En esta actividad, los expositores fueron los integrantes del equipo del proyecto, que presentaron información histórica, técnica y abordaron algunos desafíos de futuro. El abogado Fabián Pita expuso sobre las principales modificaciones en la regulación de las relaciones laborales en los últimos años, y específicamente en los sectores rural y doméstico. Destacó que lo que ocurrió en Uruguay en la década del 90 fue una “flexibilización por deslizamiento”, ya que a diferencia de lo que sucedió en otros países, “no se atacó el derecho laboral en forma directa” sino de forma “velada”, con la creación de empresas unipersonales, la no convocatoria a los Consejos de Salarios y el acotamiento del plazo de reclamo de los créditos laborales de diez años a dos. Luego, Pita destacó como componentes del “proceso reformista” iniciado en 2005 la reconvocatoria a la negociación colectiva, pero incluyendo a los sectores rural, doméstico y públicos, las leyes de Protección de la Libertad Sindical, la de Tercerizaciones, la de Responsabilidad Penal del Empleador y otras que establecieron “licencias especiales y beneficios en seguridad social”.

Pita realizó una descripción histórica de la evolución de la legislación, referente al trabajo rural, que no estuvo incluido en la Ley de 8 Horas de 1915, ni en la de Consejos de Salarios de 1943, pero sobre el que se aprobaron algunos estatutos específicos. Destacó que en el país se dio un debate sobre si el trabajo rural estaba en la órbita del derecho agrario o del derecho al trabajo y que hasta 2005 primó aquél. Sobre la evolución legislativa del trabajo doméstico, mencionó la ausencia de la limitación de la jornada laboral y de negociación colectiva hasta la ratificación del convenio N° 189 de la Organización Internacional del Trabajo en 2012, y la aprobación de la Ley de Trabajo Doméstico, que estableció la limitación, el descanso semanal, la inclusión en el subsidio por desempleo y el pago de horas extras, aunque dijo que en cuanto a este último beneficio, existen “dificultades probatorias” en los reclamos judiciales.

El sociólogo Agustín Juncal presentó una breve historia de los sindicatos rurales desde 1940, cuando se establecen los primeros en los tambos, y en los sectores arrocero, remolachero y de la caña de azúcar, este último con importante trascendencia pública debido a las marchas a Montevideo realizadas en los años 60 por la Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas (UTAA). Sin embargo, recién en 2004 se logra consolidar una organización de “segundo grado” como la Unión Nacional de Asalariados, Trabajadores Rurales y Afines (UNATRA). Añadió que el nuevo contexto de generación de legislación y de aplicación de políticas específicas impulsó la multiplicación de la sindicalización, hasta llegar a los 12 sindicatos rurales de la actualidad y una expansión de su influencia en el territorio. Para Juncal, estos avances organizativos han repercutido en la “efectivización de derechos”, pero planteó algunas preguntas para el futuro: “¿Serán capaces los asalariados rurales de mantener sus organizaciones sin las políticas públicas?”, y si se logran “estabilizar”, “¿cuál será la nueva agenda de derechos?”.

Conformes y desconformes

A Gustavo Machado, asistente social, le tocó exponer sobre la sindicalización del sector doméstico. Informó que hay 110.000 trabajadoras (99% son mujeres) que representan 15,4% de la ocupación femenina, que tienen un “nivel de educación formal bajo” y que casi 40% son “jefas de hogar”. También destacó que sólo la mitad “está formalizada” en el Banco de Previsión Social. Expresó que recién en 1985 se formó el Sindicato Único de Trabajadoras Domésticas (SUTD), que luego se debilitó, y que su refundación en 2006 no sólo se debió al nuevo contexto legal, sino también a que muchas trabajadoras que comenzaron a dirigir la organización tenían experiencia gremial en el Sindicato de la Aguja. Machado explicó que una de las dificultades para reunir al Consejo de Salarios fue la ausencia de una organización representativa de los empleadores, hasta que la Liga de Amas de Casa se involucró en ese rol y el 19 de agosto de 2008 se reúne por primera vez la mesa tripartita. El SUTD pidió que este día fuera consagrado como el Día de la Trabajadora Doméstica. Machado destacó luego, como logros del sector, un “importante aumento salarial”, el pago por nocturnidad, la prima por presentismo y un ambiente de trabajo en condiciones dignas, entre otros.

Finalmente, la socióloga Soledad Nión presentó el resultado de un estudio sobre la participación de ambos sectores en los Consejos de Salarios y las oportunidades y asuntos pendientes. El análisis abarca a los 24 grupos y toma el período desde la integración de los Consejos de Salarios hasta 2009, comparando los resultados de los sectores rural y doméstico con el resto. Nión destacó que el balance de la negociación en estos grupos “no tiene muchas diferencias con el resto, se valora como algo positivo”, aunque específicamente en el sector rural “los representantes de los empresarios son los que tienen la valoración más negativa”. En cuanto a la confianza entre las representaciones, Nión expresó que resta “mucho camino que recorrer” y agregó que los empresarios desconfían de que sus interlocutores en la negociación sean “representantes de los trabajadores”, pero también evalúan como “excesiva” la nueva legislación laboral. Luego mostró los resultados del análisis de los convenios de ambos sectores, en los que predominó la temática salarial, las condiciones de trabajo y la salud laboral.

En cuanto a temas pendientes, dijo que en el sector rural queda una revisión de las descripciones de las tareas y categorías, condiciones de trabajo, salud y seguridad laboral, formas de contratación y la capacitación de los trabajadores. En el sector doméstico resta la definición de las categorías, el contrato de trabajo y la escala salarial.