El Instituto de Psicología de la Salud de Facultad de Psicología de la Universidad de la República y el área de Políticas de Género de la Intendencia de Maldonado desarrollaron en 2009 la investigación “Significados en adolescentes y jóvenes”. Trabajaron en grupos de discusión con 107 fernandinos que tenían entre 15 y 17 años: alumnos de liceos públicos, privados y otros que no asistían a educación formal.

Los resultados fueron presentados en las Segundas Jornadas Nacionales “Estudios de masculinidades y perspectiva de género”, el miércoles 7 en Montevideo (ver http://ladiaria.com.uy/articulo/2012/11/doble-problema/) y continuarán este sábado en Maldonado.

David Amorín, docente del Instituto de Psicología de la Salud y coordinador del estudio, explicó a este medio que no había hasta el momento investigaciones similares y agregó que los datos obtenidos son resultados consistentes.

Machismo

“Encontramos representaciones sobre lo masculino y lo femenino, y representaciones sobre las relaciones de varones-mujeres bastante teñidas de machismo, de componentes patriarcales, estereotipos clásicos y tradicionales de género”, indicó. “La adolescencia ha cambiado mucho en aspectos comportamentales pero poco en ideología de género, lo cual es duro, pero es una constatación que se ve en muchas investigaciones en el mundo y ésta también lo muestra”, lamentó.

Tanto mujeres como varones reproducen la visión de la mujer como inferior, dijo Amorín en la presentación. Rescató que aparecen en el discurso algunos “aspectos positivos”: “Se dice que la mujer tiene mayor capacidad para pensar, que es más reflexiva, que tiene menor impulsividad, que puede manejar más adaptativamente tensiones y conflictos, y que es más tolerante y paciente”, pero advirtió que este último aspecto “puede ser un arma de doble filo, porque puede querer decir que la mujer tiene que aguantar cualquier cosa”.

Según el psicólogo, los adolescentes con los que trabajaron no asocian el hecho de que el varón sea más violento que la mujer “con una cuestión de construcción, de crianza y de educación de género” y “a veces se deslizan hacia planteos más esencialistas, como que el varón es más violento ‘de nacimiento’”. Asimismo, indicó que más allá de reflexiones críticas, tanto varones como mujeres no dejan de caer en reduccionismos de revictimización: dicen “si les pegan a las mujeres es porque les gusta o se lo buscaron”.

La investigación detectó que “gran cantidad de adolescentes no escucharon hablar de violencia basada en el género”, que “les eran muy familiares los términos de violencia doméstica y contra las mujeres” pero no alcanzaban a conceptualizar el tema de fondo ni a percibir “el problema de la violencia simbólica e invisible”.

Por otra parte, el psicólogo señaló que “aparecen muchas veces fenómenos que son violentos como si fueran sinónimos de amor: ‘Me cela, me persigue, no me deja salir porque me ama’. No sólo no se visualiza el fenómeno como violento, sino que se le da un sentido positivo”.

Viendo televisión

Amorín dijo que la televisión es la mayor fuente de información de los adolescentes sobre temas de violencia de género, y puntualizó que eso “es muy peligroso”. En la presentación comentó que el problema es la formulación del tema que hace ese medio, que a su entender lo aborda “con una visión maniquea, puntual y miope”. En diálogo con la diaria amplió que más allá de alguna campaña de sensibilización, generalmente el tema es abordado en los informativos y “lo que el noticiero difunde
de la violencia de género es el feminicidio, cuando un hombre mata a su pareja o a una ex pareja, y no mucho más; después pasan al horóscopo, no te dejan margen de pensar un poquito en lo que pasó”.

Esta cuestión se potencia con otra: “Los adolescentes no sienten que el tema de la violencia basada en el género sea abordado significativamente en ámbitos familiares ni en las instituciones de enseñanza”, sostuvo Amorín. Agregó que, de existir esos ámbitos “podrían analizar más críticamente la información que reciben”.

En todos los grupos se halló “una avidez de espacios donde pensar estos temas”. “Aparece una gran necesidad de hablar de esto. Se constató una potencialidad crítica, analítica y reflexiva intensa tanto en liceos privados como públicos, y en adolescentes que no concurren a un centro de estudio”.

Desde 2011 el equipo de investigación trabaja, también en Maldonado, en la segunda fase del proyecto: con grupos de mujeres y varones, en la conceptualización, visibilización y prevención de la violencia de género.

A modo de recomendaciones, el equipo sugiere “implementar programas en los ámbitos educativos formales e informales donde brindar información científica a jóvenes y adultos. Muchos no saben que están ejerciendo violencia, y muchas mujeres no perciben que están siendo víctimas de violencia”.

Aconsejan que haya más espacios de discusión donde los adolescentes tengan la palabra y reflexionen a partir de sus vivencias; Amorín comentó que muchas veces al finalizar los talleres se acercaron chicas que plantearon situaciones de violencia que vivían ellas o mujeres cercanas.

Los adolescentes estudiados definieron el mundo adulto como igual o más violento que el adolescente, dijo el psicólogo. Ligado a eso, aportó que “anticipan un futuro en el que la violencia en general y la violencia de género en particular no van a disminuir e incluso pueden incrementarse”. Por eso el equipo insiste en incrementar la discusión y sensibilización en los liceos y trabajar con “modelos adultos constructivos”.