El sistema del desvínculo del que hablaba Eduardo Galeano se refleja de distintas maneras en la región. En materia de infraestructura, las vías férreas que terminan en la frontera son una muestra de él. En defensa, desde el surgimiento de los Estados-nación en América del Sur y hasta la década del 60, las hipótesis de conflicto de las Fuerzas Armadas apuntaban casi exclusivamente a los países vecinos. Chile contra Perú por la frontera marítima –conflicto sobre el que se pronunciará este año la Corte Internacional de Justicia de La Haya– y por los territorios perdidos en la Guerra del Pacífico, Bolivia contra Chile por la salida al mar, Argentina contra Chile por el canal Beagle –en 1978, la dictadura argentina intentó ocupar militarmente las islas de ese canal, cuya soberanía está en disputa entre ambos países, pero una intervención del papa Juan Pablo II evitó un enfrentamiento bélico–.

Confío en ti

El gobierno chileno se mostró confiado en que su par argentino sancionará a los cadetes que cantaron consignas xenófobas si se comprueba la autenticidad del video difundido el jueves por el diario El Mercurio de Chile. Hasta ayer, no había habido un pronunciamiento oficial del gobierno argentino al respecto.

Ya entrada la Guerra Fría, un enemigo internacional pasó a integrar los cánticos militares y los imaginarios bélicos: el comunismo. En los últimos años, con el surgimiento del Consejo de Defensa Suramericano en el marco de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y la coordinación en la materia que ejercen todos los países de la región, podría pensarse que se han exorcizado esos demonios. El Ejército argentino, por ejemplo, planteó en 2006 como principal hipótesis de conflicto la lucha por los recursos naturales contra países extrarregionales (ver ladiaria.com.uy/articulo/2012/11/que-fluya/). Sin embargo, cada tanto algún hecho sugiere que los demonios perviven.

En 2009, el general Wile Purtscher, en ese entonces director general del Instituto Militar de Estudios Superiores del Ejército uruguayo –organismo encargado de preparar oficiales superiores y jefes para desempeñarse en el Comando, Dirección y Estado Mayor del Ejército– declaró a la diaria que en dictadura los militares actuaron “dentro de la ley”. Si bien fue sancionado, ejerció luego la titularidad del comando de la División II del Ejército y recientemente fue designado jefe de misión en la Embajada de Uruguay en Estados Unidos.

En el caso de los videos difundidos la semana pasada en Youtube, se trata de un enemigo anterior al comunismo: los países vecinos. Un diputado chileno que fue cadete militar, Gonzalo Arenas, comentó que “esos cantos han estado siempre en todas las Fuerzas Armadas”. “Yo fui cadete hace más de 20 años y se cantaba igual”, confesó, para sugerirle a continuación al comandante en jefe de la Armada de su país –que sancionó a los marinos cantores– que pruebe con canciones infantiles o con clases de bordado para animar a sus subalternos.

Entrando en confianza

El Consejo de Defensa de la Unasur realiza su trabajo reconociendo estas historias previas. En la última cumbre de ministros de Defensa del bloque, celebrada a fines de noviembre del año pasado, se acordó un plan de acción del Consejo para 2013 que incluye “medidas de fomento a la confianza y a la seguridad”, tales como realizar un inventario militar de cada uno de los países y la coordinación en materia industrial. También se acordó en esa reunión crear un grupo de trabajo que proponga mecanismos de cooperación en materia de protección y defensa de los recursos naturales y la biodiversidad.

