La sala Enrique Iglesias del Banco Central del Uruguay (BCU) fue el ámbito elegido para que el Fondo Monetario Internacional (FMI) presentara ayer sus perspectivas económicas para América Latina y el Caribe. El informe, cuyo título es “Tiempo de reforzar las defensas macroeconómicas”, recomienda a la región “redoblar las defensas” en un momento en el que, según el director del departamento del hemisferio occidental, Alejandro Werner, el mundo “avanza a tres velocidades muy distintas”: la rápida, correspondiente a las economías emergentes (entre las que se ubica Latinoamérica); la “lenta”, por el ritmo de recuperación de Estados Unidos ; y la “limitada” de la zona euro, debida a sus “persistentes” problemas financieros. Si bien para Latinoamérica el escenario proyectado es auspicioso -un crecimiento de la actividad de 3,4% para 2013 y de 3,9% para 2014- el informe advierte sobre los riesgos de mediano plazo, dado un “potencial endurecimiento” de las condiciones de financiación mundiales y la posibilidad de una “fuerte desaceleración” de los países asiáticos (con sus efectos en los precios de las materias primas). El directivo del FMI alertó sobre señales de moderación en los precios de las materias primas, una tendencia que a su juicio “podría intensificarse”, e insistió en que las tasas de interés aumentarán a medida que las economías avanzadas mejoren.

Werner identificó un cierto “cansancio o agotamiento” en la región, que impediría que los países “reaccionen” y recuperen el espacio fiscal perdido por las políticas contracíclicas practicadas entre 2007 y 2009. Las bases para un “crecimiento mayor e inclusivo” están en aprovechar las condiciones favorables externas que “no durarán eternamente” y “volver a las políticas fiscales anteriores a 2007”, dijo.

El informe, que agrupa a las economías de la región según su exposición al riesgo, ubicó a Uruguay entre las economías “financieramente integradas en los mercados internacionales” junto con Brasil, Chile, Colombia, México y Perú. Estas economías crecerán a una tasa media de 4,3% en 2013. Werner destacó que la vulnerabilidad viene de la mano de una reversión en los términos de intercambio que en la última década ha sido “extraordinaria y persistente”. Sin embargo, enfatizó que Uruguay fue una excepción, ya que según estudios del FMI, no gozó de esta retroalimentación positiva, principalmente debido a los altos precios de los energéticos.

Dejemos de hablar de viento

En su intervención, el presidente del BCU, Mario Bergara, se preguntó “por qué se habría de incluir a Uruguay en el grupo de los países que se favorecieron por el llamado ‘viento de cola’”, cuando en realidad, al contrario, la tendencia de los precios resultó “poco favorable”. Por ello, cuestionó que las medidas de consolidación fiscal planteadas por el representante del FMI fueran “las adecuadas para nuestro caso”. Para Bergara, las tasas a las que crece Uruguay hoy, aun habiendo disminuido al entorno de 4%, resulta “muy significativa”. El ministro de Economía y Finanzas, Fernando Lorenzo, valoró la “mayor participación e identificación” de heterogeneidades en la región por parte del FMI, pero habló de la necesidad de “bajar [las conclusiones] a la realidad uruguaya”. En este sentido, para Lorenzo, “la historia importa: las defensas fiscales en Uruguay estuvieron enmarcadas en reducir vulnerabilidades asociadas a niveles de estrés financiero y fiscal mucho mayores a los que enfrentaría el país hoy”. Para el titular de Economía, la “principal” defensa fiscal es contar con alto nivel de liquidez y fiscalidad. Lorenzo también valoró las apreciaciones que ha sufrido la moneda local y el hecho de que la economía mantenga tasas de crecimiento de 3%-4%, lo que es “un activo muy importante” en términos de matriz de riesgos.

El representante del FMI había mencionado la necesidad de una política fiscal “más prudente” ya que contribuiría a “aliviar la presión sobre la capacidad interna y mitigar el aumento de los déficits en cuenta corriente”. Para el ministro, en el caso de Uruguay, las finanzas públicas hay que mantenerlas ordenadas “no porque vayamos a usarlas como herramientas”, sino porque “forman parte del ancla macroeconómica del país, de la señal que [el país] tiene que dar de estabilidad fiscal”.

Gabriel Oddone, socio de la consultora CPA-Ferrere, coincidió con las apreciaciones de Lorenzo en materia fiscal y recalcó que le resultaba “extraño” que el FMI hubiera utilizado horizontes temporales diferentes en el análisis de comparación de desafíos para la región, como la sostenibilidad del crecimiento y la vulnerabilidad de las finanzas públicas ante cambios en el sector externo y el aprovechamiento de los efectos de los términos de intercambio. Destacó que los períodos de análisis incluyen datos desde los años 80, 90 y 70, respectivamente, para los tres desafíos.

Pablo Rosselli, de Deloitte, lamentó que el informe no incluyera datos de la economía argentina, dado lo “fundamental” que resulta el análisis de ésta para la proyección de la uruguaya. A este respecto y en rueda de prensa posterior, Werner recordó que el organismo no tiene reuniones de consultas con el gobierno de la vecina orilla desde 2006, “como sí existe con los demas países”, destacó. Afirmó que por eso mismo no les era posible “prever el futuro” y agregó que “no tener diálogo no nos permite conocer el marco de política económica [de la economía argentina]”. “Ojalá lo tuviéramos”, concluyó.

Argentina tóxica

Ante los periodistas, el representante del FMI dijo que los déficits comerciales que acumularon los países de la región “no son preocupantes”. Y dijo que lo que debía ser una señal de preocupación es que estos nuevos déficits “hace unos años, eran superávits”. Recomendó “moderar” esta tendencia al déficits “aunque de momento estén financiados por la inversión extranjera y los créditos bancarios”. Destacó que si la entrada de capitales se enlentece, “los regímenes cambiarios flexibles que existen hoy en la mayoría de los países se pueden acomodar”. Y agregó que hoy en día “las familias y el Estado no tienen niveles de endeudamiento dramáticos”. Habló de los esfuerzos realizados para bajar el nivel de endeudamiento y la vulnerabilidad financiera y señaló que “lo importante es que no se construyan desde la política económica nuevas vulnerabilidades en los próximos años”.

Consultado acerca de la eventualidad de una crisis argentina y su repercusión en nuestro país, recordó que Uruguay tiene vínculos importantes con Argentina “por el lado de las inversiones y el turismo” y destacó que “es evidente que una situación de monedas débiles en tus principales socios comerciales puede tener efectos nocivos”. De todas maneras, la “contaminación” argentina debería ser menor a la verificada en el pasado y agregó que no se percibe “que haya una necesidad de un cambio en el marco de la política económica”.

Respecto de la competitividad de la economía uruguaya, destacó que no creía que existiera “un trade-off” entre competitividad e inflación y recordó que en Uruguay las exportaciones tienen un comportamiento “muy bueno, ya que es de los países en donde la productividad total de los factores ha crecido más en los últimos años”. Llamó a “aprovechar el momento de superación de la crisis” para lograr la consolidación fiscal, dado que existe “una demanda privada dinámica” y dijo que el FMI alienta la aplicación de restricciones a la entrada de capitales de corto plazo para controlar la inflación. En este sentido, reconoció que las políticas mone-tarias expansivas que aplican los países centrales afectan la competitividad de los demás, pero recordó que esa misma política genera un “financiamiento a bajas tasas de interés para muchos proyectos”.