Las primeras experiencias nacionales legitimadas como cooperativas y originadas en el principio de mutualidad se ubican a comienzos del siglo XX en el ámbito rural. Es el caso de las “Cajas de Crédito Rural”, en 1912, y de las “Sociedades de Fomento Rural”, en 1918. A partir de 1946 y por la ley 10.761 el Poder Ejecutivo ampara mediante reglamentaciones no específicas sobre cooperativismo a las distintas modalidades existentes. Sin embargo, el camino recorrido hacia una Ley General de Cooperativas fue particularmente prolongado y evidenció un marcado retraso respecto de la mayoría de los países del continente. Mientras que República Dominicana alcanzó la Ley General de Cooperativas en 1964, Ecuador en 1966, Brasil en 1971 y Argentina en 1973, Uruguay discutió sin éxito tres anteproyectos en 1974, 1985 y 1992. La Ley General de Cooperativas de Uruguay se sancionó en 2008 y garantizó la creación en diciembre de 2009 del Inacoop.

En el ámbito internacional, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) legitimó en 1966 “el papel de las cooperativas en el progreso económico y social en los países en vías de desarrollo” mediante la Recomendación 127. En 2001, la desaparecida Organización de las Cooperativas de América impulsó un proyecto de Ley Marco para las Cooperativas de América Latina que fue afianzado por la Alianza Cooperativa Internacional. Aunque posiblemente el avance más significativo del contexto mundial en cuanto al reconocimiento y la consolidación del movimiento co- operativo fue en 2002, cuando la OIT aprobó la Recomendación 193 “Promoción de las cooperativas”, para la apropiación del documento por todos los países miembro debieron transcurrir otros tantos años (ver la diaria del 08/12/11). Finalmente, la ONU declaró 2012 Año Internacional del Cooperativismo. Aunque no finalmente, ya que el proceso recién comienza.

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Tras declarar el Año Internacional del Cooperativismo, la ONU exhortó a los Estados miembros a crear comités con el objetivo de coordinar actividades dentro y fuera del movimiento cooperativo a modo de conmemoración. En ese sentido, ayer, en conferencia de prensa, el ministro de Trabajo y Seguridad Social, Eduardo Brenta, y Sarachu inauguraron la celebración del Comité Nacional uruguayo, que se integra con un representante del Inacoop, uno de cada ministerio, uno de la OPP, dos miembros del Consejo Consultivo del Cooperativismo y otros dos de la Confederación Uruguaya de Entidades Cooperativas. “Hemos recorrido un camino muy intenso los últimos años. Comenzaron a funcionar herramientas que aspiramos a que se conviertan en palanca para la promoción del desarrollo del sector, al cual el gobierno nacional le otorga importancia fundamental. No sólo por el aporte que puede hacer al desarrollo y crecimiento económico del país, sino fundamentalmente por su propia esencia, que contribuye a la mejora de la distribución de la riqueza en el Uruguay, y a la generación de más y mejor empleo”, concluyó Brenta.

Con relación al acceso al crédito de las cooperativas, cabe mencionar que el Fondes, aprobado por el Parlamento el año pasado, comenzará a funcionar en las próximas semanas tras la culminación de su reglamentación, aseguró Brenta. El Fondes estará conformado por un porcentaje de las utilidades del Banco de la República y será destinado a la financiación de emprendimientos productivos, muchos de ellos cooperativos. Asimismo, el ministro anunció que tras el reciente viaje de una delegación del Inacoop a México por la creación del Fides Ecosol (fondo con capitales provenientes de grupos canadienses, mexicanos y europeos capitalizado con 100 millones de dólares), la entidad local está tomando la decisión “en estos días” de incorporarse “modestamente” a ese mecanismo. El Fides no es un fondo de préstamos para cooperativas sino de inversión, pero que las asocia, “y eso soluciona en parte las capacidades transitorias que habría que ir creando para la implementación”, señaló Sarachu, quien evaluó significativamente estos avances por “no resultar siempre bien entendida la fórmula cooperativa por quienes tienen que otorgar un crédito”.

Letras y números

En diálogo con la diaria, el presidente del Inacoop indicó que la comisión, además de ser un espacio de conmemoración y reconocimiento del sector, servirá como catalizador de carencias e inquietudes que presenta el movimiento cooperativista. Por ejemplo, la posibilidad de modificar algunos aspectos formales de la ley actual. Asimismo, Sarachu reconoció que una de las dificultades más visibles del cooperativismo radica en el hallazgo de herramientas confiables para medir su impacto productivo en la economía. “Queremos que cada vez más se pueda ir expresando en números. Hay indicadores pero no son precisos. Tenemos que desarrollar una metodología”, explicó. A propósito, recordó las denominadas Cuentas Satélites de la Economía Social, recientemente adoptadas por la Unión Europea, que fueron diseñadas por el Centro de Investigaciones de la Universidad de Valencia para las cooperativas con el objetivo de replicar sus aportes en las cuentas nacionales. Sarachu contó que para este año el Inacoop esperaba la colaboración de la Cooperación Española a través de la visita de uno de los economistas de la Universidad de Valencia encargado de la confección de las mencionadas cuentas satélites para trabajar a través de la Universidad de la República y “hacer algún planteo al Instituto Nacional de Estadística”. Pero, según el directivo, el golpe de la crisis europea, y particularmente de su capítulo español, congeló el arribo a Uruguay. “Todavía tenemos confianza en que se pueda concretar”, expresó, no obstante. Este medio también conversó con Etchevers, representante de la OPP en la Comisión del Año Internacional del Cooperativismo, acerca de los datos arrojados por el censo cooperativo del año pasado.

Son 1.146 las cooperativas en todo el país, y se agrupan en más de 30 rubros de actividad productiva, siendo el sector lechero el más presente. Le sigue en frecuencia el rubro comercio, luego el agropecuario y después la actividad de ahorro y crédito. Las cooperativas enmarcadas en el sector servicios, las llamadas cooperativas sociales, son 42 de acuerdo al censo, sobre las que añade Etchevers: “Son las que tienen poco valor agregado”. Se estima que el sector cooperativo representa 2% del Producto Interno Bruto o 3% desde la perspectiva estrictamente productiva. Tras ser consultado sobre el futuro del cooperativismo en la economía nacional en consideración del actual contexto de crisis de modelos macroeconómicos y hegemónicos, el economista respondió: “Francamente, es difícil. Pero tiene un gran desafío innovador, porque no sólo presenta otra forma de gestionar una empresa en la cual los trabajadores y todos los vinculados se sienten más comprometidos con el destino de la empresa en el sector cooperativo, sino que además su filosofía incorpora una nueva manera de insertarse en la sociedad en la cual la solidaridad, sentirse parte de algo, es esencial. Pero es un desafío, porque las empresas más instaladas y exitosas del Uruguay no sólo no se gestionan cooperativamente sino que no comparten esta filosofía”.