Hay primeras veces y primeras veces.‭ ‬La primera vez de Peñarol jugando oficialmente y por los puntos,‭ ‬por el Uruguayo en la ciudad de Florida,‭ ‬seguramente no fue lo que hubiese querido institucional y deportivamente el club carbonero.‭ ‬Es que terminó con un empate muy de atrás con El Tanque Sisley‭ ‬1‭-‬1,‭ ‬y siguió dejando puntos en el Apertura,‭ ‬ya con un toque de preocupación,‭ ‬una alerta,‭ ‬igual que lo que viene por la Sudamericana.‭ ‬Ambas competencias se entrecruzan y hacen sinuoso el destino del Peñarol de Jorge Fossati, el mismo que encandiló prematuramente tras el primer partido‭ ‬a algunos sectores de propagación de ideas y emociones,‭ ‬el mismo que ahora preocupa,‭ ‬otra vez prematuramente, por‭ tres ‬empates en‭ ocho ‬días.

Hasta‭ ‬esta línea de esta crónica de sábado‭ ‬se nombra y se analiza sólo a Peñarol,‭ ‬como si las competencias deportivas que representan un partido de fútbol fueran de un solo protagonista,‭ ‬como si no hubiese antagonista,‭ ‬como si no hubiese otra explicación para el partido que Peñarol empató en Florida:‭ ‬que el equipo mirasol‭ ‬no anduvo,‭ ‬que no encontró el juego,‭ ‬que no se amalgamó la formación,‭ ‬que entre los titulares faltaron jugadores fundamentales o lo que sea.‭ ‬La realidad es que tanto en aquel encuentro en el Campeones Olímpicos (el primero de su especie para Peñarol,‭ ‬pero el veinte largo para su rival en el viejo estadio a pocos cientos de metros de la Piedra Alta)‭ ‬como en cualquier partido del mundo, siempre hay un antagonista;‭ ‬en este caso, el falso local,‭ ‬que, como se verá,‭ ‬volvió a repetir su patrón de inicio de temporada desde que volvió a la A‭ ‬y que ha tenido muy buenos inicios de Apertura desde su vuelta a la A en el‭ ‬2010-2011.‭ ‬Esta temporada,‭ ‬otra vez arrancando con Raúl Möller desde la línea de cal,‭ ‬no ha sido distinto,‭ ‬y ese equipo, en el que no se vislumbran nombres que aparecen en letras de molde en los diarios o son entrevistados cada semana en las radios,‭ ‬molesta,‭ ‬sabe lo que hace y juega buenos partidos,‭ ‬sin que por “jugar bien” deba entenderse “jugar lindo”.‭ ‬Fue esa mezcla,‭ ‬la de este El Tanque,‭ ‬rígido,‭ ‬solidario,‭ ‬rápido y aprovechador de oportunidades,‭ ‬y la de aquel Peñarol,‭ ‬lento,‭ ‬desajustado,‭ ‬impreciso y nervioso,‭ ‬la que generó ese empate‭ ‬,‭ ‬que finalmente fue festejado por los‭ ‬20‭ ‬o‭ ‬30‭ ‬hinchas de El Tanque‭ (‬entre los que destacan los buenos y genuinos, como la familia Fessler)‭ ‬y fue sufrido por Peñarol y sus hinchas,‭ ‬los‭ ‬2.000‭ ‬que vinieron de Montevideo‭ ‬y los‭ ‬3.000‭ ‬vecinos de Florida y otros pagos.

Casi casi se lo termina llevando El Tanque, con aquel gol inicial del colombiano Miguel Murillo‭ -‬que cuando era un liceal se afincó en Las Piedras‭ ‬para jugar en Juventud-‭ ‬a los‭ ‬14‭ minutos ‬del primer tiempo,‭ ‬cuando la lentitud‭ ‬y falta de acierto en el plan de Fossati de salir jugando con aquel equipo modificado en todas sus líneas‭ ‬dio‭ ‬pie a que la presión de los verdinegros diera éxito varias veces en tres cuartos de cancha. En una de ésas Gastón Martínez‭ ‬cortó y habilitó bien por la derecha a Yoel Burgueño, que desbordó de mejor manera y puso el centro para que, cruzado y de zurda, Miguel Murillo colocara el‭ ‬1-0.‭ ‬No fue sorpresa.‭ ‬El cachetazo del gol no pudo hacer reaccionar a Peñarol, cuyos tres zagueros centrales tuvieron inconvenientes,‭ ‬muy expuestos al mano a mano con Murillo y Burgueño,‭ ‬y con la errática conducción del eje central Marcel Novick-Sergio Orteman.‭ ‬La mejor y única arma de los mirasoles fue el ala derecha‭ ‬con Rodales y un esforzadísimo Fabián Estoyanoff,‭ ‬puntero-puntero‭ ‬tratando de generar juego para Olivera.‭ ‬El Tanque fue perdiendo presión,‭ ‬pero Peñarol no ganó en conclusión y así se fue a los vestuarios,‭ ‬hechos a nuevo en‭ ‬1988,‭ para‬ la visita del sumo pontífice, el catolicísimo Juan Pablo II, a Florida.

El segundo tiempo mostró secuencias similares a las de la primera mitad, con los de Möller tratando de tapar el inicio de la jugada carbonera y los de Fossati tropezando en sus intentos.‭ ‬El transcurso del tiempo y algunos cambios obligados‭ ‬hicieron que Peñarol multiplicara sus ansias de empate sumando jugadores de ofensiva neta,‭ ‬como Antonio Pacheco,‭ ‬Jonathan Rodríguez‭ -‬el ídolo local que ya no había estado en el partido con Cali, y cuya presencia es determinante en este Peñarol-‭ ‬y Marcelo Zalayeta.‭ ‬Como podía,‭ ‬aunque ya con pocas fuerzas y escasísima ambición ofensiva, El Tanque soportaba a aquel Peñarol que tenía a Pacheco como enganche,‭ ‬Estoyanoff por la derecha,‭ ‬Juan Manuel Olivera y Zalayeta por el centro y Jonathan Rodríguez por la izquierda.‭ ‬Hasta que no aguantó más‭ ‬:‭ ‬tiro libre-centro de Antonio Pacheco con todos los carromatos de Peñarol en el área contraria,‭ ‬cabezazo de Orteman en el segundo palo‭ ‬y, en palomita,‭ ‬a medio metro de la línea, Juan Manuel Olivera,‭ ‬que colocó el empate.

Después -qué importa ya el después-‭ ‬Peñarol podría haber seguido de largo,‭ ‬con un pelotazo de JM al travesaño,‭ ‬pero a esa altura ya era empate-festejo para El Tanque‭ ‬y empate-bajón para los aurinegros,‭ ‬que ayer ya iniciaron su viaje rumbo a Colombia,‭ ‬donde el miércoles jugarán con Deportivo Cali la revancha por la Copa Sudamericana.