No es fácil mantener a un equipo en las principales posiciones de los campeonatos año tras año. Por las modificaciones de los planteles, por los cambios en las formas de disputa, por las exigencias cada vez más altas. Sea el deporte que sea, pelear muchos años de forma consecutiva por grandes objetivos es cosa de pocos. Malvín es una de esas instituciones que perduran en el tiempo.

Playa emoción

Antes de cumplir un año de vida la diaria, en su primera LUB cubierta de punta a punta, fue testigo de la primera vez de Malvín, la que no se olvida, y el 6 de febrero del 2007 se podía leer en sus páginas: "Los héroes que marcarán sus nombres con fuego en la historia, no sólo del club sino que en cada uno de los recuerdos de quienes vivieron muy de cerca esta hazaña consagratoria. Los jugadores, responsables directos en la cancha de volcar los juegos y tácticas preparadas por la cabeza pensante de Pablo López y sus ayudantes en el cuerpo técnico son los protagonistas de este épico triunfo.

Una barriada, un sueño, un objetivo, una historia. Una gloria. El Club Malvín vive los momentos más sensacionales de sus 69 años de vida; consiguió la hazaña más grande de su historia, algo nunca antes alcanzado. El azul de la playa se consagró por primera vez campeón de la LUB, el círculo de mayor privilegio del baloncesto uruguayo, el techo más alto al que puede alcanzar un deportista a nivel local.

Las inmediaciones de Rivera y Legrand se llenaron de alegría para siempre, el barrio está de fiesta. Las sensaciones y sentimientos vividos por cada una de las almas fieles al club no tendrán, ni necesitarán, palabras para explicar la emoción consumada anteayer. Aquellos que por allí dejaron un pedazo de su vida, de su historia personal, que encuentran como vínculo emocional y poco racional un sentimiento hermoso hacia una institución. Ésos serán quienes más disfrutarán de este logro, el título es de ellos y de todo su amor hacia el ya glorioso Club Malvín.

El aire que se debe estar respirando en el barrio ya no es el mismo, ahora es de hazaña, de gloria, de un sentimiento muy fuerte nunca antes vivido en la zona. La playa se llenó de arena triunfal, Malvín es una fiesta y el verano se ampliará en ese lugar por mucho más".

Jugó el Federal de Segunda de Ascenso a fines de la década del 90, y ascendió en la temporada 1999 a Primera División con, entre otros, Edgardo Ottati y Marcelo Pérez en el plantel. Le costó varios años aparecer en las primeras planas del certamen máximo del básquetbol uruguayo. Disputó las rondas de permanencia y en la LUB de 2005 quedó eliminado en la etapa clasificatoria, algo que nunca más se volvería a repetir. Tras esa ida temprana del campeonato, Pablo López arribó al Club Malvín.

En la primera temporada en el banco del azul de la playa llegó el primer campeonato bajo el capitanato de Marcelo Pérez. Para ese torneo 2006-2007, Fernando Martínez defendió a la gaviota por primera vez y fue una excelente figura, con más de 20 puntos de promedio en casi 50 partidos disputados. Desde el inicio, el Enano se metió en el bolsillo del hincha. Los extranjeros de ese título fueron los recordados estadounidenses Kim Adams y Lee Benson. La final la ganó ante Biguá el 5 de febrero de 2007.

En 2009-2010 le tocó perder la final ante Defensor Sporting 3-0, pero la revancha estaba a la vuelta de la esquina. En 2010-2011 Biguá fue nuevamente la víctima y Malvín pudo bordar su segunda estrella en la camiseta. El Enano Martínez volvió a ser clave, y se sumaron a él otras muy buenas fichas nacionales, como Joaquín Izuibejeres, Reque Newsome -elegido el más valioso de ese año-, Joaquín Osimani, los foráneos Chris Jeffries y Mark Bortz, el Tito Borsellino y el joven Bruno Fitipaldo.

Rinde 2

Con ese título en las páginas de Deporte y con Gigante en la portada, el 15 de marzo de 2011 la diaria recreaba el segundo título playero en una crónica que empezaba así :"Allá por el 2040, cuando ese abuelo bajito y medio pelado le explique a alguna sobrina nieta por qué tiene ese pedazo de red rota y vieja como si fuera un trofeo, el Enano Martínez -de él se trata este párrafo de ficción- contará la leyenda, seguramente nacida en alguna cancha de tosca del Uruguay, de que donde emboca un campeón nadie más vuelve a embocar, y que esa red es de una de las dos veces que Malvín fue campeón cuando él jugaba.

