Invitado por la Unión de Exportadores del Uruguay, Méndez comenzó su presentación haciendo hincapié en que “Uruguay no tiene reservas probadas de petróleo, gas natural ni carbón” y agregó que casi todo el potencial hidroeléctrico “está plenamente aprovechado”. Asimismo, esta fuente de generación genera una “alta dependencia a la variabilidad climática” y cuando no alcanza, se recurre a la generación térmica o a importaciones.

En un escenario como éste, Méndez entiende que la transparencia de las políticas es clave. “Cuando no hay información clara sobre el rumbo del país a 20 o 30 años, a ustedes se les hace más difícil tomar decisiones”, dijo dirigiéndose a los exportadores. Considerando esto fue que se aprobó en 2008 una política energética pensada para los próximos 20 años con un fuerte “sustento de todos los partidos políticos con representación parlamentaria”, dijo. Méndez recordó que este proyecto se planteó en torno a cuatro ejes estratégicos: por un lado, el eje institucional procura un “rol directivo” del Estado. En materia de oferta energética se buscaba un “aumento de la producción de energías autóctonas en general y de renovables no convencionales en particular”. Respecto de la demanda energética el gobierno busca impulsar un “cambio cultural” que promueva la eficiencia, y el cuarto eje es el social, que procura que los avances “lleguen a todos los uruguayos”.

El paquete contiene medidas de corto, mediano y largo plazo. Hoy, las principales acciones se centran en la construcción de un marco institucional y regulatorio adecuado para la promoción de este tipo de energías, la “transformación estructural del sector eléctrico mediante el respaldo a la generación” de energía, la construcción de la planta regasificadora, la búsqueda de gas y petróleo y la fuerte promoción de eficiencia energética, para la que “el sector público debe predicar con el ejemplo”.

Problemas de hoy

Sobre el aumento del costo de la energía, Méndez pidió a los empresarios que comparen los precios locales con los de otros países en iguales condiciones y “no con Brasil, Venezuela o Argentina”, en referencia a la disponibilidad de recursos energéticos propios en esos países; los primeros dos tienen petróleo y el tercero además un importante subsidio estatal. En Uruguay “somos tomadores de precios”, recordó. Con la ayuda de un gráfico mostró cómo hasta 2003 el principal abastecimiento había sido de fuentes hidráulicas. A partir de entonces, no sólo aumentó la demanda, que se tuvo que satisfacer con energía térmica (más cara que la hidráulica), sino también el precio del petróleo.

Por eso, Méndez destacó que se está trabajando en la “transformación estructural” que pretende posicionar a Uruguay como “hub energético a partir de 2016”, con fuerte presencia de energías renovables y un complemento con ciclos combinados de gas natural. Asimismo, se buscará aumentar la integración regional mediante la exportación de los excedentes generados en Brasil y Argentina.

Oferta

Desde la Dirección Nacional de Energía (DNE) las propuestas son diversas. En cuanto a la energía eólica, ya están funcionando las primeras granjas y se están realizando subastas de contratos a 20 años para la generación privada. En el caso de la energía solar (térmica y fotovoltaica) sucede algo similar. En opinión de Méndez, la inversión que las empresas realicen en el Plan Solar es “absolutamente rentable” y “se paga en pocos años”, ya que actualmente cuenta con 50% de financiación del Estado, 15% adicional de un banco privado y una cobertura para “todo tipo de riesgo” del Banco de Seguros del Estado. De momento se llevan vendidos solamente 500 equipos, lo que confirma que “los cambios culturales llevan tiempo”, dijo. A esto se le suma la primera subasta de instalación de plantas fotovoltaicas; “recién están comenzando la curva de aprendizaje”, dijo Méndez, y se espera que estén en funcionamiento para 2017.

En cuanto a la producción de biomasa, que incluye calor y electricidad, de momento hay ocho plantas instaladas y un “amplio programa para transformar los residuos industriales”. En los casos en que la administración de las plantas sea hecha por una empresa privada, Méndez aseguró que el excedente de la producción que no consuma será comprado por la estatal UTE.

Con esto se pretende que “el costo de la energía baje y se estabilice y así desaparezca la vulnerabilidad al clima”. “La variación entre un año muy seco y uno muy húmedo se reducirá a la tercera parte de lo que ha sido históricamente”, agregó. Así, se espera que en 2015 y en un año promedio, la energía provenga en 39% del petróleo, 5% del gas natural licuado, 15% del biocalor, 5% de la bioelectricidad, 10% de los residuos de biomasa, 14% de energía hidroeléctrica, 7% de eólica y 1% de solar.

Según aseguró Méndez, las inversiones ya comprometidas -que incluyen las obras que fueron realizadas desde 2011 y hasta 2015- ascienden a 7.100 millones de dólares; 34% provino de empresas públicas y el restante de privadas y asociaciones entre privados y públicos.

Cosas para hacer

Méndez considera que para las empresas industriales existe un “potencial de ahorro energético” del orden de 10% de su consumo actual que provendría, principalmente, de sus sistemas de distribución de calefacción. Al respecto, recalcó que la DNE cuenta con diversas herramientas que contribuyen a explorar las posibilidades para mejorar la eficiencia energética, entre ellas, un reembolso de 67% de auditorías, acceso a financiamiento, beneficios fiscales, apalancamiento de proyectos y difusión de buenas prácticas.

El director de Energía considera que “todos tenemos que aprovechar este momento que vive el país”, ya que “la soberanía energética no es un tema ideológico, sino una de supervivencia para Uruguay”.