"Nosotros hemos aceptado el alto el fuego a propuesta de Egipto para dar una oportunidad a que cese el disparo de cohetes y se desmantelen los túneles. Si Hamas no lo acepta, como parece que es el caso, Israel tendrá toda la legitimidad internacional para ampliar su operación militar y restaurar la calma". Con estas palabras anunciaba el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, junto al ministro de Relaciones Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, que su gobierno accedía al cese de agresiones propuesto por El Cairo.

Lo hizo pese a la oposición de parte de su gabinete de seguridad, incluido el viceministro de Defensa, Danny Danon, quien calificó como un "error" la decisión. Horas después, Netanyahu destituyó a Danon, quien calificó de "lamentable" que el primer ministro no aceptara "que hay otras voces diferentes" en el gobierno. Además lo acusó de haber "capitulado" ante el presidente palestino, Mahmud Abbas, "cuando accedió liberar a asesinos para volver a las negociaciones", en referencia a presos palestinos liberados de cárceles israelíes. Dijo que "no reaccionó con la firmeza suficiente cuando nuestros tres adolescentes fueron brutalmente asesinados" y que "aceptó un alto el fuego con Hamas que debilita a Israel".

Desde Hamas la información era confusa y hablaron varios dirigentes. Uno de ellos dijo que se analizaba la propuesta de tregua, otro que nunca les había llegado ningún texto, y un tercero, del brazo armado de Hamas, que no aceptarían ningún alto el fuego porque "supone una rendición y no vale nada". Anoche, medios israelíes informaban, basándose en fuentes que no identificaron, que Hamas se había ofendido porque la propuesta de El Cairo fue discutida con la Autoridad Nacional Palestina, pero no con ese movimiento. Finalmente Hamas no se plegó al alto el fuego, por lo que Israel retomó sus bombardeos tras seis horas de tregua unilateral.

Hamas continuó con el lanzamiento de cohetes, uno de los cuales causó la primera víctima fatal en suelo israelí desde el comienzo de la operación militar Margen Protector. Antes, el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, aseguró: "No puedo condenar lo suficientemente fuerte las acciones de Hamas [...] ante un esfuerzo de buena voluntad de cese al fuego". Estaba anunciada una visita de Kerry a El Cairo para colaborar con la búsqueda de una tregua, pero finalmente no viajó. El secretario estadounidense dijo que está "listo" para viajar a la región en cualquier momento, "pero los egipcios merecen el tiempo y el espacio para que esta iniciativa funcione".

Colaterales

En la tarde de ayer, el diario israelí Haaretz informaba que el Ejército de ese país estaba llamando a residentes de dos barrios de Gaza para informarles que la zona sería atacada y recomendarles que abandonaran sus casas. En un comunicado emitido el lunes, la organización Médicos Sin Fronteras manifestó que ya no se emitían advertencias en forma sistemática a las zonas que serían bombardeadas.

En este sentido, el director del Programa Regional para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional, Philip Luther, precisó que “a menos que las autoridades israelíes puedan facilitar información concreta que demuestre que una vivienda se está usando para contribuir realmente a acciones militares, atacar deliberadamente viviendas civiles constituye un crimen de guerra y supone además un castigo colectivo contra las familias”. Además, la organización internacional advirtió que no hay aviso eficaz a la hora de disparar un misil contra una vivienda, y agregó que ha documentado casos en los que “estos misiles han matado o herido a civiles en anteriores operaciones del Ejército israelí”.

Las últimas estimaciones indican que son más de 17.000 los palestinos que dejaron sus hogares y se dirigieron a los refugios gestionados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), uno de los cuales fue atacado ayer, informó la agencia de noticias Efe. La agencia de la ONU para los refugiados palestinos informaba el domingo que ya no tiene capacidad suficiente para atender a las personas que siguen llegando, sobre todo desde la capital de Gaza.

Las imágenes que llegan desde ese territorio muestran a los palestinos trasladando unas pocas pertenencias en carros, que en algunos casos son tirados por caballos y en otros a pulso. Pero muchos de los gazatíes optan por no dejar sus viviendas, porque tampoco es muy seguro caminar por las calles bajo el bombardeo israelí.

Se estima que en las cercanías de la frontera con Israel, zona a la que se dirige la mayoría de los avisos de bombardeo, viven unas 200.000 personas. “¿Dónde irá toda esta gente?”, se preguntó uno de los habitantes de esa zona, Mohammed Suliman, en declaraciones a BBC.

Días atrás se anunció que Egipto había abierto el paso fronterizo de Rafah, pero Médicos Sin Fronteras informó que sólo se permitió el paso de 11 pacientes el jueves y cuatro el sábado. “Parece que sólo aquellas personas que tengan un pasaporte internacional están autorizadas para cruzar la frontera”, indicó la organización en un comunicado, en el que también señala que a médicos extranjeros se les ha impedido ingresar como voluntarios a Gaza, una superficie de 40 kilómetros de largo y 9,5 de ancho, con un promedio de población de 4.505 personas por kilómetro cuadrado.

A la superficie, de unos 360 kilómetros cuadrados, se le deben restar dos zonas en las que no se puede circular: el área de contención establecida por Israel, que incluye una zona prohibida y otra de alto riesgo. Estas tierras censuradas son, además, de las más fértiles de la franja, una región en la que la comida escasea y los cultivos son una fuente importante de alimento y de trabajo, al igual que la pesca, que también está controlada por Israel, que la permite sólo hasta seis millas náuticas de la costa.

Tanto Amnistía Internacional como Médicos Sin Fronteras llamaron la atención sobre la falta de suministros médicos y humanitarios en la franja. La primera informa que “los hospitales de Gaza se esfuerzan por seguir funcionando” ante un número de heridos cada vez mayor, la escasez de suministros médicos y “las carencias de combustible y electricidad, a consecuencia, en gran medida, del estricto bloqueo que desde hace siete años Israel mantiene sobre la Franja de Gaza”.

Médicos Sin Fronteras agregó que por la escasez de combustible “sólo 50% de las ambulancias son capaces de circular”, y subrayó la necesidad de que se abran los pasos fronterizos para evacuar a heridos y enfermos y permitir el ingreso de equipos médicos y convoyes humanitarios. Concluyó que “se trata de una obligación legal de Egipto e Israel, y es vital para la población de Gaza”.