En 2011-2012 el playero volvió a pasar a la final, pero en esa oportunidad Hebraica y Macabi se quedó con el trofeo máximo. El año pasado Aguada lo dejó por el camino en la semifinal, y en la serie que finalizó esta semana con Defensor Sporting, Malvín volvió a imponerse con un contundente marcador 4-1.

Desde el banco

El entrenador campeón, Pablo López, logró los tres títulos que ostenta Malvín en la LUB y sin dudas es uno de los grandes artífices de esta historia. Muchas veces cuestionado de forma poco entendible por propios y ajenos, el DT cimentó una estructura difícil de derribar, cuyos frutos deportivos están a la vista. Es una persona muy trabajadora, a veces en exceso, que está hasta en los mínimos detalles para que sus equipos tengan las armas suficientes para afrontar las competencias. Es el primero en llegar y el último en irse. Se queda después de hora para buscar perfeccionar a los más jóvenes. Siempre está atento a todo lo que sucede.

Ganó la copa el martes y ya lo había hecho en dos ocasiones anteriores con la institución de la avenida Legrand. Pero la cosa no queda ahí, ya que con la última que disputó, López jugó siete finales de LUB en 11 ediciones; las dos primeras fueron con Paysandú Basket-Ball Club y las restantes con su actual equipo. Un verdadero ganador, que no se queda sólo con lo que queda en la vitrina sino que valora todo el trabajo realizado dentro de un club que ha crecido una enormidad desde su llegada.

Bruno Fitipaldo fue lanzado por él a la cancha cuando aún era aún muy joven, y el base le respondió rápidamente en las definiciones que jugó. Mathías Calfani, comprado por Malvín a Biguá el año pasado, fue un muchacho al que López también le puso mucho empeño y horas en la cancha. En el torneo anterior lo trabajó para colocarlo en la posición de alero, y este año más bien tendió a ponerlo de ala pivot. El artiguense fue gran figura en esta consagración y no por casualidad, ya que a su talento natural se le sumaron otras cuestiones trascendentes para el desarrollo de cualquier deportista.

Este año a López le tocó trabajar con Horacio Martínez, quien fue su asistente técnico, hasta hace poco dedicado a su carrera como basquetbolista profesional y desde hace un tiempo enfocado en su trabajo con lo más chicos del playero. Se recibió como entrenador en 2012 y comenzó a trabajar en poco tiempo con las divisiones formativas. La oportunidad para integrar el cuerpo técnico del plantel principal no demoró en llegarle, y pudo ser campeón con el club que también lo había tenido en la cancha en un par de temporadas.

Brillante

El campeonato 2013-2014 de Malvín fue numéricamente espectacular: perdió tan sólo siete partidos en todo el año. En la fase regular obtuvo 22 triunfos en 28 encuentros, culminando con la posición número 1 de cara a los play off. Fue el segundo mejor equipo defensivo -74 puntos en contra de media- por detrás de Defensor Sporting. Además, fue el más goleador, con 82 de media.

En los cuartos de final, Goes se le cruzó por el camino y no tuvo inconvenientes para superarlo 3-0. En semifinales, Atenas fue el rival y el resultado nuevamente fue 3-0. En la serie decisiva comenzó perdiendo, pero los cuatro triunfos en fila le dieron el título.

Con respecto a la conformación del equipo que en definitiva se consagró, se sumaron para esta LUB Germán Silvarrey y nada más ni nada menos que Nicolás Mazzarino. El ayuda base volvió a Uruguay después de una década y resultó clave. Fue uno de los máximos anotadores de su equipo, con 13,1 de media. Por encima de Mazzarino en el goleo quedó Fitipaldo con 13,6. Calfani hizo 10,4, Martínez, 10,2, y Newsome hizo 10.

Richard Chaney se retiró con 14,1 de promedio y Djibril Kanté con 9,7. En un hecho difícilmente repetible, ninguno de los dos foráneos que comenzó la temporada y la serie ante Defensor Sporting pudo terminar. Chaney se fracturó uno de los dedos de una mano y Kanté se desgarró. Sus lugares fueron ocupados por el cordobés Alexis Elsener y el estadounidense nacionalizado argentino Tyler Field.