El arzobispo de Montevideo, Daniel Sturla, recientemente designado miembro del Colegio Cardenalicio por el papa Francisco, dio una conferencia de prensa ayer en la sede del arzobispado y dijo que la iglesia “necesita un impulso fuerte, evangelizador y misionero”, y que la Iglesia montevideana es “una Iglesia pobre, de pocos recursos”, por lo que hará campaña “para que los católicos la apoyen”.

Sturla identificó como el gran desafío de la Iglesia, principalmente en América Latina, establecer una “comunicación” con las clases populares, “como logró Francisco en Buenos Aires” con su “claridad al mostrarla [como] identidad católica”.

Ve en Francisco un ejemplo a seguir: “Decir lo que uno piensa” y al mismo tiempo “aceptar que el otro, salvo en tema de dogma”, pueda pensar diferente, informó Efe.

También se refirió al atentado contra el semanario francés Charlie Hebdo ocurrido el miércoles. Dijo que “es un episodio trágico” y que “es el pecado de los pecados” usar el nombre de Dios para actos violentos. Además, afirmó que “herir la sensibilidad” de los creyentes de una religión es “incomparablemente menor a un atentado contra la vida”. A su vez, dijo que la Iglesia invita a las colectividades islámicas al diálogo para “llegar a un acuerdo y [expresar] un rechazo frontal a la violencia”.

Agregó que debe “existir una defensa internacional por la masacre que vienen realizando los islamistas de pueblos cristianos en Medio Oriente”, pero que “el problema es quién asume esa defensa”.

Según Sturla, se trata de “un problema político y militar” en el cual la Iglesia no debe entrometerse.

Con 55 años, Sturla es el cardenal más joven de Iberoamérica y el segundo en el mundo tras Soane Patita Paini Mafi, obispo de Tonga, de 54 años, que también acaba de ser designado cardenal. Según el comunicado de prensa de la Conferencia Episcopal del Uruguay emitido ayer, Sturla “se tomará un breve descanso y, seguidamente, se abocará a aspectos inherentes a su nuevo servicio pastoral, entre ellos, la preparación de su viaje a Roma” para ser ungido como cardenal por Francisco.