Más de 80 personas fueron detenidas en la madrugada de ayer en Saint Louis y sus alrededores, la mayoría en las afueras de Ferguson, debido a los disturbios que generó la decisión del jurado de no imputar al policía blanco Darren Wilson, que en agosto mató de seis disparos al joven negro Michael Brown, que tenía 18 años y estaba desarmado.

Los manifestantes de esa zona, donde la gran mayoría de la población es negra, gritaron: “Sin justicia no hay paz”. Hubo saqueos e incendios de autos y edificios. Sólo en Ferguson, donde vivía Brown, hubo 61 detenidos, dijo a la agencia de noticias Efe el vocero de la Policía local, Brian Schellman.

El jefe local de Policía, Jon Belmar, dijo en una conferencia de prensa, ayer de madrugada, que los disturbios fueron “mucho peores” que los ocurridos en agosto, cuando el adolescente murió, informó Reuters. La Policía usó gases lacrimógenos y granadas de estruendo para dispersar a los manifestantes.

La población de Ferguson quedó indignada por la noticia, que se conoció el lunes de noche en Estados Unidos, en la madrugada de Uruguay. Los integrantes del tribunal popular consideraron que existía un margen de duda que permitía pensar que el policía disparó en legítima defensa. Entendieron que las pruebas no alcanzaban para rebatir las declaraciones del agente, que alegó haber actuado en defensa propia. Tomaron testimonio a 60 personas, entre ellas el propio Wilson, consultaron a expertos y recurrieron a fotografías e informes que ayer fueron publicados en el diario The New York Times. “El deber de un gran jurado es disociar los hechos de la ficción”, dijo el procurador Robert McCulloch, que explicó la decisión que se tomó.

Wilson quedó libre y sin cargos. Si hubiera sido juzgado, el policía podía enfrentar hasta cuatro años de cárcel por homicidio involuntario y hasta cadena perpetua o pena de muerte si se establecía que se había tratado de un asesinato intencional.

La indignación de la población de Ferguson y de otros muchos estadounidenses se alimenta, entre otras cosas, en la composición del jurado, que no fue constituido expresamente para este caso. Lo integran nueve blancos y tres negros, algo que coincide con la composición de la población del condado en el que está Ferguson, pero no con la proporción de población blanca y negra en ese suburbio.

La familia del joven asesinado se había adelantado a la decisión, que demoró tres meses: el padre había advertido que no quería que su hijo hubiera “muerto por nada”, que quería “cambios reales” pero “pacíficos”. Después de conocer la decisión del jurado, los familiares de Brown emitieron un comunicado en el que dicen estar “profundamente decepcionados” y manifiestan que “responder a la violencia con violencia no es la respuesta”.

El presidente estadounidense, Barack Obama, emitió un mensaje por televisión minutos después de que se conociera la decisión. Citó palabras del padre de Brown y pidió “contención” a manifestantes y agentes. Sin embargo, reconoció que “en demasiadas zonas del país, existe una profunda desconfianza” entre las fuerzas de seguridad y las minorías.

El fin de semana, otro caso generó indignación. Un agente de Cleveland, en el estado de Ohio, mató a un niño negro de 12 años, Tamir E Rice. Le disparó porque confundió la pistola de aire comprimido con la que jugaba en un área de juego con una de verdad.

Ayer el canal de televisión estadounidense ABC anunciaba una entrevista con Wilson que sería emitida en la madrugada de Uruguay. Según avances que citó la BBC, el policía aseguró que tuvo miedo por su vida y se limitó a hacer su trabajo. Agregó que aunque lamenta la muerte de Brown, tiene la conciencia tranquila.

Las manifestaciones no se limitaron a Ferguson y Saint Louis. La gente también salió a las calles de otras ciudades, como Seattle, Nueva York, Los Ángeles, Chicago, Boston y Philadelphia. Frente a la Casa Blanca, en la capital, Washington DC, la multitud gritó: “Manos en alto. No dispare”, en referencia a lo que, según testigos de la muerte de Brown, gritaron el policía y el joven antes de que éste fuera baleado. Las manifestaciones habían sido preparadas con tiempo, debido a la demora del fallo.

El alto comisionado de las Naciones Unidas (ONU) para los derechos humanos, Zeid Ra’ad al Husein, emitió un comunicado, citado por Efe, en el que expresó preocupación por el “desproporcionado número de jóvenes negros que mueren en encuentros con agentes de policía”, y por el alto número de negros en prisión y condenados a muerte. “Está claro que, al menos entre algunos sectores de la población, hay una profunda y cada vez más enconada falta de confianza en la legitimidad de la Justicia y los sistemas de aplicación de la ley”, señaló. Por eso pidió a las autoridades estadounidenses que analicen cómo los “asuntos raciales” están afectando a los sistemas de Justicia y de Policía en Estados Unidos.