En ese marco la OTAN anunció el lunes su intención de desplegar miles de soldados en los países del este de Europa para ser “más visible” y “pegar fuerte” en caso de necesidad. De acuerdo con el diario estadounidense The New York Times, la Alianza Atlántica tiene previsto desplegar 4.000 militares capaces de responder en 48 horas a movimientos de las tropas rusas, con el apoyo de Polonia y otros países de la región.

Está previsto que los jefes de Estado de los 28 países que integran la OTAN aprueben ese plan en una cumbre prevista para mañana y el viernes. Ucrania y varios países occidentales aseguran que imágenes satelitales confirman que Rusia desplegó tropas en la zona, algo que Moscú niega rotundamente.

Valentina Melnikova, presidenta del Comité de Madres de Soldados rusos, dijo a varios medios occidentales que hay 15.000 soldados rusos en Ucrania, aunque las cifras que dio varían según los medios con los que habló. Esto va mucho más allá de los “más de 1.000” soldados rusos que mencionó la OTAN la semana pasada. Según ella y otras fuentes consultadas por varios corresponsales en Moscú, familiares de soldados están perdiendo la paciencia por la falta de noticias de los suyos. Cuando piden explicación, según la radio francesa RFI, se les responde que no están en Rusia, pero no se les dice en qué país están.

El gobierno ucraniano, cuyos efectivos tuvieron que abandonar el aeropuerto de Lugansk debido a disparos de artillería atribuidos a “tropas rusas”, acusó a Moscú de haber desatado “una gran guerra” que dejará decenas de miles de muertos.

A fines de julio la ONU informó que desde que comenzó el conflicto en abril, casi 3.000 personas han muerto por los combates en el este ucraniano. De acuerdo a los datos publicados ayer por ACNUR, 260.000 personas tuvieron que huir de sus hogares y otras tantas se fueron a Rusia, donde pidieron el estatus de refugiados. Además, otros 4.106 ucranianos pidieron asilo en países de la Unión Europea (UE).

Por otro lado, la recién designada canciller de ese bloque, la italiana Federica Mogherini, anunció que los embajadores de los 28 países de la UE trabajan en un endurecimiento de las sanciones en contra de Rusia y que deberían alcanzar un acuerdo antes del viernes. “Debemos responder de la forma más contundente posible”, consideró Mogherini, porque “la situación sobre el terreno se está volviendo cada vez más dramática”. “Hablamos de una agresión y creo que las sanciones son parte de una estrategia política”, agregó. Sin embargo, Eslovaquia, que depende al 100% de las importaciones de gas ruso, advirtió que podría vetar esas sanciones.

Por su parte, el canciller ruso, Serguei Lavrov, destacó un punto positivo: la reunión celebrada el lunes en la ciudad de Minsk, en Bielorrusia, entre representantes de Kiev y de los rebeldes pro rusos en busca de un acuerdo político, en presencia de emisarios rusos y de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa.

“Ha sido la primera reunión con la participación de Kiev y los milicianos en la que se han debatido asuntos relativos a un arreglo político. Hasta ayer [por el lunes] no había ocurrido. Este hecho es importante”, dijo Lavrov. El domingo, el presidente ruso, Vladimir Putin, había llamado a la apertura urgente de negociaciones sobre “el modelo de Estado en el sureste de Ucrania”. Las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk no quieren “permanecer en los límites de Ucrania ni territorialmente, ni desde el punto de vista político o financiero”, dijo ayer uno de los principales líderes separatistas, Alexander Zajarchenko, respecto del contenido de esas negociaciones, que deberían reiterarse en los próximos días.