La región latinoamericana experimentó un boom en los últimos diez años, impulsada por el auge global en los precios de los commodities y la abundancia de capital en todo el mundo. Pero en los dos últimos años, la desaceleración de la economía china determinó que los precios de las materias primas empezaran a caer y surgiera una sensación de incertidumbre.

En 2013 el valor promedio del conjunto de los productos primarios -alimentos, minerales y energéticos- cayó 5%, y en 2014 la caída fue más fuerte y llegó aproximadamente a 10%. Todo indica que la tendencia continuará en 2015 para los precios del petróleo, mientras que los minerales se mantendrán o caerán muy levemente y los alimentos experimentarán una ligera mejora.

Esta caída de los precios de varias materias primas de exportación amenaza con frenar el crecimiento inédito de los países de América Latina, que usaron como nunca antes la riqueza proveniente de la explotación de sus recursos naturales para desarrollar sus sociedades y achicar la brecha con los países centrales.

Tras varios años de aumentos, en 2014, los precios de las materias primas se contrajeron en casi todos los productos, que en algunos casos perdieron la mitad de su valor nominal. De los perdedores, el caso más fuerte es el del petróleo, cuyos precios promedio cayeron entre 45% y 48% como resultado de una sobreoferta mundial y una caída en la demanda. La variedad West Texas pasó de 98 a 53 dólares por barril, mientras que el crudo Brent disminuyó su precio desde 111 a 57 dólares, el nivel más bajo para ambas variedades desde mayo de 2009.

Estas caídas afectan significativamente el crecimiento y las finanzas públicas de Venezuela, y no permiten a Brasil y Argentina dejar atrás varios trimestres de nula expansión del producto. Los metales industriales también se abarataron dramáticamente al influjo del menor ritmo de crecimiento de China y Alemania que, respectivamente, son el mayor consumidor de commodities del mundo y el motor de Europa por su alto grado de industrialización.

El aluminio, zinc y níquel recibieron un empujón en sus precios debido a restricciones en su producción y exportación, pero en general, estos metales manifestaron un comportamiento bajista por la escasa demanda, lo que afecta las finanzas de Bolivia, Perú y México. Por su parte, el cobre, uno de los principales productos de exportación de Chile y Perú, se desplomó aproximadamente 18% en 2014 por las malas previsiones de crecimiento a escala mundial.

Los productos agrícolas en el segundo trimestre tuvieron un avance importante, sobre todo por la menor oferta derivada de la fuerte sequía en Estados Unidos y Brasil, pero luego los precios internacionales se redujeron en forma notoria, en particular los del arroz y la soja, con caídas de 26% y 22% respectivamente, lo que afectó a países como Argentina, Brasil, Bolivia, Paraguay y Uruguay. Por el contrario, los precios de la carne y los productos lácteos se mantienen altos.

Conquistas sociales

Estos menores precios de los productos de exportación de la región resultan un desafío para gobiernos que apostaron en forma inédita al desarrollo de programas sociales y a ambiciosos programas de infraestructura. Lo que está en juego es mucho para estas economías históricamente muy volátiles, donde se encuentran las mayores brechas entre ricos y pobres. En Venezuela, un país en el que han mejorado los indicadores sociales, pero en el que existe una dependencia extrema de los ingresos petroleros, la caída del precio del crudo genera nulo crecimiento, inflación cercana al 100% y un déficit fiscal difícil de financiar.

En Brasil, un país rico en recursos naturales, millones de familias salieron de la pobreza extrema y se unieron a una creciente clase media trabajadora. Pero ahora la expansión del país se frenó, la inversión no recobra energía y la depreciación del real preocupa por la influencia que tiene sobre la inflación.

Chile, un país que ha sido elogiado por sus reformas pro mercado, está sintiendo la caída del precio del cobre. En diciembre, el país redujo en medio punto porcentual su proyección de crecimiento para 2015, a 2,5%.

El Fondo Monetario Internacional anunció que está trabajando en el análisis del impacto para América Latina de la caída de los precios de las materias primas y en cómo incidirá en las políticas monetarias que están adoptando los países de la región. “¿Cuánto va a durar el período de bajos precios de los commodities? ¿Dos, tres años? Todavía está por verse”, dijo en Chile Christine Lagarde, directora gerente del FMI, a comienzos de diciembre. Además, enumeró algunas de las medidas que a su entender los países de la región deberían adoptar para afrontar la situación. “Los países deben estar preparados y usar el tipo de cambio como primera línea de defensa, ser prudentes en sus políticas fiscales y mantener buenas comunicaciones entre los bancos centrales en cuanto a la política monetaria”, destacó.

