Sería necesario un estudio económico ajustado para explicar con mayor exactitud los motivos de tantas visitas a una plaza comercial que sigue siendo limitada. Sin duda, el precio relativamente bajo del dólar ha influido, así como una mayor integración del país y sus salas en los circuitos de las giras internacionales, pero no habría que descartar el actual prestigio internacional del país como espacio de libertades y ejemplo de país pequeño pero progre. En todo caso hubo de todo y para todos los gustos; desde Herbie Hancock hasta Aerosmith, de Caetano Veloso a Cat Power, y dentro de esa oferta, hubo algunos de los mejores shows que se hayan visto jamás en Montevideo.

Abril no es el mes más cruel

La cosa comenzó, como es habitual, en abril, tras la llegada del último ciclista y, curiosamente, no comenzó del todo bien. Un Chuck Berry algo senil y sobreexplotado entristeció a muchos de los que fueron a ver al padre del rock’n’roll al Teatro de Verano, pero a otros muchos les alcanzó con ver al rocker veterano deambular por sus temas legendarios para que todo valiera la pena. También nostálgica, pero mucho más vital fue la llegada de Television a La Trastienda. Esta banda paradójica, que por un lado fue una de las fundadoras del punk pero que al mismo tiempo es un modelo de guitarras virtuosas, dio un show fluido y libre, en el que se escucharon algunos de los mejores solos de guitarra que hayan sonado en estas tierras. Algunos asistentes se quejaron de la actitud algo fría y distante de Tom Verlaine, desconociendo tal vez que ésa es una de las características escénicas de Television.

Pero había más para el comienzo de temporada: el festival Rock N’Fall trajo a dos bandas recientes y reconocidas, casi podría decirse que en el cenit de su carreras: The Black Keys y Franz Ferdinand, dos bandas muy distintas, enraizadas en lo más sanguíneo y cerebral del rock guitarrero, pero que dejaron, por igual, a sus fans más que satifechos.

CBGB a la uruguaya

La Trastienda se convirtió durante 2013 en un epicentro de conciertos orientados a los melómanos más inquietos y curiosos del rock, ofreciendo una programación digna de una sala del Lower East Side de Manhattan. Peter Murphy, Cat Power, Lee Ranaldo, Daniel Johnston, Devendra Banhart y Coco Rosie desfilaron por su escenario en lo que resultó una oferta irresistible para quienes tratan de escapar al común denominador en cuestiónes de música.

Entre la elegancia gótica de Peter Murphy y la excentricidad de Coco Rosie, se pudieron apreciar al menos dos shows de esos que quedan grabados en la memoria. Uno de ellos fue el del ex guitarrista de Sonic Youth Lee Ranaldo, quien ofreció un concierto mucho más intenso y amable que el que había dado apenas dos años antes junto con su antigua banda. Un mérito compartido con su ex compañero de Sonic Youth, el baterista Steve Shelley, quien dejó con la boca abierta a más de un baterista presente en el público.

Pero el show más emotivo de 2013 fue sin duda el de Daniel Johnston en La Trastienda. Un compositor de culto, muchas veces apreciado exclusivamente por el morbo que produce el hecho de que sufre de esquizofrenia, pero que es capaz de componer los temas más conmovedores. Acompañado a la perfección por la banda local Eté & Los Problems, Johnston se las arregló para que no quedaran ojos secos en el local gracias a un show de asombrosa profesionalidad e infinita ternura.

No sólo de rock vive el hombre

Para los amantes del jazz, la fusión y la música instrumental tal vez este año haya sido aun más importante que para los seguidores del pop o del rock; porque no uno sino dos ex integrantes (Herbie Hancock y Ron Carter) del segundo quinteto de Miles Davis -una de las mayores formaciones del jazz del siglo XX- se presentaron por separado, dando dos shows memorables. Mejor todavía lo tuvieron los adeptos a las guitarras de fusión, ya que también vieron en dos shows distintos a un par de los mayores virtuosos de las seis cuerdas, Al Di Meola y Paco de Lucía, quienes en los 80 editaron junto con John McLaughin uno de los discos de guitarras acústicas más recordados de todos los tiempos (Friday Night in San Francisco, 1981).

