Ayer los argelinos estuvieron cerca, pero terminaron ganando los favoritos europeos, en el que fue uno de los mejores partidos del Mundial. Alemania, a pesar de las dificultades que tuvo para superar a su rival de ayer, sigue siendo uno de los grandes favoritos al título. Después de su arranque rutilante con goleada contra Portugal, los de Joachim Löw no fueron tan deslumbrantes, pero sí efectivos; empataron con Ghana y derrotaron por la mínima a Estados Unidos, y así finalizaron primeros en su serie. Ahora se sacaron de arriba a un rival que les mostró las uñas, que no hubiera sido fácil para nadie. Aunque había dado una buena imagen en la fase de grupos, en la que finalizó en el segundo lugar de su serie, detrás de Bélgica, no estaba en ningún cálculo que Argelia complicara tanto a Alemania. Y lo hizo jugando bien, con una tarea que estuvo por encima de toda predicción. Un planteamiento futbolístico que minimizó el juego de los alemanes hasta hacerlos sentir incómodos en la cancha. Una y otra vez, Argelia fue consciente del posicionamiento de Alemania y buscó ofenderla por las espaldas de su última línea, provocando que el arquero Manuel Neuer jugara prácticamente de líbero, rescatando en varias ocasiones a su perforada defensa. Los argelinos, que luego de la derrota de Nigeria habían quedado como el único abanderado del fútbol africano en el Mundial, jugaron con rapidez y precisión, haciendo daño con pelotazos largos para Islam Slimani, delantero argelino. Así fue el primer tiempo y también el segundo, con un despliegue físico impresionante. Del otro lado también fue figura el arquero Mbolhi, con intervenciones magníficas cada vez que Alemania encontró el hueco -con mucha paciencia- u optó por tirar zapatazos desde fuera del área. Cualquiera de los dos arqueros sacaron ayer en el Beira-Rio un montón de números para ser calificados como de los mejores del torneo.

Vibró tanto la historia que se decidió por regalar 30 minutos más de juego en tiempo suplementario.

Ahí encontró rápido el gol Alemania, gracias a un gran desborde de Thomas Müller, que esta vez no metió ninguno, pero fue perfecto asistidor de André Schürrle, delantero que juega en el Chelsea de Inglaterra y que rompió el cero con una buena definición. Dos minutos del tiempo extra y lo dicho: las desatenciones se pagan caras. Se esmeró todo lo que pudo Argelia, atacando con los últimos alientos de un desgaste físico que mermó sus posibilidades. Ya vencidos, casi en el final, vino el segundo de Özil y luego el reconocimiento al esfuerzo apareció casi enseguida con el 2-1 de Abdelmoumene Djabou. Argelia no pudo. Ganaron los de siempre. Pero la historia sabe, una vez más, que su condición de irreversible no es más que el absurdo de su cara.