-¿Cómo se está dando el proceso de “sanar heridas” en la institución luego de la campaña electoral?

-Me reuní con los delegados estudiantiles al Consejo Directivo Central [CDC] y vinieron todos, siete entre titulares y suplentes, tres de centros que no me votaron y cuatro que me votaron. La reunión fue muy tranquila; expliqué lo que quise decir en la asunción en el Paraninfo y cuáles eran mis ideas iniciales, les dije que estaba a la orden para ir a alguna reunión del Consejo Federal aunque quizá no fuera conveniente hacerlo de inmediato, cosa que ratificaron los compañeros de los centros que no me votaron. Quedamos en abrir un diálogo y en que yo iba a hacer lo que ellos me pidieran; no me voy a entrometer en los problemas internos. Después me enteré del resultado de las discusiones internas y no me puedo ni alegrar ni entristecer, pero da la impresión de que el ambiente se va tranquilizando.

-El día de la elección, un claustrista estudiantil dijo que los universitarios no reconocieron adecuadamente el trabajo del anterior rector, Rodrigo Arocena. ¿Usted está de acuerdo?

-Por mi parte, el reconocimiento fue desde siempre. En ningún momento critiqué la falta de dedicación, la cabeza y el trabajo que les puso a las ideas. Yo discrepé con algunas orientaciones, lo que no significa discrepar con las personas. Posteriormente a la asunción, hablé con Arocena por algunos temas particulares y las conversaciones fueron totalmente llanas y sinceras. Su equipo sigue actuando y aunque algunos de sus integrantes participaron en la campaña, me llevo muy bien con ellos. Me reuní con todos los prorrectores. Fui a la Comisión Coordinadora del Interior, voy a ir con [su presidente Gregory] Randall a Rocha y Maldonado la semana que viene, y después a Rivera, Tacuarembó, Salto y Paysandú.

-En una entrevista con la diaria, Arocena dijo que para que en la Udelar hubiera muchos cambios se tienen que proponer muchísimos. ¿Está de acuerdo?

-Estoy convencido de eso. Lo poco que he hecho en esta semana que transcurrió desde que asumí el cargo ha sido pensar cómo organizo algunas de las ideas que propuse. Empecé a pensar cómo hacer el seminario de evaluación y planificación, que figura como un tema principal. He tenido alguna conversación muy breve con el ministro [de Educación y Cultura, Ricardo Ehrlich] sobre la coordinación del sistema educativo, en la que el tema ya apareció. Me alegra mucho la disposición del Poder Ejecutivo a estar cerca de la Universidad, la presencia de Mujica en la asunción no se puede negar. Estoy empezando a formar equipo en relación con el Hospital de Clínicas, su inclusión en el Sistema Nacional Integrado de Salud y la formación en salud, y eso lo pienso largar rápidamente porque hay que aprovechar este momento. Me siento apoyado. Estoy con mucho trabajo, pero cómodo.

-Se ha desmarcado de la discusión a favor o en contra de la Segunda Reforma Universitaria; sin embargo, el CDC de la Udelar se declaró en reforma. ¿Va a haber una rediscusión sobre esa declaración?

-No voy a discutir palabras sino lo que se quiere hacer. Varias veces en la campaña me manifesté en contra de los eslóganes, porque muchas veces no ayudan a aclarar las cosas, así que ni se me ha pasado por la cabeza modificar nada. Por eso es que estoy jugado a que haya una instancia de discusión en grande, primero sobre estas cuestiones de estructura y planificación, y dentro de un año y medio, una discusión bien distinta sobre la Ley Orgánica (LO) y esas cosas.

-¿Cómo piensa la estrategia para el próximo pedido presupuestal hacia afuera de la institución?

-Creo que es mejor esperar para ver quién gana en las elecciones nacionales, porque por más que he sostenido que, gane quien gane, la Udelar debe seguir siendo la misma, está claro que los pasos tácticos son distintos. Como antes de octubre no hay que hacer nada con el presupuesto, más que ir hablando y conversando, he decidido postergar esa parte. Sí existirán algunas discusiones; ya hemos hablado con el encargado de descentralización para hacer hacia fin de año una jornada de evaluación para ver los números y la realidad. Los funcionarios no docentes están planteando algunas cosas en relación con los convenios colectivos que van a desembocar solas antes de fin de año; es un punto polémico al que no me he acercado mucho. Tengo una gran preocupación con Bienestar Universitario; las cosas no marchan bien ahí, las conozco poco. He hablado mucho de las becas, pero no es sólo eso: es toda la estructura, que es necesario analizar con cuidado y hacer grandes modificaciones. Ahora me voy enterando de cosas concretas que me preocupan mucho.