En otro plano, 2013 también fue el año de dos visitas memorables provenientes de Brasil; la de Caetano Veloso, quien hacía ya demasiados años que no pisaba Montevideo, y que se presentó tan deslumbrante como de costumbre, y la de la principal figura del hip hop carioca, Gabriel O Pensador, que visitó por primera vez Uruguay para hacer mover a su audiencia de principio a fin.

La hora de los clásicos

Quienes se sienten más próximos al rock tradicional también tuvieron un año para recordar, con la llegada de dos pesos pesados como la banda de hard rock bostoniana Aerosmith y el compositor británico Elton John. Dos shows convencionales y de primera calidad que dejaron felices a los asistentes, destacándose en particular el pasaje por Montevideo de los liderados por Steven Tyler, quienes, lejos de comportarse como las superestrellas del rock que evidentemente son, se mostraron accesibles, felices de visitar Uruguay (e informados respecto del país que visitaban) y protagonizaron uno de los momentos más hilarantes del año en su inverosímil encuentro con José Mujica.

No fueron, sin embargo, los únicos representantes de la primera fila del rock mundial que llegaron a la capital. En noviembre visitó el Teatro de Verano una de las bandas de pop rock inglesas más populares del mundo y una de las dos formaciones señeras (junto con Oasis) del britpop de los años 90: Blur. El concierto fue considerado antológico por los fans de la banda, cuyos integrantes a su vez quedaron encantados con la ciudad y estuvieron varias noches en el pub de Ciudad Vieja La Ronda, pasando música e interrelacionándose con los parroquianos.

Apenas una semana después que los británicos, llegó al teatro Metro -en una visita casi inesperada- el californiano Beck. Si el show de Daniel Johnston fue el más emotivo del año, el de Beck fue el más divertido e hizo bailar a todo el teatro desde los primeros temas, ofreciendo no sólo una brutal demostración de eclecticismo y capacidad musical, sino también un raro -distante pero risueño- carisma escénico.

En resumidas cuentas

Esta monumental afluencia de artistas extranjeros no tuvo, afortunadamente, el correlato de empequeñecer simbólicamente a los artistas uruguayos. 2013 fue también un año de grandes conciertos de artistas locales, desde los de La Vela Puerca en el Teatro de Verano a los de los Buenos Muchachos en el Solís, ambos un éxito tanto en términos musicales como de público.

Además el año se cerró con uno de los mejores conciertos que se pudieron apreciar, que no estuvo a cargo de ninguna estrella extranjera, sino de un músico uruguayo de porfiada concentración y talento al parecer inagotable. El show de Fernando Cabrera en el festival Farra fue simplemente perfecto en todos los aspectos, con un frontman serio y austero, como de costumbre, pero conjugando una avalancha de emoción sobre el escenario mediante un repertorio brillante en su combinación de nuevas versiones de clásicos y temas del flamante Viva la patria.

Aunque aún no ha finalizado 2013, el año que viene ya se presenta como igualmente rico en presencias de músicos internacionales. Por lo pronto, ya se anuncian para el verano las visitas del viejo mod Rod Stewart y el popular DJ David Guetta, y para el otoño un concierto monstruoso que contará con el regreso de The Pixies, la presentación de Vampire Weekend (cuyo último disco Modern Vampires of the City ha encabezado casi todas las listas mundiales de lo mejor de 2013) y la presencia del legendario guitarrista de The Smiths, Johnny Marr, acompañado por su banda, además del proyecto solista de Juan Campodónico, Campo.

Es mucho, tal vez más de lo que la billetera de un melómano común soporte, pero en estos casos siempre es preferible que sobre a que falte, y para que Uruguay sea “el mejor país” sin dudas hay que tener acceso a lo mejor de otras culturas y latitudes.