El director del PTP, Fernando Amestoy, dijo a la diaria que aquel conjunto conforma “un mecanismo moderno de articulación academia-empresa”, aunque no deja de ver que en la Udelar “todavía no está la cultura del relacionamiento con el sector empresarial”.

El PCTP y el PTP tienen un común denominador en el desarrollo científico y tecnológico, distando en cuanto a fundación, institucionalidad y financiación. “Normalmente se asocia el Polo con el Parque y se genera la idea de que es lo mismo. El Polo es una unidad de la FQ ubicada en este edificio, que antes era de ANCAP. Hace unos diez años la FQ empezó a desarrollar acá algunas plataformas tecnológicas”, describió. Ambos emprendimientos se asocian mediante contenidos comunes de investigación. “Es una política de incorporar conocimiento, generar desarrollo de procesos y productos vinculados a determinados sectores afines a la FQ, que básicamente son: biotecnología, nanotecnología, química fina, sector farmacéutico, medio ambiente y servicios analíticos”.

Las más de siete hectáreas del predio, cedidas por ANCAP a la FQ, estarán en comodato hasta el fin del siglo. Pero el apoyo del gobierno al PCTP se manifestó también mediante otros actores. “El Ministerio de Industria, Energía y Minería [MIEM] está apoyando el Parque. Hay un acuerdo con el Ministerio de Economía y Finanzas [MEF] porque esto es una cuestión de política pública de mediano y largo plazo”, señaló. El emprendimiento, ubicado en el recientemente construido bypass sobre la ruta 8, es además considerado estratégico para el desarrollo local. “La Intendencia de Canelones [IC] y el Ministerio de Transporte y Obras Públicas han apostado a jerarquizar esto, dándole mucha accesibilidad: la ruta pasa frente al Parque, que también está conectado con el aeropuerto”. El Parque tendrá diez locales, 19 parcelas para empresas de base tecnológica y ocho oficinas para emprendimientos intensivos en conocimiento, y es el primero de este tipo en Uruguay. “Funciona en derecho privado, como una empresa, que tiene una Junta Directiva”. La Junta Directiva Honoraria del PTCP está integrada por el director del Polo, designado por la FQ, y delegados de la Cámara de Industrias, la IC y el MIEM. La lógica de la iniciativa consiste en ser “un aglutinador”, dada la situación de que “el investigador no puede hacer todo, investigar y salir a vender los servicios que realiza. Eso es poco eficiente, llegó la necesidad de tener una estructura nacional de gestión de la innovación, y sobre todo de vínculo con las empresas”.

Premoderna

Sin embargo, es diferente la situación del Polo, donde más de la mitad de la inversión, unos 5.416.000 euros, provino de los programas Enlaces y Uruguay Innova de la Unión Europea (UE). “Los laboratorios que tiene el Polo son tecnologías de punta, tienen equipos de última generación que, obviamente, hubiera sido difícil tener sin el apoyo de la UE”. Por otro lado, 55% del salario de los investigadores, unos 45 especialistas, es cubierto por el presupuesto de la FQ. El resto proviene de la contratación de investigaciones, tanto públicas como privadas, y de fondos competitivos concursables, a los que acceden las plataformas tecnológicas. “En la interna de la Universidad hay cierta dificultad de flujos de fondos para financiar este tipo de emprendimientos”, confirmó Amestoy. El aporte económico de la Udelar al Polo se vehiculiza “exclusivamente” a través del presupuesto asignado a la FQ. “No tiene apoyo adicional”, aseveró el entrevistado, que añadió: “En este momento, crecer iría en detrimento de la FQ”. El director del PTP reconoce que existen algunos “problemas” asociados a “la percepción de que esto no es Universidad”, a lo que el interlocutor agregó: “Si bien hay una Universidad más moderna, todavía no está la cultura del relacionamiento con el sector empresarial”. Después destacó la calidad del conocimiento que sustenta la labor referida y jerarquiza al emprendimiento. “Las plataformas no sólo son los equipos, que cualquiera puede manejar. Tenemos recursos humanos muy capacitados: casi todos los jefes de las plataformas son doctores o tienen posgrados en el exterior, son recursos humanos de primer nivel que están trabajando en temas directamente vinculados a la innovación”, fundamentó.

Ciencia oculta

La divulgación científica ocupó parte de la conversación que dio origen a esta nota. En general la sociedad desconoce que en el PTP se generan medicamentos disponibles en las farmacias, o que allí se analiza la yerba mate, entre otros alimentos, para conocer su impacto en la salud humana. En el área de innovación social la institución produjo estudios que fueron base de políticas sociales para adolescentes embarazadas con síndrome de abstinencia por el consumo de pasta base. En esa línea, los investigadores desarrollaron un kit para la Dirección Nacional de Narcóticos que permite detectar sustancias mediante la mezcla de químicos. El desarrollo de kits de inmunodiagnóstico para el mal de Chagas y la hidatidosis fue parte del trabajo de los universitarios con una empresa privada. El avance de una vacuna realizada para un frigorífico nacional tiene buenas perspectivas de exportarse a Chile. En el control de dopaje en caballos trabaja una de las plataformas del PTP. El área de medio ambiente estudia el agua que se consume en el país mediante un convenio con la Unidad Reguladora de Servicios de Energía y Agua. Y la lista podría ampliarse. El director del centro coincide en que la comunicación es un reto para la institución. “Que esté poco difundido [su trabajo] hace que haya un desgaste de negociación” con la Udelar, alegó. “La pelea para consolidar el modelo, validarlo y que después la sociedad se apropie de él es uno de los desafíos que tenemos”, admitió el gestor, para agregar después: “También que impacte más en el desarrollo local: queremos tener más vínculo con la ciudad de Pando, en todos los sentidos”, concluyó.

El método científico

En la recorrida por el edificio fue ineludible el encuentro con algunos de los investigadores para explorar en qué consiste su trabajo. La doctora en Química Carmen Lorenzo contó a la diaria algunos de los pasos que condujeron a la elaboración del kit de detección de enfermedades como toxoplasmosis e hidatidosis. Para conocer el proceso inmunológico es “necesario producir anticuerpos”, que se obtienen de “un bioterio de conejos y ratones” con que cuenta el laboratorio. “Nosotros producimos esa herramienta”, comentó la investigadora. Después de aquel paso, “se purifica la proteína de los anticuerpos y se ponen a punto las condiciones físico químicas para que funcionen en el kit”. Pero la ciencia también tiene sus tiempos, y el componente anímico no está entonces ausente. En el trabajo con “una empresa que produce vacunas”, para el que “ellos hacen el patógeno” y el laboratorio “sigue el cultivo”, se trabajó en “el desarrollo de un tipo de kit especial que llevó como dos años”. Por lo tanto, la actividad exige tener “paciencia y no sucumbir ante los fracasos: más veces son las que no te sale lo que esperás, que las que sí”, ilustró la científica. Cuando algo no resulta, hay que “variar las condiciones y mejorarlas hasta obtener el resultado” que se busca, recordó Lorenzo.