-¿Los resultados de las últimas encuestas marcan un punto de inflexión en la campaña?

-A veces estos sacudones son hasta buenos, porque han hecho que todo el FA hoy esté en la cancha jugando el partido, y cuando el FA arranca, nadie lo para. Pero yo creo que ni calvo ni con dos pelucas. Las encuestas son insumos importantes a tener en cuenta, para analizarlas, pero uno no termina mirando la película solamente por la crítica de otro. Acá lo fundamental es transmitir el proyecto político que queremos. Está previsto que ocurran en la campaña cosas diferentes a partir de ahora, pero son cosas que en muchos casos ya estaban previstas. Tenemos que dejar todo en la cancha peleando por el Uruguay que anhelamos. Y en ese Uruguay hay que premiar el esfuerzo. Por mi mesa de trabajo en la DGI pasaron durante cuatro años cientos de evasores que no cumplían con la ley y a los cuales les aplicamos toda la dureza de la normativa vigente. Pero también pasaron miles de uruguayos, de contribuyentes, que hacían muchísimo esfuerzo para cumplir con sus obligaciones. Y ese esfuerzo debemos retribuirlo con bienes y servicios públicos de calidad. Eso exige ser autocríticos y humildes para reconocer que en muchos casos la gestión no ha sido de excelencia y que debemos mejorar. Porque, en definitiva, los sectores ricos de la sociedad siempre van a elegir de qué manera obtienen un servicio. Quienes tienen menores recursos necesitan ayuda del Estado. Pero quien arbitra y da la pauta de la calidad de los servicios públicos es la clase media. Y en muchos casos vemos que en ese arbitraje entre el servicio público y el privado, la clase media opta por el privado porque el público no es de calidad. Y en eso tenemos que mejorar. Tiene que ver con mejorar la educación, la infraestructura, con tener una agenda de innovación potente, con mejoras en la salud que apunten por ejemplo a generar sistemas de incentivos a la reducción de los tiempos de espera para ser atendido por un especialista, con una agenda de gobierno digital. Hay que premiar el esfuerzo del que estudia, del que trabaja, con políticas públicas de calidad.

-¿Un sector de la clase media puede estar un tanto resentido con el FA porque entiende que el foco no estuvo puesto hasta ahora en políticas que lo beneficien?

-Si miramos los números objetivos, los ingresos de los uruguayos mejoraron en todos los deciles. Hoy todos los uruguayos están mucho mejor de lo que estaban diez años atrás. Por lo tanto, esa sensación térmica no se condice con los números. Creo que ése no es el problema, sino cómo premiamos el esfuerzo de los que trabajan y estudian. Por ejemplo, a mí me gustaría triplicar los fondos de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación para becas de maestría y doctorado en el exterior, generar políticas que promuevan la natalidad flexibilizando el acceso a créditos hipotecarios a parejas jóvenes.

-¿Cómo se abordarán en un eventual tercer gobierno los temas de infraestructura?

-Va a tener que haber una participación del sector privado mucho mayor, y los mecanismos de participación público-privados tendrán que tener una sofisticación más elevada, poniendo metas cuantificables, planificación estratégica, que hagan que el sector privado considere atractivo participar. Un ejemplo es la política energética, que ha sido muy exitosa; no se dijo “voy a licitar 3 o 5 MW”, hubo un plan de mediano y largo plazo para generar una matriz energética diferente, y los actores del sector público y del privado sabían a qué atenerse. También hay que innovar en educación. Allí será necesario poner más presupuesto pero también gestionar mucho mejor. Tenemos que tener centros educativos con horarios más extendidos, con mucha más calidad docente, lo cual requiere mejores salarios y mejor formación. En esto, como en otras áreas, debemos actuar con humildad y con autocrítica para reconocer que hay cosas que se han hecho muy bien, pero en otras hay que introducir mejoras bien importantes en la gestión para ofrecerles a los ciudadanos servicios públicos de calidad. El candidato blanco Luis Lacalle Pou sostiene que en caso de ganar las elecciones continuará en líneas generales con la misma política económica.

-¿Cuáles son las principales diferencias entre la propuesta del FA y del PN en esta materia?

-Lo fundamental es mirar al futuro, pero también es importante mirar el presente y el pasado, para ver qué credenciales tenemos para hablar del futuro. En esa línea, yo difícilmente pueda creer que la política económica siga siendo la misma. Ésas son promesas, no certezas. El FA ofrece certezas, porque es lo que ha venido haciendo durante nueve años. La política tributaria, del gasto público, de promoción de inversiones, junto a las políticas sociales y laborales, hacen que el conjunto sea de un signo absolutamente diferente al llevado adelante en la década del 90. Por lo tanto, quienes prometen hoy continuidad, en realidad no tienen las credenciales como para poder hablar de esa manera.

-¿Cuáles son los puntos débiles de los planteos económicos del equipo de Lacalle Pou?

-Yo veo una diferencia fundamental en el rumbo estratégico. Eso es lo fundamental; después, el resto de las herramientas se van acomodando en función de ese rumbo estratégico. Acá la ciudadanía va a poder elegir entre un proyecto de derecha, que tiene como concepción gobernar para determinadas élites, y la concepción de un gobierno de centro-izquierda, que básicamente anhela generar un gobierno de la gente, con la gente y para la gente. Porque es con todos o no es. Después, los instrumentos de política económica van a ser diferentes porque ese rumbo es absolutamente distinto.

-¿Al FA le falta marketing?

-Lo fundamental es tener una propuesta programática seria, tener credenciales que te da lo que has hecho en el pasado, y el equipo de gobierno para llevar adelante la propuesta, fundamentalmente la fórmula presidencial. Honestamente, estoy convencido de que tenemos el mejor programa, las mejores credenciales y la mejor fórmula. Tenemos una fórmula que es la única que puede mostrar que es una fórmula en unidad y que representa la unidad. Otros partidos no tienen fórmulas en unidad, y hay otros que, aun teniéndola, no representan la unidad de su partido. Por lo tanto, sin renegar del marketing -vivimos en el siglo XXI y estas cosas son importantes-, pero con lo sustancial en orden, el FA va a ganar las próximas elecciones.

-En un escenario sin mayorías parlamentarias, ¿de qué partido está el FA más cercano a establecer 
alianzas?

-Nosotros estamos abocados a ganar en primera vuelta y con mayorías parlamentarias. Si esto no fuera posible, creo que debemos apostar al diálogo, pero no me gustaría establecer a priori muros mentales de que con algunos será más difícil que con otros. Es obligación del gobierno y de la oposición construir un país entre todos. Vamos a tender la mano, a escuchar a todo el mundo y a tratar de establecer un rumbo consensuado de país.

-El Partido Independiente se autodenomina “la otra izquierda”. ¿Será más fácil establecer alianzas con el PI que con otros partidos?

-Con todo respeto, yo me baso en la realidad y no en eslóganes. En Uruguay hay un solo partido político de izquierda, y es el Frente Amplio.