Venía luchando por su salud desde el 15 de mayo de 2010, cuando luego de sufrir un accidente cerebrovascular esquémico en Caracas (Venezuela), en medio de la gira del disco Fuerza natural, quedó en estado de coma. En el correr de los cuatro años transcurridos hubo cierto secretismo sobre su estado real de su salud, a veces aplacado por escuetos partes médicos de la clínica en la que estaba internado, o por comentarios que su madre, Lilian Clark, brindó a algunos medios de prensa argentinos. Finalmente, ayer de tarde se supo la tristísima noticia del fallecimiento de Gustavo Cerati, por un mensaje del doctor Gustavo Barbalace -director médico de la clínica Alcla-, que se dio a conocer en la página web oficial del músico: “Comunicamos que hoy, en horas de la mañana, falleció el paciente Gustavo Cerati como consecuencia de un paro respiratorio”; en la misma página se anunció que sus restos serían despedidos en la Legislatura Porteña, en Buenos Aires.

Es de rigor decirlo aunque sea por demás sabido: Gustavo Cerati (vocalista, guitarrista y compositor) junto con Héctor Zeta Bosio (bajista) y Charly Alberti (baterista) formaron Soda Stéreo, no sólo una de las bandas más importantes de la historia del rock argentino, sino una de las más importantes del rock de habla hispana y, quizá, la banda argentina con sonido menos argentino de todas.

Su música bebió litros de la amplia y variada fuente de la new wave, y ya su homónimo primer álbum -editado hace exactamente 30 años-, producido por Federico Moura, del mítico grupo Virus, marcaba su estilo: con sonidos de pop bailable de brillantes guitarras limpias y bajos al estilo The Police -por nombrar una de las influencias más notorias, pero también se pueden encontrar aires de The Cars en su sonido, incluso hasta en la forma de cantar de Cerati- refrescaron el panorama del rock argentino de la época. En su disco debut su música apela a lo bailable, a la diversión, incluso también en las letras, como lo muestran los cómicos ska “¿Por qué no puedo ser del jet set?” y “Mi novia tiene bíceps”.

El éxito de su primer disco fue “Sobredosis de TV”, que habla de la televisión como si fuera una mujer: “Estoy desesperado, / soy tan vulnerable a su amor. / Ella ya se ha ido, / un hueco en mi habitación”. La canción se alejaba de la actitud contestataria de algunos músicos de rock de la época: por ejemplo, Charly García había editado un año antes -en 1983- la brillante “Los dinosaurios”, que arremetía contra la dictadura militar argentina. Cerati aclaró los puntos a aquellos que le pedían ese tipo de compromiso a la banda, según cita la Enciclopedia del rock de El País de Madrid: “Muchos nos piden una ideología política, una militancia, pero estamos más interesados en los medios de comunicación. Los jóvenes odian el consumo, la televisión alienante, pero al mismo tiempo aman todo eso. Rescatamos esa contradicción en nuestras letras”.

Un juego para armar

“El rock es ya un espectáculo multimedia y no simplemente de música”, había declarado en los inicios de la banda; y Gustavo no era ningún ingenuo sobre el tema, ya que había estudiado publicidad en la Universidad del Salvador (Buenos Aires), y fue allí donde conoció -en 1979- a Zeta Bosio. Soda Stéreo fue una de las primeras bandas argentinas en delinear y concebir una imagen propia y singular -alejada de cualquier estereotipo de reviente y rebeldía rockero, y más cerca de la estética glam-, no sólo en el escenario, sino también en el arte de sus discos y con la producción de videoclips; ayudados en esos menesteres por su compañero de la universidad Alfredo Lois, quien dirigió la mayoría de los videos de difusión de la banda, empezando por “Dietético”, grabado con escasos recursos en 1984.

Luego de Soda Stéreo (1984) vendría Nada personal (1985), que sigue a grandes rasgos las líneas de sonido del disco anterior, pero con letras menos humorísticas y más crípticas. Ese álbum los catapultó al éxito inmediato en Argentina, con temas como “Nada personal” y su primer éxito masivo, “Cuando pase el temblor”, que mezcla los sonidos new wave con ribetes de carnavalito -inmortalizados con la melodía de sintetizador que imita el sonido de un sicu, la flauta de Pan andina-.

Con el lanzamiento de Signos (1986) y al ritmo del arpegio de “Persiana americana”, Soda Stéreo empezó a tener éxito en Latinoamérica como ninguna banda argentina, e hizo una gira por los principales países del continente presentando su álbum. A partir de entonces no paró de subir y alcanzó su cenit con Canción animal (1990), un álbum que se aleja del sonido new wave para abrazar sonidos más rockeros y coquetear con la guitarra distorsionada, como muestran “(En) el séptimo día” y “Sueles dejarme solo”. El mayor éxito del grupo, “De música ligera”, incluido en ese disco, se acerca al rock alternativo; en particular, su estructura de dinámicas suave/fuerte/suave puede recordar a The Pixies. En la balada acústica “Té para tres” Cerati muestra su sapiencia para evocar imágenes en las letras y representar situaciones con pocas palabras.

Té para uno

En 1997 Soda Stéreo se separó, y la despedida oficial fue con un recital en el estadio Monumental de River Plate, colmado por 70.000 personas, que fue grabado y editado en un álbum doble bajo el nombre de El último concierto. Al final de “De música ligera”, cuando se terminaba el recital, Cerati agradeció al público con palabras que se volvieron memorables para los fans de la banda: “No sólo no hubiéramos sido nada sin ustedes, sino que toda la gente que estuvo a nuestro alrededor desde el comienzo, algunos siguen hasta hoy. ¡Gracias totales!”.

En 1999 Cerati inició oficialmente su carrera solista -mientras estaba en Soda Stéreo había editado Amor amarillo, en 1993- con Bocanada, grabado en parte en el mítico estudio Abbey Road de Londres, en el que se animó a experimentar con nuevos sonidos, como bases y parafernalia de música electrónica -por ejemplo, en la hipnótica e instrumental “Y si el humo está en foco...”-. El disco fue recibido con elogios por la crítica. Luego vendrían Siempre es hoy (2002), Ahí vamos (2006) y Fuerza natural (2009).

Como solista Cerati siguió girando por Latinoamérica, pero como le pasa a toda banda grande que deja una huella imborrable, por todos lados retumbaba la pregunta: “¿Cuándo vuelve Soda”? En 2007, diez años después de la separación del grupo, tuvo lugar la esperada vuelta, con la gira Me verás volver.

La sed de Soda fue tan grande que la banda hizo seis shows en el Monumental, superando la marca de cantidad de recitales de una misma gira en ese estadio que ostentaban los Rolling Stones -en 2012, Roger Waters superó a su vez el récord de Soda Stéreo, con nueve recitales-. Casi 400.000 personas vieron volver a Soda Stéreo en Argentina, y un total de un millón sumando todos los recitales de la gira -que no pasó por Uruguay-, cifras que dejaron más que claro la vigencia que todavía tenía el grupo, 12 años después de haber editado su último disco: Sueño stéreo (1995).

La agonía y el sufrimiento terminaron para Gustavo Cerati. El temblor que suponía la incertidumbre de su estado de salud ya pasó. Pero la música, como siempre, seguirá allí; y en cada disco, en cada canción, lo escucharemos volver.