María Kodama, la viuda de Jorge Luis Borges tiene mala racha: en las últimas semanas ha acumulado dos juicios perdidos y un papelón editorial. La protagonista del papelón es, además, una de las leyendas vivas de las letras mexicanas, Elena Poniatowska, quien en un texto incluido en la compilación “Borges y México” cometió el mismo error que centenas de participantes de Feliz domingo para la juventud: le atribuyó el poema “Instantes”, de Nadine Stair, al escritor argentino. El poema, una especie de arrepentimiento tardío por el tipo de vida llevada, es antiborgeano no sólo por su contenido vitalista sino también por su cursilería (“comería más helados y menos habas/ tendría más problemas reales y menos imaginarios”, dicen los que probablemente sean sus versos más recordados) y la confusión seguramente sea producto de una broma que ya lleva décadas.

Sin embargo, en el texto “Un agnóstico que habla con Dios”, publicado originalmente en 1993 y basado en una entrevista con Borges de 1973, Poniatowska -tres veces Premio Nacional de Periodismo- reitera el error, al insertar el poema como parte del diálogo. El artículo, con ese agregado de 1993, fue incluido en Borges y México.

Indignada por este inesperado reflote del chiste, Kodama se despachó contra Poniatowska en un chat con lectores organizado por el diario mexicano El Universal. La equivocación de la mexicana, dijo, sería “un error verdaderamente imposible de imaginar”. Pero además puso en duda la honestidad de Poniatowska, ya que, según Kodama, agrega posteriormente referencias a dos poemas que el argentino no podría haber citado en 1973. Uno de esos poemas es “Instantes” y el otro es “Remordimiento”, que Borges le habría dictado a Kodama dos años después de la entrevista con Poniatowska.

Que la mexicana haya modificado el texto de su reportaje es “muy grave porque ella agrega algo a una entrevista que ya había sido publicada y en la que no aparecen estos datos”, dijo Kodama, quien también tuvo que volver a despacharse contra “Instantes”: “El poema 'Instantes' de Nadine Stair en realidad es un mal ejemplo para la juventud porque la incita a vivir en lo banal. Borges nunca se arrepintió de su vida. Y es más, jugaba que en caso [de que] hubiera reencarnación quería volver a ser escritor”.

Como resultado de la protesta rápida de Kodama, los 2.000 ejemplares impresos de “Borges y México” fueron retirados de librerías por la editorial Random House Mondadori, que volverá a publicarlo sin las palabras de Poniatowska.

La mexicana, sin embargo, no acusó el golpe. “No creo que sea tan grave, son poemas que se atribuyeron en esa época a Borges. Recuerdo que platiqué con él, pero no recuerdo nada de eso, ni si hablamos de ese poema. No he visto el libro, pero seguramente se señala que es apócrifo”, le dijo a Milenio, en tanto en La Jornada directamente acusó a sus editores: “Yo no fui consultada ni por el autor del libro, Miguel Capistrán, ni mucho menos por la editorial, de que iban a incluir un texto mío en “Borges y México”. No soy culpable de nada. El error lo cometieron ellos, de incluir esos poemas, cuando en mi entrevista original, que fue publicada en cuatro partes en el periódico Novedades a principios de diciembre de 1973, no hay poema alguno”.

Por si fuera poco, hace diez días Kodama tuvo otra mala noticia: Roberto Alifano fue sobreseído por la Corte Suprema argentina en una querella por “malversación de propiedad intelectual” que le había iniciado a principios de año. En esta ocasión, Kodama acusaba a Alifano -secretario personal de Borges entre 1979 y 1985- de haber manipulado versiones del cuento “El Aleph” para venderlas al exterior. Kodama ya había tenido otros encontronazos judiciales con Alifano, de los que éste siempre salió ileso. El más notorio fue el intento de Kodama por sacar de circulación “El humor de Borges”, que Alifano escribió a partir de apuntes de sus conversaciones con el escritor.

En abril, además, Kodama perdió otro juicio que también involucraba al cuento “El Aleph”. Como informábamos en febrero, el acusado en esta ocasión era el escritor y editor Pablo Katchadjian, quien osó publicar 200 ejemplares artesanales de “El Aleph engordado”, un texto que, como su nombre indica, adiciona frases al original de Borges, duplicando su volumen hasta llegar a cerca de 9.000 palabras.

Con Katchadjian no pudo repetirse lo ocurrido en setiembre de 2011, cuando Kodama logró que Alfagura retirara de librerías “El hacedor (de Borges): Re-make”, del gallego Agustín Fernández Mallo.

En estos dos últimos casos, Kodama basa su estrategia en separar las palabras del autor -que hizo de la reescritura uno de sus temas recurrentes- de los derechos de autor, que desde 1986 ella controla.