El presidente estadounidense, Barack Obama, se reunió ayer durante 50 minutos con el papa Francisco. Al darle la mano al argentino, Obama le dijo: “Es un honor, soy un gran admirador suyo”. Tras la foto de protocolo, ambos conversaron sobre algunas de las preocupaciones que comparten: la lucha contra la pobreza, la injusticia social y la situación de los más vulnerables. Además, Jorge Bergoglio le planteó a Obama las discrepancias de la Iglesia con las posiciones favorables al aborto y al uso de anticonceptivos de gran parte de los integrantes del Partido Demócrata estadounidense, un tema que ya se había planteado en la reunión de 2009 entre Obama y Benedicto XVI, predecesor de Francisco.

Durante la conferencia de prensa que brindó tras el encuentro, Obama, quien no es identificado como un hombre de mucha fe, no ahorró halagos y alabanzas a Francisco. Medios estadounidenses señalaban ayer que estas palabras, así como el encuentro en sí mismo, más allá de hacer hincapié en las similitudes ideológicas entre Obama y Francisco, buscaban acercar al presidente estadounidense y a los demócratas en general a la comunidad católica de su país, con miras a las elecciones legislativas que se realizarán este año.