La selección argentina de fútbol jugará la final en Maracanã contra Alemania, como en Italia 1990, cuando Sergio Goycochea era el ángel del arco. Esta vez fue Sergio Romero quien se puso el traje de héroe para darle la clasificación a la albiceleste mediante la vía de los penales al atajar dos remates. Un 9 de julio, fecha patria.

La segunda semifinal entre Argentina y Holanda, jugada en el Arena Corinthians de San Pablo, no tuvo nada que ver con la que disputaron brasileños y alemanes en Belo Horizonte. La dinámica, los goles y la furia de los ataques faltaron a la cita, por lo menos en la primera etapa, que se fue 0-0 y pareció un partido más táctico que jugado. Lo impactante del martes pasó a ser liviano ayer. Muy estudiado por un especialista como Louis van Gaal, y con su rival, Alejandro Sabella, que liberó a Lionel Messi por delante de los volantes pero el argentino, en todo momento tuvo una marca encima, que fue la del recio volante Nigel de Jong. El holandés logró el objetivo y pudimos ver a la Pulga muy desconectado del juego ofensivo de Argentina. La única que tuvo fue un tiro libre que pateó de zurda, fuerte y que embolsó bien Jasper Cillessen. Dirk Kuyt, el pelirrojo que inició su carrera como atacante pero que ahora se desempeña como volante por derecha, por delante de la línea de tres defensores que plantea Van Gaal, también tenía un pedido, tapar la subida del lateral izquierdo Marcos Rojo. Durante el primer tiempo neutralizó ese sector y estuvo bien cerca del argentino. No hubo situaciones de gol para ninguno de los dos equipos, que estaban bien parados en defensa, abroquelados, avanzando en bloque, y eso generó que los delanteros holandeses no entraran casi en juego. Ezequiel Lavezzi amagó con generar juego por la derecha del ataque argentino, pero tampoco pudo llegar a pisar el área con claridad. Tanto se jugó hacia atrás que fueron los arqueros quienes más tocaron la pelota con los pies.

Cambia, todo cambia

Para el segundo tiempo, Van Gaal mandó a la cancha a Daryl Janmaat por Martins Indi y pasó a Dirk Kuyt a jugar de la derecha a volante por izquierda. Al rato mandó otra variante, Jordy Clasie por De Jong -que llegó golpeado a jugar este partido-, volante por volante para seguir escalonando a Lionel Messi. Y el miedo a perder seguía latente, porque se atacó poco y mal. Centros pasados, ninguna jugada colectiva por parte de dos equipos que tienen material para hacerlo y jugadores de media cancha en adelante de mucha clase. El 0-0 era enorme en San Pablo. Alejandro Sabella respondió con dos jugadores de ataque: Rodrigo Palacio y Sergio Agüero, que entraron por Pérez e Higuaín para ver si podían sacudir un poco la modorra de este partido. De esta manera, Argentina sumaba a varios jugadores de ofensiva. No bastó para que la pelota acariciara la red. La más clara fue de Arjen Robben sobre el final, cuando apiló jugadores, se metió en el área, la dejó larga y cuando iba a rematar apareció una barrida monumental de Javier Mascherano.

Era el gol, pero no fue, y se vino el alargue. La prórroga no cambió el rumbo de los 90 minutos anteriores con respecto al resultado. Lo que sí varió fue la intensidad en ataque de Holanda, que manejó la pelota y empezó a llegarle con más frecuencia a Argentina, que se retrasó bastante, lo que determinó que la posesión del balón fuera casi absoluta para los holandeses. Cambió la postura y los europeos comenzaron a ser superiores a los sudamericanos. Igual, daba la sensación de que se irían a penales. Quedó una última jugada de Rodrigo Palacio de cara a Cillessen, pero el delantero argentino no pudo cabecear fuerte y la bola fue a las manos del goalkeeper. Y se vino la tanda de penales. Arrancó pateando Holanda y Sergio Romero se lo atajó a Vlaar, luego Messi hizo el suyo y puso la definición 1-0 a favor de Argentina, después Robben empató la serie, Ezequiel Garay puso el 2-1, Romero volvió a atajar un penal, esta vez a Sneijder, Agüero puso el 3-1, Dirk Kuyt mandó a guardar su penal para poner el 3-2 y la serie la definió Maximiliano Rodríguez, que puso el 4-2 y metió a Argentina en la final del mundo después de 24 años, para tener la revancha con Alemania, como en 1990.