En Reino Unido, 19 niñas de 13 años recibieron un implante anticonceptivo en su centro de estudio, sin que sus familiares fueran informados. En total son 900 las adolescentes de 13 a 16 años que recibieron en los últimos dos años métodos anticonceptivos en sus instituciones educativas y 7.400 en centros de salud de la seguridad social. El diario británico The Telegraph, que publicó un informe sobre esa política, indicó que los métodos aplicados a las adolescentes son jarabes, inyecciones o implantes insertados en el brazo durante los recreos, que liberan hormonas en el cuerpo. El diario no pudo establecer en cuántos casos el tratamiento se aplicó sin autorización de los padres.

Esto ocurre en seis zonas del país en las que en 2009 se puso en marcha un programa que logró bajar la tasa de embarazos adolescentes que preocupaba a las autoridades. En la ciudad de Bristol, donde esa tasa era la más alta del país, el plan permitió volver a los indicadores que se registraban en 1969.

Desde ese año, la ley británica autoriza a todos los ciudadanos con uso de razón a recibir anticonceptivos si demuestran tener la suficiente madurez. Ese criterio, que se aplica a partir de los 13 años, surgió de una sentencia emitida por la Cámara de los Lores, que era la máxima autoridad judicial en 1985. Falló en contra de una mujer que reclamaba decidir si su hija debía o no tomar anticonceptivos.

Las autoridades de la salud recomiendan a los profesionales del área intentar convencer a sus pacientes menores de edad de que informen a sus padres o le permitan a ellos hacerlo. Pero, si “no puede ser convencido se tiene que seguir dando consejo y/o tratamiento, si el profesional de la sanidad cree que es muy probable que el niño vaya a empezar o a seguir teniendo relaciones sexuales con o sin consejo o tratamiento”.