-¿Cómo ve las discusiones sobre autonomía que se dan estos días en el sistema político por la creación de la Universidad de la Educación (Uned)?

-Me preocupa mucho, porque el sistema político no logra entender con precisión cuáles son los problemas de la autonomía, y quizá algunas veces nosotros nos confundimos en lo que queremos decir con autonomía. Son valores que el sistema político debería apoyar y no rechazar; es bueno que los países tengan instituciones que miren los problemas de la economía, de la sociedad, del desarrollo, de la política misma, de la demografía. Por tanto, los principios de la autonomía del sistema educativo se basan en eso, en la libertad que tiene que tener un profesor de enseñar, sí con ecuanimidad y equilibrio, pero los modos de enseñanza no pueden ser mandados por nadie y deben ser discutidos en el ambiente propio de las instituciones. Distinta, y es lo que nos cuesta hacer entender en nuestro ámbito, es la autonomía entre los organismos de enseñanza, en lo que voy a seguir insistiendo. En la plataforma hablé de una ley y voy a ver cómo se concreta, pero por lo menos algo parecido tiene que haber para regular la relación entre autonomía y coordinación entre los entes de la educación. Es cierto que he levantado el tema de la autonomía con fuerza, creo que hubo momentos en que no quedaba claro si la Universidad estaba esperando pronunciamientos del sistema político para tomar decisiones, y yo he insistido en que eso no debe ser así, y eso no significa pelearse. El estilo que le di a la campaña y a lo que estoy haciendo muestra que se puede hacer eso, que hay buena receptividad.

-¿Cómo han sido las conversaciones con los candidatos a la presidencia?

-Ambas fueron reuniones muy de entre casa, para conocer el momento. Tal vez con Vázquez me hubiera cruzado alguna vez antes -con Lacalle, claramente no- para ver cuáles eran sus preocupaciones sobre el tema educativo. A Vázquez le planteé lo del Hospital de Clínicas, que él conoce bien. Con Lacalle fue parecido: no hablamos de la Uned, hablamos del interior, de la gestión, de los posgrados y las relaciones con el exterior.

-¿La estrategia para el cambio de la LO también va a depender de la nueva conformación del Parlamento?

-La discusión de la ley no tiene que estar ligada, la elaboración final quizá sí; son cosas distintas. La discusión de qué ha cambiado en el ambiente del conocimiento y universitario en el mundo en los últimos 100 y 50 años es muy sana y rica, no sólo porque haya que hacer una ley. Va a colaborar a ver una visión actual de los problemas universitarios que muchas veces ha quedado oscurecida en el período anterior. Mis observaciones sobre la terminología tienen que ver con eso. Si uno introduce ahora una palabra que tuvo un significado hace casi 100 años, en 1918, se puede confundir sobre si no se está queriendo decir lo mismo, y yo creo que esa discusión no tiene que existir y hay que acabar con ella. Yo, que me formé en el Centro de Estudiantes de Ingeniería elogiando el Manifiesto de Córdoba de 1918, tengo claro que no puedo vivir de eso. Es como decir que como la lucha de Espartaco contra el Imperio Romano fue muy exitosa para que no haya más esclavos sirve ahora para la lucha social; es una tontería. Una cosa es analizar y elogiar lo que pasó en 1918 en Córdoba, luchar contra el "hoy por ti, mañana por mí”, que era una de las grandes consignas contra las que ese movimiento luchaba, y otra cosa es decir que ése es el tema de hoy; acá no estamos luchando contra acomodados. El entorno de la LO va a ayudar mucho para esa actualización de pensamiento. Cómo se elabora la ley, en qué ámbitos, con qué fuerzas sociales hay que verlo bien, y el momento no es éste.

-En la campaña se discutió sobre cosas que la Udelar debería traspasar a otras instituciones terciarias. ¿Cree que el rol de la institución debe seguir siendo el mismo hasta que las demás universidades estén desarrolladas?

-Hay que mantener esas cosas porque son de gran utilidad para la enseñanza pública. La discusión que se ha dado es si está bien tener eso, yo diría que hasta deberían crecer más. Estamos muy en la coyuntura, a un mes de las elecciones nacionales, a un tiempo de que haya un nuevo presupuesto; en ese proceso hay que ir conformando las definiciones de qué partes corresponden a la Udelar y cuáles a las demás instituciones terciarias, y ésa es una discusión que debemos abrir ahora. Ya le he pedido al prorrector de Enseñanza [Luis Calegari] que veamos una propuesta para discutir con la Universidad Tecnológica esa transferencia; no es para hacerlo mañana, pero si no empezamos, no empezaremos nunca.