Por el papel se empieza

En agosto del año pasado, el Poder Ejecutivo envió al Parlamento un proyecto de rediseño integral de la educación policial y militar. Actualmente está a consideración de la comisión de Educación y Cultura de la Cámara de Representantes. En el texto se señala que la educación policial y militar tendrá como fin “el pleno desarrollo físico, psíquico, ético y social, sin discriminación alguna”. Ésta hará énfasis en “el ejercicio responsable de la ciudadanía, la laicidad, la tolerancia, la plena vigencia de los derechos humanos, la paz y la comprensión entre los pueblos y las naciones” y se basará en la defensa de los derechos humanos “consagrados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en la Constitución de la República y en el conjunto de los instrumentos internacionales ratificados por nuestro país”. Tendrá entre sus fines “promover la justicia, la solidaridad, la libertad, la democracia, la inclusión social, la integración regional e internacional y la convivencia pacífica”, “formar personas reflexivas, autónomas, solidarias, no discriminatorias”, “propender al desarrollo de la identidad nacional desde una perspectiva democrática, sobre la base del reconocimiento de la diversidad de aportes que han contribuido a su desarrollo”, “promover la búsqueda de soluciones alternativas en la resolución de conflictos y una cultura de paz y de tolerancia” e “incluir en los planes y programas, cuando resulte necesario o pertinente, la educación general del ciudadano en los aspectos comunes a cualquier otra profesión”. En cuanto a aspectos específicos, la formación militar deberá incluir, según consta en el proyecto, “especialmente aspectos de disciplina y liderazgo”, “actividades de investigación sobre el arte y ciencia de la guerra” y “promover la formación en los aspectos ético-profesionales y doctrinales”.

El proyecto establece que la formación militar y la educación general serán complementarias; el Sistema de Educación Militar puede brindar educación a personas que no sean militares y el Sistema Nacional de Educación Pública podrá recibir al personal militar.

Las Fuerzas Armadas de Argentina y Chile, los dos países protagonistas y objetos de insultos en los videos difundidos la semana pasada, tienen desde 2006 un batallón conjunto, denominado “Cruz del Sur”. Se trata de la primera unidad binacional desde las guerras de la independencia, e incluye doctrina y normas conjuntas para ambos ejércitos. Se creó para participar en las denominadas “misiones de paz” de Naciones Unidas. Las sedes de este Estado Mayor Conjunto Combinado, como se denomina a la fuerza binacional, alternan entre Buenos Aires y Santiago. En noviembre del año pasado más de 1.000 efectivos de ambos países realizaron un ejercicio conjunto en la Base Naval Puerto Belgrano, en Argentina. “Una oportunidad que demostró el nivel de confianza al que han llegado las relaciones entre ambos países como, asimismo, el nivel de interacción entre las Fuerzas Armadas de las dos naciones”; así lo calificó el Ejército chileno en su página.

Unasur realiza ejercicios combinados entre todos los países de la región. En 2012 se desarrolló uno en Argentina y para este año está previsto otro en lugar a definir. Una fuente del Ministerio de Defensa uruguayo interpretó que la difusión de estos videos tendría la intención de “bombardear” la Unasur.

En dos

La formación de los militares en América del Sur comprende habitualmente una parte de instrucción militar y otra de enseñanza general. En Chile, la parte de instrucción militar incluye asignaturas tales como “adoctrinamiento”, “combate (del I al X)”, “tiro (del I al IV)”, “combate cuerpo a cuerpo”, “tecnología militar”, “inteligencia de combate”, “mando y conducción”. La formación académica general incluye álgebra, expresión oral y escrita, filosofía, historia, sociología, derecho, entre otras.

En Argentina, el Colegio Militar de la Nación, que forma a nivel universitario, exige para el ingreso conocimientos de matemática, competencia lingüística, historia argentina y “geografía argentina y del Mercosur”. En esta última área se pide una “valoración del impacto que causa la sobreexplotación de los recursos naturales renovables a nivel nacional y regional”, tener conocimiento de los “procesos de cooperación e integración regional” y de la “presencia de los grupos económicos multinacionales”.

En Uruguay, la ley de educación aprobada en 2008 estableció que los aspectos curriculares de la educación policial y militar “se regirán por los mismos criterios que los niveles educativos correspondientes”. Se dispuso que la selección e ingreso de los docentes cumplirá los mismos requerimientos que se establezcan para el sistema general –actualmente los docentes del liceo militar son designados en forma directa por el Ministerio de Defensa– y que los planes de estudio deberán tener las mismas líneas transversales que el resto del sistema (educación en derechos humanos, educación ambiental para el desarrollo humano sostenible, educación artística, científica, lingüística, sexual, para la salud y educación a través del trabajo). La misma ley dispuso la creación de una comisión para redactar un “proyecto de ley de rediseño integral de la educación policial y militar” (ver “Por el papel se empieza”).

En Unasur, una de las iniciativas del Consejo de Defensa para 2013 es la creación de una Escuela Suramericana de Defensa. Allí, seguramente, será otro el cantar.