El Ministro de Economía y Finanzas, Mario Bergara, dijo ayer que en países pequeños y abiertos como Uruguay, el principal desafío de las políticas que defienden la estabilidad del sistema financiero no debe estar centrado en encontrar “burbujas de crédito” -como en Estados Unidos o Europa- sino en contar con políticas macroeconómicas consistentes. El Banco Central del Uruguay (BCU) y el Research Institute for Development -creado por la Asociación de Economía Internacional y apoyado por el gobierno uruguayo- realizan esta semana talleres con expertos internacionales para abordar los desafíos para la estabilidad financiera y las respuestas de política de las que disponen los países.

En ese marco, Bergara destacó que la discusión conceptual sobre la regulación en el sistema financiero estuvo “demasiado influenciada” por lo que había pasado en la crisis financiera en Estados Unidos. Según Bergara, se transmitió que “todo funcionaba” desde la regulación micro, la supervisión y el control, y que lo que faltó era una visión sistémica. Para él, en la crisis financiera, ni la supervisión ni el control del sistema financiero funcionaron bien. El ministro comentó que los avances tecnológicos aplicados al sector financiero generaron muchos canales de interacción entre agentes y mercados e hicieron más real la presencia del riesgo sistémico.

Según su visión, no es posible pensar en “separar” la cuestión de la estabilidad financiera como una variable aislada cuya vigilancia deba tener una autoridad específica. También relativizó los temores que existen a la “interferencia política” y recordó que “si hay una corrida bancaria, un problema de inestabilidad financiera general, lo último que queremos es la independencia del sistema político, porque vamos a ir corriendo al fisco a pedir plata para tapar el agujero”. En este sentido defendió la presencia de los ministerios de Economía en los organismos que evalúan la evolución de los riesgos sistémicos. Asimismo, destacó positivamente el funcionamiento del Comité de Estabilidad Financiera en Uruguay, y defendió que se trate de un ámbito de coordinación sin atribuciones propias. Afirmó que si bien en los países desarrollados el acento de la regulación del sistema financiero se pone en el desarrollo de burbujas de crédito, en el caso de economías pequeñas y abiertas como la uruguaya, las crisis financieras están asociadas a problemas en el tipo de cambio y las inconsistencias de las políticas macroeconómicas que afectan los resultados bancarios.

“Buscar mitigar los riesgos de la estabilidad financiera en Uruguay pasa por tener una filosofía del manejo del riesgo general en la economía, no sólo en el sistema financiero”, indicó.

Comentó el último análisis del Comité de Estabilidad Financiera, que identificó seis bloques de riesgos posibles de la estabilidad financiera. El primer riesgo está asociado al desmantelamiento de la política monetaria expansiva por parte de la Reserva Federal y la eventualidad de que se genere volatilidad en el mercado financiero internacional. El segundo es la posibilidad de que la crisis europea afecte a los bancos de ese origen instalados en Uruguay. En tercer lugar se evaluó el efecto de una posible desaceleración de China, principal demandante de productos uruguayos. Un cuarto grupo de factores -cuya probabilidad de materialización es la más alta- es la eventualidad de que haya ajustes de precios relativos y caída del producto en Argentina. Los últimos dos, “más domésticos”, son un eventual “desanclaje” de las expectativas de inflación y la posibilidad de que haya una aceleración del crédito y formación de burbujas. Según Bergara, ya sea por su reducida dimensión, por los canales de transmisión o por la capacidad de manejarlos, todos los factores fueron ubicados en una “zona de confort”. “La miopía del banquero, como la llama la literatura, es un dato de la realidad para el regulador. Aunque en una época no nos dejaban publicar eso para que no se ofendieran, la regulación tiene que saber que en los bancos hay una estructura de incentivos que va en el sentido procíclico”, concluyó.