El cambio estructural se da sobre cuatro dimensiones: una estructura productiva más diversificada, mayor encadenamiento entre sectores productivos, desarrollo de actividades intensivas en conocimiento e inserción en mercados internacionales de rápido crecimiento. “Cerraremos 2012 con un crecimiento de la inversión de 20 puntos porcentuales”, adelantó el ministro haciendo referencia a la importancia de la inversión en este cambio, que calificó de “paradigmático”. Las proyecciones del MEF dicen que en el período 2013-2015 la economía continuará creciendo, sobre todo en sectores “nuevos” de la actividad, como la exploración en busca de petróleo y la minería, sectores que “acumulan nuevas capacidades”. Otra manifestación del cambio se da en la Inversión Extranjera Directa, que en los últimos siete años se ha ubicado en promedio en 5,9%, cifra mayor a la promedio del período 1980-2004, que fue 0,8%, y que se orientó, contrariamente a la tendencia histórica, principalmente a sectores abiertos a la competencia internacional.

Otra de las consecuencias del cambio estructural fue la búsqueda de aumentos de productividad por medio del mayor dinamismo exportador. El ministro demostró que hoy en día la composición de las exportaciones es “muy distinta” a la de los años 90, “prácticamente opuesta”, graficó.

Parte del club

Estas transformaciones afectaron de manera diversa a los distintos “bloques” productivos. De manera general, Lorenzo afirmó que, en promedio, “el crecimiento se vincula cada vez más a actividades intensivas en conocimiento”, donde destaca el “enorme” esfuerzo empresarial en inversiones en maquinaria y equipo. También el complejo forestal está generando una nueva cadena de valor, con mayor valor agregado y “fuerte” dinamismo exportador.

Nos estamos encaminando a la explotación del mineral de hierro, otra consecuencia del cambio estructural. “Las pasturas, bosques o cultivos que el país tiene actualmente se valúan en 4.000 millones de dólares por año. En el subsuelo, con las reservas ya probadas, hay el equivalente a 1.500 millones de dólares; y con las reservas que potencialmente están, sumarían los 2.500 millones anuales”. A este ritmo, Uruguay “ya pasa a formar parte del ‘club de países mineros’, sólo con el mineral de hierro”.

A esta diversificación se le suma un proyecto de ley que a juicio de Lorenzo “genera conciencia”, y procura que 70% de la renta minera se ahorre en forma de un “Fondo Soberano Intergeneracional de Inversión” y lo restante se destine a apoyar procesos vinculados al cambio estructural: 65% al financiamiento de proyectos productivos, de infraestructura y ambientales, 30% al “Fondo de Desarrollo del Interior” y el 5% restante destinarlo al fortalecimiento de capacidades técnicas.

¿Sacás la foto?

“Es un buen momento para sacar una fotografía y ver dónde estamos parados”, dijo Masoller, quien disertó sobre las políticas públicas que buscan “apalancar” este desarrollo. Señaló a las zonas francas como un “régimen que se ha consolidado como instrumento de promoción de inversiones de gran porte”, explotando los servicios no tradicionales y las actividades logísticas vinculadas a la exportación. Otro instrumento destacado por Masoller fue el régimen general de promoción de inversiones de los años 2007 y 2008, actualizado en 2012, que “premia con mayores exoneraciones de acuerdo a indicadores que apuntan al cambio estructural, como cantidad de empleos, más remuneración, más exportaciones, descentralización, producción limpia, investigación y desarrollo”. Esto lo complementan regímenes específicos para sectores con alta tecnología, nivel de encadenamiento elevado y buena inserción internacional. “Se identificó un conjunto de sectores y se diseñó un estímulo específico”, señaló a las políticas destinadas a la generación de energía renovable, a la industria electrónica, a la fabricación de equipos y maquinarias agrícolas, a la biotecnología, entre otros. También se ejecutan políticas públicas que apoyan a los sectores que no son de punta y tienen problemas, sectores que “no se los puede dejar tirados y se busca que se ajusten”, como el textil y las curtiembres.

Lorenzo recalcó que “el cambio en la estructura productiva no asegura por sí solo la equidad. Se requieren políticas públicas redistributivas y un rol activo del Estado”. Así, a las medidas enumeradas por Masoller agregó otras de tipo transversal, que apuntan a “apoyar la reconversión productiva y evitar el deterioro del capital físico y humano”. El desafío está planteado en “vincular las retribuciones a la productividad”, ya que el equipo cree que es “la única forma de que el cambio estructural tenga continuidad”. “No les pedimos que nos acompañen en este sentido, simplemente que entiendan que el Gasto Público Social, si se hace, debe ser progresivo”, dijo mirando a los presentes.

Los soldados de Mujica

Cuando llegó el momento de las preguntas, varias fueron las dirigidas al combate de la inflación, a lo que Bergara señaló una diferencia sustancial en el enfoque, diseño e implementación de la política económica: “Se puede ir corriendo atrás de los problemas, como un bombero -lo que ocurre en momentos de inestabilidad e incertidumbre- o se puede tener una visión de largo plazo, una estrategia de evaluación de metas y objetivos, enfocando la gestión en generar un mapa de oportunidades y riesgos”. Esta segunda es la que “obliga a tener una perspectiva más madura de planificación” y la que, según el presidente del BCU, se sigue.

“Si algo hemos ganado en estos años es en aceptar la complejidad de los fenómenos y su circunstancia”, agregó Lorenzo. Bergara respondió que “vamos a seguir concibiendo el rango meta como una orientación”, pero coincidió con el ministro en que a veces las presiones inflacionarias son externas al manejo del gobierno, “como cuando aumentan los precios internacionales”, y sentenció dirigiéndose a los presentes: “Ustedes son muy rápidos para trasladar estos aumentos de precios a los precios domésticos, sin embargo son algo más lerdos cuando la situación es al revés”. “La realidad es que las presiones inflacionarias actuales tienen fundamento en el ámbito económico global, donde hay elevación de precios internacionales y recesión en el crecimiento”. Sin embargo, confirmó que la inflación está “ubicada en el centro del mapa de riesgos de la economía”, hizo referencia a Mujica, quien declaró la guerra a la inflación, y agregó que “todos somos soldados”.

¿Quién está ahí?

Sobre los conflictos en las negociaciones salariales, los empresarios preguntaron al presidente del BCU si el gobierno no había reaccionado tarde, a lo que Bergara se preguntó si, efectivamente, los empresarios están en las negociaciones colectivas. “Ésta es mi octava comparecencia ante este diálogo anual, y creo que no hay sorpresas en el enfoque de las decisiones de política económica. Ya saben lo que les vamos a responder, lo hemos venido haciendo de manera consistente todos estos años. Por convicción, y porque también es el mandato del BCU, nos manejamos con un enfoque equilibrado de objetivos, sin fundamentalismos”. Rechazó las “relaciones de manual” que identifican ciertas “recetas” como “absolutas”.

Lorenzo, por su parte, afirmó que “tenemos mucho que mejorar, pero lo importante es el activo que construimos entre todos, y entre todos es necesario preservar”.