La Legión Oriental Artiguista se formó en julio de 1961, pero cobró un impulso más importante recién en los últimos meses de 1963. Según el trabajo de Broquetas, se trató de una organización que compartía varios de los postulados y modos de acción de la derecha conservadora, aunque tuvo, desde su impronta militarista, diferencias significativas con sus contemporáneos “demócratas”.

Uno de los capítulos del libro (“Del conservadurismo a la reacción golpista: un modelo militarista”) está dedicado a la actividad de ese grupo e incluye un relato detallado de un intento de golpe de Estado en enero de 1964, impulsado por militares integrantes de este movimiento y que curiosamente ha sido poco promocionado por la historiografía reciente.

Además de estos episodios, resulta interesante cómo la Legión Artiguista irrumpió en la escena nacional para reaccionar contra una situación de “podredumbre” que estaba, según su punto de vista, atentando contra las bases sociales de la “orientalidad”.

Las nuevas formas de cultura popular incorporadas por la izquierda uruguaya eran frecuentemente atacadas por este grupo. Prensa Libre era el órgano de prensa de la Legión Artiguista, y Broquetas cita en su trabajo fragmentos de sus páginas culturales que resultan sumamente ilustrativas.

Al hablar de cine, por ejemplo, escribían en agosto de 1964: “Para lograr éxito de taquilla no hay degeneración que no desfile por las pantallas de nuestros cines [...] La mayoría de nuestras desdichas, lo que ha corrompido a nuestros jóvenes, ha entrado por la vía del cine, descastando a las nuevas generaciones que hablan, se visten y se comportan según la película que está de moda”.

Las expresiones de teatro independiente eran analizadas desde los mismos temores conservadores: “No puede llamarse teatro a ese tipo de espectáculos circenses montado por ‘peludos’ de izquierdas que levantan su tinglado por algún espacio abierto de la capital, procurando la risa fácil de los tarados. Otro tipo de ‘teatro’ anda ahí para elementos ‘nueva ola’ que utilizan el señuelo de esas inquietudes artísticas para dar salida a sus degeneraciones con abundante uso de alcohol y drogas que se venden en este país con la misma libertad que se venden caramelos”.