferiores, rondan los 45 días, porque exigen mayor carga horaria del núcleo familiar (ocho horas por día) acompañados por dos oficiales.

En los núcleos, los participantes van edificando sin saber cuál será su casa. En el caso de las inauguradas el sábado, la lista de postulantes se conformó en abril de 2009 y recién en diciembre de 2010, cuando faltaban algunos retoques, se sorteó la ubicación que le tocaría a cada uno.

En las unidades productivas suele trabajarse de manera aislada, pero las autoridades destacaron la innovación que se dio en Colonia Palma, pues siete de las ocho familias se inclinaron por trabajar en un sistema de ayuda mutua mientras que una sola optó por no sumarse. Carlos López Cantos, que junto con su esposa es titular de una fracción en Colonia Palma y edificó su vivienda, explicó durante la visita a su predio que la forma de construcción “permitió que nos acercáramos más, éramos vecinos pero no sabíamos la problemática de cada uno. Esto permite que a futuro se puedan desarrollar otros proyectos porque ya tenemos una base de conocimiento de uno con los otros, eso a veces nos falta en las zonas rurales”. López, docente en la escuela técnica hortifrutícola de Salto, destacó otra enseñanza: “Uno aprende haciendo. El 90% de nosotros no tenía idea de construcción y salimos aprendiendo. Hoy sabemos levantar paredes y hacer varias cosas que antes no sabíamos”. La inclusión de las mujeres es otra de las fortalezas del programa. Ellas tienen asignada la misma carga horaria aunque, si lo desean, pueden trabajar un poquito menos, puesto que el hombre puede hacer más horas para que la mujer trabaje menos, pero no a la inversa.

El sistema de edificación de MEVIR fue uno de los puntos resaltados por la ministra de Vivienda, Graciela Muslera, quien dijo en la ceremonia que es prioritario para el equipo de gobierno “cambiar la situación de los más jodidos”, y anunció que trabajarán en dos áreas: la rural y la de asentamientos irregulares urbanos. La jerarca puntualizó que en lo rural se cuenta con la experiencia acumulada de MEVIR, que significa un ejemplo porque “no sólo piensa en la vivienda sino que piensa en mejores condiciones de trabajo, y ese ejemplo estamos tratando de llevarlo e integrarlo en los programas urbanos”. Precisó que de las 44.000 soluciones habitacionales programadas para 2011, más de 15% estarán a cargo de MEVIR.

Dicho organismo apuesta a construir 6.000 antes del 1º de marzo de 2015, incluyendo intervenciones prediales, lo que significa “apretar el acelerador”, puesto que desde marzo de 2005 a la fecha se han inaugurado 4.000.

En diálogo con la diaria Ariel Díaz, secretario de MEVIR, indicó que las limitantes del organismo no pasan por la escasez de tierras sino por el enlentecimiento del ordenamiento territorial que deberían hacer las intendencias. Dijo que éstas “tienen que avanzar en cumplir con la Ley de Ordenamiento Territorial porque MEVIR tiene terrenos y potencial para construir pero tiene una limitante en cuanto a que sean potencialmente urbanizables”, lo que tiene que ser definido por los gobiernos departamentales.