-¿Tiene claro qué cosas habría que transferir? En la campaña mencionó las tecnicaturas y los tecnólogos…

-En el transcurso de la campaña me he convencido de que hay algunas de esas cosas que tienen que estar en la Udelar. Por ejemplo, algunas cosas que tienen que ver con museos y la formación en historia me parece razonable que se mantengan en la institución, porque terminar una etapa de nivel terciario y pasar a la de licenciatura es muy natural, pero como no veo la inserción de esas cosas en otro lugar me parece pertinente que las mantengamos nosotros. La orientación general no tiene que ser ésa, pero si se trata de una disciplina que no hay en ningún lado, que la tengamos razonablemente fuerte en la Universidad, y que tenga un correlato previo de una tecnicatura, no tengo dudas de que hay que apoyarla. La mía no es una posición sectaria, es una posición general que puede tener excepciones.

-¿Cómo se da el balance en la Udelar entre las ciencias sociales y humanas y las naturales y productivas?

-No tengo ninguna duda de que son disciplinas que ven el mundo de maneras diferentes, pero ése es un problema de la disciplina misma, y me parece que es un problema que la gente no quiere ver. Ven las peleas y no ven su origen. Las diferencias en los criterios de evaluación que hay entre una cosa y la otra son grandísimos, y es así porque son grandísimas las disciplinas, hay una diferencia de base que es inocultable y que es buena. Que haya un desarrollo desigual en la Universidad también me parece razonable, porque Uruguay no dijo: ahora a crear diez disciplinas todas igualitas, eso no se hace así. Que hayan tomado distancia unas de otras es un problema también natural. Que la Universidad debe contemplar apoyo especial para los sectores con menos desarrollo también es algo que tengo claro. Cuando he pensado qué asistentes académicos debo tener, creo que debe haber uno cuya obligación sea preocuparse de esos sectores con menos desarrollo, porque si no el rector se preocupa de lo grande y puede dejar eso de lado. Tener a alguien de confianza que analice, que haga propuestas, que hable con esa gente. Además, creo que tiene que haber alguien que se ocupe del Hospital de Clínicas y la salud, alguien de la comunicación.

-¿Está de acuerdo en que la Universidad hace muchas cosas pero tiene problema para comunicarlas?

-Pienso que debería tener a alguien cerca que se encargue de pensar esos temas. Problemas de comunicación va a haber siempre, porque ese mundo está dominado por empresas, por gente que quiere informar lo que le parece bien; no digo que esté bien o mal, sino que hay intereses de diverso tipo detrás de la comunicación. Es posible que eso no siempre coincida con el lugar en el que uno está. No veo que haya problemas concretos, pero sí creo que hay que pensar las formas de comunicar.

-¿Le parece necesaria una reestructura de la Comisión Sectorial de Extensión?

-El tema está en el CDC, hay una propuesta concreta. Voy a pedir su postergación, porque en este loquero no he podido terminar de leerla. Yo diría que una propuesta de reestructura siempre es bien vista, está claro que yo querría que la extensión universitaria sea concebida con mayor amplitud de la que se ha concebido en el último período, y voy a tratar de impulsar esa idea. Todavía no sé si eso se refleja en lo que está propuesto, he tenido conversaciones con el prorrector de Extensión, me planteó sus ideas y no coinciden del todo con las mías, y voy a ver cómo se compagina una cosa con la otra.

-El sector estudiantil que lo apoyó denuncia que el Plan Bologna ha ingresado en la Udelar. ¿Está de acuerdo?

-Sobre el Plan Bologna no opino en concreto, porque, como ya dije, no quiero guiarme por consignas. En lo que puedo coincidir con un planteo de ese tipo es en que hay que cuidar la calidad de la enseñanza. En la campaña planteé la necesidad de un equilibrio justo entre la calidad y la amplitud del estudiantado, que es un problema fino que debemos compatibilizar y que si las propuestas llevaban a una baja de la calidad a mí me preocupaba. Me alegro de que el sector estudiantil que me apoyó tenga el cuidado de la calidad de la educación como uno de sus principios, lo que no quiere decir que coincida en todo lo que ellos dicen, pero en esto coincidimos. Los conozco como personas porque han sido mis alumnos y coincidimos en la preocupación de que la Universidad sea una institución de buenos profesores, buenas infraestructuras y buenos estudiantes.