El último balance de víctimas palestinas en la ofensiva militar de Israel en la franja de Gaza, que comenzó el 8 de julio, ascendía ayer a 1.841 muertos y 9.370 heridos, además de daños materiales, que incluyen 10.080 casas destruidas.

De acuerdo con declaraciones del vicecanciller israelí, Tzachi Hanegbi, su gobierno dispone de un estudio “realizado por las Fuerzas Armadas, de manera muy profesional y fiable”, según el cual 47% de las víctimas eran “terroristas”. Sin embargo, la ONU estima que 36% de los muertos son milicianos y 64% son civiles. Además, el Fondo de la ONU para la infancia (UNICEF) informó que hasta el sábado murieron 296 niños, 187 varones y 109 niñas, y que 203 de ellos, o más, eran menores de 12 años.

La tregua de 72 horas anunciada el jueves como un logro de la ONU y de Estados Unidos, y que empezó el viernes de mañana, no duró el plazo previsto. Ambos bandos se acusaron de haber violado el alto el fuego. De acuerdo con Israel, durante la tregua un soldado de 23 años fue secuestrado por milicianos palestinos. Luego de dos días de conmoción y de represalias, Israel concluyó que el soldado estaba muerto y ayer se le dedicó una ceremonia fúnebre. Hasta ese día, murieron 66 israelíes, tres de ellos civiles.

Mientras continuaba sus ataques contra el enclave palestino, Israel replegó ayer a sus militares de la mayor parte del territorio de la franja, aunque permanecían en la zona de la ciudad de Rafah, en el sur, según fuentes militares. La agencia de noticias Efe informó que el Cuerpo de Ingenieros israelí completó ayer la demolición del último de los túneles que el movimiento palestino Hamas había construido entre Gaza e Israel.

Varios medios periodísticos indicaban que habitantes del norte de la franja, evacuados por orden israelí, habían sido autorizados a regresar a sus hogares. Anoche el Ejército de Israel anunció una tregua por siete horas en gran parte de la franja, que se aplicaría a partir de esta mañana, con el objetivo de facilitar la entrada de ayuda humanitaria. De acuerdo con la BBC, un funcionario militar israelí aclaró que la tregua no se aplicará a Rafah, y que Israel retomará las acciones si es atacado.

Otra escuela

También ayer fue atacada por Israel una sexta escuela de la ONU que sirve a la UNRWA para dar refugio a palestinos evacuados. Ocurrió en Rafah, donde Israel intensificó su ofensiva. Según informó el enviado especial de la radio France Info, Etienne Monin, que estuvo en el lugar, a metros del portón de entrada de la escuela quedó un cráter que marca el lugar en el que impactó un proyectil. El corresponsal dijo que las marcas de sangre eran visibles y que de acuerdo con el personal de la UNRWA, el ataque dejó diez muertos, entre ellos un joven palestino que trabajaba en la escuela como portero. El periodista también señaló que a metros de la puerta quedó tirada una moto que lleva la insignia de la organización islamista palestina Yihad Islámica. Según la UNRWA, 3.000 palestinos estaban refugiados en ese local.

El Ejército israelí admitió en un comunicado haber disparado contra un objetivo “cercano” a la escuela de Rafah, contra “tres terroristas de la Yihad Islámica que andaban en una moto”, y agregó que “las fuerzas de defensa de Israel estudian las consecuencias”.

En otro comunicado, la vocera del Departamento de Estado de Estados Unidos, Jen Psaki, dijo que su gobierno está “horrorizado” por ese bombardeo israelí. Calificó el ataque de “desgraciado” y señaló que “las coordenadas de la escuela habían sido comunicadas de manera repetida” al ejército de Israel. “Reiteramos una vez más que Israel debe hacer más para cumplir con sus propios estándares y evitar muertes civiles. La sospecha de que militantes [de Hamas] están operando en las cercanías no justifica ataques que ponen en riesgo las vidas de tantos civiles inocentes”, agregó. También pidió “una completa y pronta investigación” de lo ocurrido.

Justo ayer, la organización Amnistía Internacional pidió al Consejo de Seguridad de la ONU y a los gobiernos palestino e israelí que colaboren con la Corte Penal Internacional (CPI) para que se investiguen crímenes de guerra del “pasado y presente” del conflicto palestino-israelí y los responsables sean castigados. Según esa organización, “hay cada vez más pruebas de que se han cometido crímenes de guerra” y contra la humanidad en ambos bandos, por lo que la actuación de la CPI podría ser “clave para poner fin a la cultura de impunidad”. A su vez, y aunque no tiene poder coercitivo, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU decidió el 23 de julio crear una comisión internacional para investigar posibles violaciones cometidas durante la actual ofensiva israelí en Gaza.

Ante estas iniciativas, el ejército israelí creó un equipo para recopilar información y pruebas con el objetivo de contrarrestar eventuales acusaciones de crímenes de guerra, informaron los diarios israelíes Haaretz e Israel Hayom. El objetivo es acumular evidencias de crímenes de guerra perpetrados por milicianos de Hamas y zanjar los casos en que no hay acuerdo sobre la autoría de ataques contra civiles. Por otro lado, Israel piensa analizar la planificación de objetivos militares para incluir cálculos de posibles daños a edificios cercanos a los blancos de los ataques aéreos.

Un plan de acuerdo

Representantes de las distintas facciones palestinas -Hamas, Al Fatah y la Yihad Islámica- acordaron ayer con las autoridades egipcias un documento con sus principales reivindicaciones, entre las cuales figura un cese del fuego inmediato en Gaza. En la sede de la Liga Árabe, en El Cairo, los palestinos y autoridades de Egipto debatieron los principales puntos para poner fin a la intervención israelí en la franja y conseguir el levantamiento del bloqueo a Gaza.

Está previsto que Egipto presente el documento a las autoridades israelíes y que la delegación palestina, encabezada por el dirigente de Al Fatah Azam al Ahmed, permanezca en El Cairo hasta que Israel acepte enviar un equipo negociador para iniciar conversaciones. Pero el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, descartó ayer esta posibilidad. Según un miembro del Frente Popular para la Liberación de Palestina, Mahed Taher, citado por Efe, las facciones palestinas habían alcanzado un consenso antes de presentar el documento a los egipcios. Otro reclamo palestino que recoge el documento es la liberación de presos, entre ellos los que deberían haber sido liberados por el acuerdo firmado en 2011, por el que regresó a Israel el soldado Guilad Shalit, capturado cinco años antes por milicias palestinas.