Dirigentes del Partido Nacional (PN) y el Partido Colorado (PC) tuvieron su primer encuentro formal ayer en un salón del Palacio Legislativo. Las delegaciones no fueron en representación de sus respectivos partidos ni respondían a los sectores mayoritarios de ambas colectividades: el candidato a vicepresidente por el Partido Nacional (PN), Jorge Larrañaga, líder de Alianza Nacional, se reunió con los principales dirigentes de Batllistas de Ley, los senadores José Amorín y Tabaré Viera.

El encuentro duró cerca de 45 minutos y, según los protagonistas, sirvió como antesala para adelantar algunos temas que se tratarán el lunes, cuando la fórmula nacionalista visite el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PC. Según adelantaron Amorín y Viera, Batllistas de Ley buscará que el PN avance en algún sentido hacia la eliminación paulatina del Impuesto a las Rentas de las Personas Físicas (IRPF).

“Vamos a hablar del IRPF para buscar una modificación. Cuando uno acuerda las cosas no pretende que le lleven absolutamente toda la posición. Sería bueno ir pensando en subir el mínimo no imponible y empezar a defender al trabajador para que no pague impuestos”, dijo Amorín. El sector también pretende buscar acuerdos en seguridad y educación.

Según este senador, el acuerdo entre blancos y colorados para juntar fuerzas de cara al balotaje debería incluir un documento programático de forma de “darle contenido”.

“Tenemos la obligación de decirle a la gente para qué hicimos el acuerdo. Y no es un acuerdo contra alguien. Es un acuerdo para promover los cambios que el país necesita”, valoró. El senador dijo que no cree en los gobiernos “de un solo partido”, ya que “le han hecho mal al país”.

Las mayorías y la razón

Tras la instancia, Larrañaga dijo que el PN no se pone “fronteras a la hora del diálogo político con los otros partidos”. De hecho, su partido tendrá que apelar necesariamente al diálogo para negociar eventuales mayorías en la Cámara de Diputados, en la que el Frente Amplio (FA) ya consiguió 50 escaños, y en la Asamblea General, en la que el FA cuenta con la mitad de las bancas (65 de 130) y Unidad Popular, cuyos planteos son considerados “radicales” por muchos nacionalistas, consiguió un lugar en el Parlamento.

A pesar de este contexto desfavorable para el PN, Larrañaga sostuvo que la situación es diferente de la que se vivió en 2009, cuando el FA había conseguido 16 senadores y 50 diputados. “La definición de quién gane la presidencia va a determinar quién tendrá mayoría en el Senado”, dijo el candidato a vicepresidente, dando por sentado que el Partido Independiente se aliará con el nacionalismo en el gobierno. También tomó distancia del primer gobierno del FA, elegido en 2004: “Este gobierno será diametralmente distinto, porque el FA tendrá diez senadores del ala más radicalizada: el Movimiento de Participación Popular, el sector de [Raúl] Sendic, el Partido Comunista del Uruguay y a Constanza Moreira”.

Según el candidato a vicepresidente, “el país necesita cercanías de entendimiento”, por lo que debe “construir un camino de manera conjunta con más de un partido político”.

Larrañaga también advirtió sobre la posibilidad de que “algunos frentistas que ya hayan elegido sus parlamentarios en el FA terminen decidiendo no votar a Vázquez”. Esto, interpretó, es “perfectamente especulable”. Insistió en que la fórmula que él integra tiene la “chance intacta” de acceder al gobierno y que deberá “construir las mayorías parlamentarias en el Senado”.

En la cámara baja, sostuvo, habrá que convencer de que “lo que es bueno para el país es bueno para todos los uruguayos”, criticando, sin mencionarlo, al senador frenteamplista Ernesto Agazzi. El legislador declaró ayer a El Espectador: “Como ejercicio teórico digo que con esta composición del Parlamento Lacalle Pou no saca ni una ley”. Según Larrañaga, con el razonamiento de Agazzi “le estarán negando un voto al país, a la sociedad y a cosas positivas que se quieran usar para beneficiar al trabajador, a la educación pública y a la seguridad ciudadana”.