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Hoy comienza la venta de entradas a los no socios para el partido del miércoles entre Nacional y América por Copa Libertadores. Se pueden adquirir hasta mañana en los locales de Abitab y en las boleterías de la Tribuna Olímpica del Centenario de 10.00 a 18.00. El día del partido se venderán en Abitab hasta las 17.00 y en el Centenario desde las 10.00. Los precios en Amsterdam y Colombes son de 130 pesos; para socios, 80. En Olímpica, 250 y 160 pesos. En Tribuna y Platea América, 300 y 200.

Nacional ha perdido dos partidos en este Clausura y ambas situaciones, contra Fénix y el sábado ante River Plate, han acontecido en la previa a sus enfrentamientos con el América de México, su duro rival en el grupo 3 de la Copa Libertadores. Es de esperar que contra los mexicanos no se repita la historia completa, es decir, que no pierda el partido final mañana a las 21.50 en el Centenario. Eso equivaldría a quedar fuera del torneo. Si empata, se repetiría la historia salvo que se produjera una combinación de resultados que incluye, como hecho fundamental, que Fluminense le gane a Argentinos -que juegan a la misma hora en Argentina- pero sólo por un gol de diferencia. Sólo le servirá ganar. Si lo hace, ya estará en octavos de final.

Pero volvamos al sábado. River jugó un gran partido y Nacional vivió momentos esperanzadores cuando dos veces, ya en el segundo tiempo, llegó a situaciones de empate. Sin embargo, en ambas ocasiones no dio la talla y no tuvo capacidad futbolística -y allí está todo, lo técnico, lo táctico, lo mental- para volcar el partido a su favor como lo creyeron algunos de sus hinchas.

Luego del gol de Carlão que igualó el partido a los tres minutos del segundo tiempo, en el primer contacto importante que tuvo con la pelota luego de entrar como puntero izquierdo en extraña sustitución de Peralta, fue River el que golpeó cerca. Tres minutos después, Jonathan Ramírez, un picador muy insistente, falló cuando una de las grandes jugadas de Jorge Zambrana lo dejó en posición de gol. Y River siguió sumando chances de gol hasta que, un cuarto de hora después del 1-1, el mismo Ramírez (20 años, tacuaremboense, bien conocido por su nuevo DT) fue fauleado en el área. El Cacique Medina quiso y pudo no festejar tal como había acontecido en el primer gol, también de su autoría. Y tiró el penal muy bien para el 2-1.

El partido ya estaba picante. Antes de pasar diez minutos volvieron a estar igualados por un penal provocado por una combinación Pereyra-Viudez con buena ejecución del argentino Marcelo Gallardo, quien tendría, a la hora del balance, una actuación insuficiente, no tanto por lo que hizo sino por lo poco que hizo.

Y ahí otra vez se oyó el “ahora lo pasa por arriba” aunque lo que se estaba viendo no amparaba esa presunción. Dos minutos después, Burián le tapó a Ramírez un tremendo mano a mano y enseguida la defensa tricolor fue burlada por una gran jugada ya con River a todo dar: arrancó Zambrana, levantó pared con un José María Franco en plenitud y surgió el pase de primera de Zambranita para que Ramírez, finalmente, la metiera adentro. Un golazo.

Los últimos minutos del partido fueron con River defendiendo en ataque, la mayor parte del tiempo bien cerca del arco tricolor hasta que, ya en los descuentos, un contragolpe Franco-Correa terminó con un gol de gran calidad del ya veterano Petete (37).

Hay que decirlo: dio la impresión de que River tenía una conjunción DT-jugadores de meses, pero no se habían cumplido 15 días de ella. Fue el segundo partido dirigido por Guillermo Almada. River tuvo pocas fallas, mucha decisión, buena capacidad y concentración defensiva, largó al ataque a jugadores rápidos de difícil control como Janderson Pereira, Jorge Zambrana y Jonathan Ramírez, comandados por un Alexander Medina con deseos de marcar a fuego que alguien se había equivocado con él y sus posibilidades, cuando hace bien poco no lo quisieron en Nacional. Y el Cacique metió flechazos como para mantener vigente “la ley del ex”, la que parece determinar que un equipo se debe cuidar mucho más de quien, en algún momento, estuvo “del mismo lado del mostrador”.

Nacional dejó tres puntos que, a nadie escapa, podrían ser decisivos en su posicionamiento en el futuro cercano, en la propia definición del Torneo Clausura y el Campeonato Uruguayo aunque los resultados futuros, todavía a cinco fechas del final, pueden ofrecer vaivenes diversos (no hay que olvidar, por ejemplo, que el rival atrasado que le resta a Peñarol es este mismo crecido River). Llama la atención que su juego -con tantas buenas cartas- todavía no se haya consolidado. O capaz que esa inconstancia en resultados es consecuencia directa de una estructura que no apuesta, ciertamente, al balance y el equilibrio.