Cruzar la calle representa peligros, sin embargo, a ningún padre o madre se le ocurriría prohibirles a sus hijos que lo hagan porque es necesario para ir a la escuela, para conocer el barrio, para sociabilizar. En todo caso, se lo acompaña y se le enseña cómo hacerlo. Lo mismo sucede con el acceso a internet. El ejemplo forma parte del artículo de Da Rosa “Para una navegación más segura y responsable. El uso de internet en familia y el acompañamiento del niño son la clave”.

Ceibalitos críticos

Las redes wifi instaladas en las escuelas y en las plazas públicas por Ceibal están protegidas con DNS (sistema de nombres de dominio, por sus siglas en inglés) que mediante complejos algoritmos bloquea el acceso a sitios con contenido sexual violento y otros inapropiados. Si las ceibalitas se conectan a internet en redes privadas, no existen dispositivos de bloqueo. Da Rosa entiende que los filtros son “paliativos” y que lo fundamental es la educación para los medios.

“El medio audiovisual, no sólo internet, tiene muchísimo más impacto que la literatura. Los niños tienen que estar preparados para la manipulación que puede surgir porque con eso estás creando ciudadanos mejores. El tema de la violencia en los noticieros no se soluciona prohibiendo contenidos sino educando a los jóvenes sobre por qué hay que rechazar la violencia otorgándole los elementos para desestructurarla. Una vez que lo entiende y lo desarma lo deja de ver”, reflexiona.

El presidente del Plan Ceibal, Miguel Brechner, explicó a la diaria que cuando se hace entrega de las XO, en otra instancia se da a los padres volantes y documentos que los ayuden a tomar en cuenta cómo acompañar a sus hijos en la navegación. “Hay páginas negras y páginas blancas, por llamarlo de alguna manera. Nosotros podríamos haber tomado la decisión de que se acceda a unas sí y a otras no, pero más allá de que eso requeriría un trabajo constante porque todo el tiempo se suben nuevos sitios, nuestra decisión conceptual fue muy clara: se puede acceder a todo, con excepción de los contenidos inapropiados”, manifestó.

El socio fundador de la aplicación Kid Box Martín Larre aclara que lo que ofrece no es un filtro: “Un filtro lo que hace es decir sí o no, pero no propone contenidos ni funcionalidades”. Asimismo, destacó que no está pensada para que los adultos “controlen” el acceso sino para que lo “administren”. “Lo que queremos es que tengan una herramienta para que lo hagan de la mejor manera. El objetivo es que la computadora se transforme en un dispositivo amigable para los niños”, afirma.

La aplicación está orientada a niños de entre dos y ocho años y puede descargarse una versión gratuita en www.kidbox.net. Luego de instalarla en una PC o en dispositivos Android, debe registrarse un adulto que puede agregar hasta cinco usuarios diferentes, correspondientes a cinco niños. La aplicación abarca la totalidad de la pantalla y la única forma de salir es ingresando la clave. Está pensado, explica Larre, para que el niño no acceda a internet de otra manera.

Contenidos

Hay juegos, videos, sitios, avances de películas y una página inicial con un menú de contenidos propuestos según la edad y el género. “Si un niño entra y ve Frutillitas en el inicio probablemente diga ‘esto no es para mí’. Entiendo que [la división por género] puede no ser correcta desde el punto de vista pedagógico, pero la realidad es que hay padres que no quieren que sus hijos [varones] estén consumiendo cosas para niñas”, justifica Larre.

Un equipo de 11 personas, integrado por una magíster en educación y maestras preescolares, categoriza los contenidos y los revisa para garantizar que no tengan nada inapropiado. “Es un sistema semiautomatizado. Vemos los videos hasta el final y jugamos los juegos hasta el final. Estamos totalmente atentos a los contenidos nuevos, a los estrenos, a los canales de cable. Actualizamos Kid Box todos los días”, explica.

Los contenidos se suben teniendo en cuenta, por ejemplo, que los más pequeños no pueden tipear una página web porque aún no saben leer o que los videos de Youtube no tenían un botón de “repetir”. A su vez los padres pueden agregar sitios o contenidos. “Imaginate que tu hijo es de Wanderers. Se puede agregar el sitio para tu usuario. El sistema avisa que eso sucedió y nosotros decidimos si lo aprobamos o no, si lo aprobamos sólo para ese usuario, para todos los chicos o sólo para Uruguay”, indica Larre.

El emprendimiento ya está instalado también en Argentina y Chile, y el jueves se inaugura la versión en portugués para Brasil. Kid Box también tiene una red social privada para comunicarse mediante mensajes con familiares y para compartir fotos de manera más íntima que por Facebook.

Administrar

La versión paga tendrá funcionalidades adicionales, contenido educativo específico y personalización a un costo de cinco dólares mensuales por familia. “Tiene que quedar claro que siempre habrá una versión gratuita porque nuestra propuesta de valores es que la herramienta esté al alcance de todos. Además, nunca le vamos a ofrecer ningún producto pago a un niño. Pero a los padres les puedo sugerir un buen regalo basado en lo que sabemos que les gusta”, señala.

Tanto en la versión paga como en la gratuita, el padre registrado recibe periódicamente un “informe de actividades” que detalla cuántas veces usó el sistema cada niño, cuántos y qué videos vio, cuántos mensajes envió, cuántos y cuáles juegos jugó y qué sitios navegó. También qué tiempo dedicó a temas de matemáticas, de ciencias o de otras disciplinas. A su vez, los padres pueden “administrar” qué días, qué horarios y por cuánto tiempo pueden sus hijos acceder a Kid Box. Además, pueden priorizar ciertos contenidos y anular otros.

Encaminarlo

“La exposición a los materiales audiovisuales es tan grande que es casi imposible que puedas mantener alejados a los niños de todos los peligros, a menos que sean muy pequeños y tengan un entorno muy limitado. Por eso, lo principal es prepararlos y educarlos para que puedan sobrellevar eso sin problemas”, afirma Da Rosa. Herramientas como Kid Box sirven para “ir rodeando al niño de un entorno sano” pero “no es la solución definitiva”.

Da Rosa entiende que limitar el acceso es “muy difícil” porque los niños descubren rápidamente cómo manejar internet y se sabe que se pasan datos sobre cómo saltear los filtros. “Los que somos preinternet, cuando éramos niños íbamos a buscar las malas palabras a la enciclopedia del abuelo. Esto es lo mismo. Siempre el niño va a encontrar la manera de ir por fuera de la herramienta, en un cyber o en la casa de un amigo que no la tenga. El problema es cuando el niño está solo, por eso es tan importante educarlo para lo que se va a encontrar”, asegura.