Si bien Estado Islámico nació en Irak, se ha fortalecido en Siria, donde la guerra civil favoreció su avance. Domina completamente el norte y el este del territorio sirio desde que el domingo logró controlar el aeropuerto de Tabaqqa, en la ciudad norteña de Raqqa.

El general Martin Dempsey, jefe del comando conjunto del Ejército de Estados Unidos, dijo la semana pasada: “El problema de Estado Islámico va a tener que ser afrontado a ambos lados de lo que en este momento es una frontera inexistente […] Para derrotarlos va a haber que atacarlos también en Siria”.

Las declaraciones de Dempsey llegaron después de que se pronunciaran en el mismo sentido varios analistas. Con ellos coincide el ex embajador de Estados Unidos en Siria Robert Ford, quien renunció cuando su país se negó a reforzar la ayuda a los rebeldes sirios. “No veo cómo sería posible contener a Estado Islámico a mediano plazo si no se considera su base de operaciones en Siria”, dijo.

Este tipo de afirmaciones no llegaron sólo desde Estados Unidos, que desde el 8 de agosto apoya con bombardeos a las fuerzas iraquíes que enfrentan a Estado Islámico, sino también de Reino Unido, que brinda armamento a las tropas kurdas en ese combate. Richard Dannatt, ex jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas británicas y asesor del gobierno de David Cameron, dijo en una entrevista con el periódico Daily Mail: “El viejo dicho de que los enemigos de mis enemigos son mis amigos está teniendo alguna influencia en la relación con Irán [en referencia a cierto acercamiento de Londres y Washington con Teherán por la crisis iraquí]. Es hora de que empiece a influir en nuestra relación con Al Assad”.

Allá también

El líder del grupo radical islámico Boko Haram, Abubakar Shekau, proclamó un califato en la localidad de Gwoza, en el noreste nigeriano, que fue tomada por sus milicias la semana pasada. “Por la gracia de Alá no nos iremos de la localidad. Hemos venido para quedarnos”, dijo Shekau, que en julio había manifestado su apoyo al califa de Estado Islámico, Abu Bakr al Baghdadi.

El gobierno y las Fuerzas Armadas rechazaron esa declaración, pero la efectividad que tienen en la lucha contra Boko Haram fue puesta en duda ayer, cuando Camerún informó que un grupo de casi 500 soldados llegó a su territorio escapando de los enfrentamientos.

El canciller británico, Philip Hammond, rechazó esa posibilidad, pero las autoridades estadounidenses no se pronunciaron al respecto, excepto el ministro de Defensa, Chuck Hagel, quien dijo que en la Casa Blanca “se están estudiando todas las opciones”.

“Siria está preparada para cooperar y coordinar los esfuerzos regionales e internacionales para combatir el terrorismo, en línea con las resoluciones de la Organización de las Naciones Unidas [ONU] y el respeto a la soberanía siria”, dijo ayer en conferencia de prensa Muallim. El canciller sirio agregó que esta colaboración debería darse “en plena coordinación” con el gobierno de su país, y que “cualquier ataque al margen de un acuerdo sería considerado una agresión”. En la misma conferencia condenó el asesinato del periodista estadounidense James Foley, quien fue rehén de Estado Islámico durante dos años y murió decapitado la semana pasada.

Después de las declaraciones de Muallim, la portavoz del Departamento de Estado, Jen Psaki, aclaró que esta concesión de Al Assad no significa que exista una alianza entre los dos países. Precisó que Barack Obama no ha tomado ninguna decisión sobre un eventual avance en suelo sirio, pero agregó: “No vamos a limitarnos por las fronteras para acabar con esta amenaza”.

El fortalecimiento de Estado Islámico, que es ahora el grupo más poderoso entre las fuerzas que pelean contra el gobierno de Al Assad, es funcional al discurso de Damasco, que desde que comenzó el enfrentamiento en Siria (primero con protestas pacíficas y luego con combates armados) sostiene que lucha contra terroristas. Otros grupos que se levantaron en armas contra el gobierno denuncian que éste es mucho más duro con ellos que con Estado Islámico y que incluso colabora con el grupo yihadista comprándole petróleo de los pozos que tiene bajo su control. Se especula con que los principales ingresos del grupo son generados, justamente, por la venta de petróleo.

La alta comisionada para los derechos humanos de la ONU, Navi Pillay, dijo ayer que los crímenes “generalizados y abominables” de Estado Islámico son motivados por razones de afiliación étnica, religiosa o sectaria y tienen como objetivo “una limpieza étnica y religiosa”. Por eso el Comité de la ONU contra la discriminación racial pidió que se desplieguen cascos azules en suelo iraquí para evitar más masacres.