Un zapatazo de Arismendi, un remate cruzado de Porras y otro más lejano de Alonso. Amigo del rifle, Nacional le ganó a River porque encontró el gol en un recurso poco explotado en el fútbol local, y lo combinó con una actitud inteligente. Nada de falsas obligaciones: el Guti paró a los suyos en campo propio para quitarle efervescencia a un rival con fama de corredor. Hizo bien. El de Almada fue un equipo carente de identidad, lleno de jugadores talentosos que pasaron inadvertidos y a veces distraídos ante las salidas rápidas y profundas de Nacional. El oportunismo tricolor hizo el resto. Los albos empezaron ganando a los 3 minutos y marcaron el tercero y definitivo apenas un minuto después del descuento darsenero.

Por lo lejano de su remate, no está claro desde dónde le pegó Arismendi. ¿Habrá sido desde la cancha? Hay quienes no descartan la hipótesis de un remate desde la casa forzado por la vigencia de su sanción con prisión domiciliaria. Sea como fuere, el acierto tuvo un peso medido en toneladas. Si empezar ganando siempre ayuda, mejor viene cuando la conquista es a favor del que apuesta a ceder la iniciativa. Los espacios posteriores fueron bien aprovechados por Barcia y sus subidas, las conexiones de Porras y el peso de Alonso. Más tarde, tras la lesión de Seba Fernández, también colaboró el ingresado Henry Giménez.

A River le fallaron los extremos y los delanteros. Gorriarán, Techera, Santos y Lea Rodríguez estuvieron lejos de su nivel. Demasiado faltazo junto. Afinó el lápiz tras las entradas de Flores y de un recuperado Morro García, que resultaron bien acompañados por Marques. Pero la apilada del brasileño que desembocó en el descuento del ex delantero tricolor no alcanzó ni para ilusionar. A la vuelta de la esquina esperaba el tercero del goleador Alonso, que volvió a empinar un repecho darsenero que sería irremontable tras la inmediata expulsión de Herrera. La tarde se fue entre coqueteos de Nacional con un cuarto tanto esquivo pero cercano e infructuosas búsquedas de un River que dejó chichones en la cabeza del debutante Aja, quien impermeabilizó la azotea tricolor y puntuó mejor que el también debutante Polenta. Recoba entró para poner pausas y pinchar pelotas y Calzada fue a dar al medio originando una serie de variantes posicionales. Las modificaciones no desequilibraron a un equipo ordenado y eficaz que, lejos de empalagar, simplemente gana.