La directora ejecutiva expresó su respaldo a las reformas estructurales que están llevando a cabo varios países de América Latina. Para Lagarde, la superación de esta etapa de menores precios depende de continuar con las reformas estructurales para garantizar el crecimiento, acortar la brecha en infraestructuras y fortalecer la institucionalidad de los intercambios comerciales. También defendió la idea del progreso social para lograr la prosperidad compartida.

“Creemos que la protección social y la inclusión están íntimamente ligadas al crecimiento económico. Ésta es una lección que estamos aprendiendo de algunos países”, admitió Lagarde.

La ley primera

También algunos líderes de la región manifiestan preocupación. Tras la cumbre de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) de comienzos de diciembre, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, aseguró que los países cuya economía está basada en los commodities sufrirán el impacto de la caída del valor de los precios de minerales, productos agrícolas y el petróleo.

“Siempre que los precios de los commodities caen, impacta, tanto a las empresas mineras como a las de la alimentación, impacta a los países predominantemente productores de commodities”, dijo Rousseff en una ronda con periodistas, al finalizar la cumbre. “América Latina tiene una gran participación en eso. En ese sentido, va a ser impactada por la caída de los precios”, agregó.

“Creo que el mundo entero va a ser afectado de una forma u otra. Algunos se van a ver afectados positivamente, otros negativamente en lo que se refiere a la caída de los precios, por ejemplo, del petróleo. El petróleo va a repercutir sobre varios países”, aseguró. Las principales exportaciones de Brasil son mineral de hierro (13% del total), petróleo (8,3%) y soja (7%). Frente a ese contexto, Rousseff abogó por “reforzar la integración regional”, pero no descartó las “alternativas”.

Por su parte, el presidente de Bolivia, Evo Morales, opinó acerca de los menores precios de exportaciones de la región y dijo que “esta rebaja del petróleo no es casual, es otra agresión económica, en especial contra Venezuela”.

Para muchos analistas, la región atraviesa una “doble transición”. En primer lugar, vive un descenso de los precios de las materias primas y condiciones de financiamiento externo menos favorables. En segundo lugar, los años recientes expandieron la clase media, ésa que hoy exige mejores servicios de salud, educación e infraestructura.

A rendir más

Por su parte, Luis Alberto Moreno, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, en su informe de fin de año al Directorio Ejecutivo de esa institución, señaló que ante el magro crecimiento global, con precios de materias primas a la baja y limitados márgenes de maniobra fiscal, los países latinoamericanos y caribeños deberían priorizar reformas que aseguren un crecimiento sostenido e incluyente a mediano y largo plazo. “La respuesta hoy, más que antes, está en las fuentes de crecimiento de orden interno”, dijo. “Allí tenemos un inmenso desafío: aumentar la productividad. Éste es el factor que explica nuestro atraso relativo frente a otras partes del mundo”, agregó.

Moreno analizó una serie de reformas e inversiones que en su opinión la región debería encarar de manera prioritaria, entre ellas la profundización de la integración comercial y la modernización de la infraestructura y los servicios públicos. Otros cuellos de botella que tiene la región, a su entender, son la alta proporción de empleos informales en los mercados laborales, el limitado acceso a servicios financieros, la mala calidad de la educación y los bajos niveles de innovación en las actividades productivas.

Para la Comisión Económica de América Latina y el Caribe (CEPAL), el crecimiento de la región se recuperará en 2015 y llegará a 2,2% en promedio. De acuerdo con el organismo, esta moderada alza se dará en un contexto de una lenta y heterogénea recuperación de la economía mundial, con una dinámica a la baja en los precios de las materias primas y un escaso dinamismo de la demanda externa de la región, además del aumento de la incertidumbre financiera.

La CEPAL espera que Centroamérica crezca a una tasa de 4,1% y América del Sur a 1,8% y serán Panamá, (7%), Bolivia (5,5%), Perú, República Dominicana y Nicaragua (los tres con 5,0%) los que lideren el crecimiento. Para la CEPAL, en un contexto de bajos precios de exportación, lo más importante es reactivar la demanda interna, privilegiando la inversión. Para ello señala la necesidad de expandir los mecanismos macroeconómicos contracíclicos incorporando mecanismos que protejan el financiamiento de la inversión, fundamentalmente en infraestructura.

Además, la integración regional debe jugar un rol protagónico, según la CEPAL, para aumentar la demanda agregada regional, apoyar los avances en la productividad a través de la inclusión de las empresas de los países en cadenas de valor regionales, y fortalecer la capacidad de la región para enfrentar shocks externos.