Actualmente está vigente el protocolo de Kioto, que caduca en 2020, y que firmaron sólo una treintena de estados. El objetivo de la cumbre es avanzar hacia un nuevo acuerdo más extendido, al que adhieran en particular Estados Unidos, China y las naciones emergentes, responsables de la mayor cantidad de emisiones. La idea es que el nuevo acuerdo se firme el año que viene en la cumbre de París.

Las anteriores cumbres dedicadas a este tema y auspiciadas por la ONU han permitido sentar las bases del acuerdo. El aspecto más importante es que los países aceptaron que no habrá una exigencia única para todos, sino que cada uno establecerá cuál será su meta a cumplir en negociación con los demás.

El principal adelanto desde las cumbres anteriores es el acuerdo que alcanzaron a mediados de noviembre Estados Unidos y China, que son los países con mayores índices de emisión de gases de efecto invernadero, ya que entre ambos suman 45% del total. Estados Unidos se comprometió a disminuir las emisiones entre 26% y 28% para 2025 en comparación con 2005.

Por su parte, China se comprometió a alcanzar un máximo de emisiones en 2030 para luego comenzar a descender y también a que, para ese año, 20% de la producción energética proceda de fuentes limpias y renovables.

China ha argumentado en reiteradas oportunidades que su desarrollo industrial tardío le resta responsabilidad a la hora de asumir grandes compromisos en comparación con Estados Unidos o con los países de la Unión Europea (UE). Ésta es la primera vez que establece una fecha concreta para comenzar a limitar la cantidad de sus emisiones. No se espera que estos compromisos recientes tengan cambios en Lima.

Algo distinto sucede con la UE. Este bloque ya cumplió el compromiso que asumió cuando se firmó el acuerdo de Kioto, siete años antes del plazo (fijado para 2020), lo que hace pensar que puede aumentar su compromiso. Su propuesta es reducir sus emisiones 40% para 2030 respecto de 1990, pero podrá aumentar ese porcentaje.

Las emisiones mundiales deben reducirse entre 40% y 80% para 2050 respecto de 1990 para evitar que la temperatura aumente dos grados en el próximo centenar de años, que es la meta ya establecida en las negociaciones del nuevo acuerdo. La estimación del porcentaje que es necesario disminuir surge del Informe del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático. Actualmente los gases de efecto invernadero siguen aumentando 2,2% por año, y si se continúa en este ritmo, para fines del siglo la temperatura habrá aumentado cuatro grados.

La Conferencia de las Partes sobre el Cambio Climático reunirá a 10.300 delegados de 195 países y se espera que de ella salga un borrador avanzado, “conciso y bien estructurado”, en palabras de la secretaria ejecutiva de la conferencia, Christiana Figueres. Los encuentros se mantendrán durante dos semanas, hasta el viernes 12.

En la apertura de la conferencia, el ministro de Medio Ambiente de Perú, Manuel Pulgar Vidal, instó a construir acuerdos “concretos que aumenten la confianza con la opinión pública”. Agregó: “El mundo nos espera y el mundo no espera que fallemos”.

Seguramente, en estos encuentros vuelva a surgir la situación de los países menos desarrollados, que son los que más sufren el cambio climático al tener menos recursos para paliar sus efectos, y que por su menor industrialización no son responsables de la mayor parte de los gases de efecto invernadero que se han emitido históricamente.

También se buscará una mayor colaboración de los países más ricos con los países en desarrollo, tanto en tecnología que permita la reducción de las emisiones, como en respaldo de distinta índole a políticas de largo plazo para preparar a estos países frente al impacto del cambio climático.

En paralelo a esta conferencia, se realizará la Cumbre de los Pueblos, que reúne a organizaciones de la sociedad civil que trabajan en este tema.

En la semana previa a la cumbre del clima se desarrolló, también en Lima, el Diálogo de Pueblos Indígenas y Estados sobre el Cambio Climático, en el que indígenas de todos los continentes menos Europa se reunieron con representantes de los países de la Unión Europea, para exponer su situación ante este fenómeno y también en relación con los derechos humanos.