Los cuestionamientos que surgieron desde el Partido Colorado (PC) contra la gestión de la presidenta de Antel, Carolina Cosse, y en particular contra el gasto que realizó la empresa en la organización de un recital de Los Olimareños en enero, repercutieron en el oficialismo.

El director nacional de Cultura, Hugo Achugar, cuestionó el argumento del diputado Fitzgerald Cantero (Vamos Uruguay, VU), quien dijo ayer: “[Antel] "no tiene que promover ninguna cultura, tiene que hacer mejorar sus economías para volcar a rentas generales la mayor cantidad de millones de dólares". Para Achugar, la clase política "no ha entendido que la cultura es algo trasversal a toda la sociedad" y decir que las empresas públicas no deben promover la cultura "es un disparate". El jerarca consideró que afirmar eso es "ignorar la Ley de Fondos de Incentivo Cultural, que promueve que no sólo empresas privadas sino empresas del Estado descuenten aportes fiscales inviertiendo en los fondos". Las inversiones en películas, espectáculos públicos o en el Plan Ceibal "las tienen que hacer Antel y todos los entes, porque no se trata de malgastar el dinero; este país se salva con una revolución de la cultura, con una transformación de la cabeza de todos", defendió.

Este año la Dirección Nacional de Cultura comenzará a elaborar un plan nacional de cultura para presentar a fin de año un proyecto de ley. El objetivo, según explicó Achugar, es racionalizar el sistema cultural y crear un sistema "orgánico e integrado con todos los ministerios, el sector privado y entes autónomos".

Achugar enfatizó en la importancia productiva de la industria cultural, que supera al valor generado en la industria textil y se encuentra unos puntos debajo de la producción cárnica. "Otros sectores de la producción llamada 'fundamental' reciben subsidios de todas partes", reivindicó el director, quien lamentó que la cultura y su industria es un tema ausente "en la agenda de los políticos".

Otros intereses

Desde otro punto de vista, el diputado Julio Battistoni, del MPP, al igual que Cosse, también criticó los cuestionamientos de Cantero y del senador Pedro Bordaberry (VU, PC), quien llegó a pedir la renuncia de la presidenta del directorio de Antel. Para el legislador, quien integra la comisión de Industria, el monto total por el espectáculo de Los Olimareños “no fue ninguna exageración” e incluso dijo que en anteriores períodos “se pagaba más”.

“En definitiva, el tema no es una cuestión de mero control, lo que está en juego es el futuro de las telecomunicaciones en Uruguay”, aseguró el diputado, quien considera que el litigio entre la telefónica Claro y Antel por el uso de la fibra óptica para brindar servicios de internet es el fondo del asunto. “Cualquier cosa les sirve, desde el inicio de la administración de Cosse ya le estaban pidiendo la renuncia”, opinó Battistoni. “Está jugando una empresa de semejante envergadura, que tiene varias veces el PIB uruguayo en su patrimonio”, remarcó Battistoni. Aunque a Claro “le debe importar poco el mercado uruguayo”, la postura sirve “para atacar otros intentos de retomar el control de las telecomunicaciones en América Latina”, opinó, y puso como ejemplo a Argentina. Battistoni defendió el monopolio de Antel en las telecomunicaciones, incluido el servicio de internet. A su entender, las empresas privadas buscan atender a los clientes de mayor poder adquisitivo, a las localidades con mayor densidad de población, “y después las empresas públicas deben atender a los de menor capacidad, en los lugares donde es menos negocio”. “Bordaberry es un portavoz de esa corporación”, aseguró.