El Festival Internacional del Cómic de Angulema (ciudad ubicada al suroeste de Francia) se realiza desde 1974 y es uno de los más importantes del mundo. El festival otorga premios en 14 categorías, entre los que se destaca el Grand Prix de la ville d'Angoulême (Gran Premio de la ciudad de Angulema), que se concede a un autor por la importancia de su obra, y a ésta se le dedica la edición particular del evento, con exposiciones, debates, etcétera (en el último evento, el galardón se lo llevó Bill Watterson, famoso por el cómic Calvin & Hobbes, que relata las aventuras de un niño de seis años y su satírico tigre de peluche). Huelga decirlo: la edición número 42 del festival, que empezó ayer, está marcada con tinta indeleble por el atentado terrorista perpetrado por un grupo jihadista el 7 de enero al semanario satírico francés Charlie Hebdo, que causó 12 muertos.

Los organizadores del festival decidieron crear el premio Charlie Hebdo, que se otorgará a los autores que se destaquen por su defensa al derecho fundamental de la libertad de expresión. Para esta edición en particular, el premio será dado, a modo de homenaje, a los dibujantes asesinados: Stéphane Charbonnier (Charb, editor jefe del semanario), Jean Cabut (Cabu), Bernard Verlhac (Tignous) y George Wolinski (quien había ganado el Gran Premio en 2005), que fueron una gran influencia para muchos dibujantes franceses. A su vez, la organización del evento propuso en su página de Facebook que los dibujantes de todo el mundo homenajeen a sus colegas víctimas del atentado. Franck Bondoux, uno de los organizadores del festival, dijo: “Incluso si esto se ha visto ensombrecido por el drama de Charlie, Angulema debe seguir siendo una celebración de los cómics”.

Según consigna el diario español ABC, el nuevo premio, que destacaría las labores en favor de la libertad de expresión, ya generó revuelo, dado que un grupo de dibujantes, periodistas, editores, escritores e intelectuales publicó un comunicado en el que critica a la dirección del festival -financiada por la sociedad Sodastream, que tiene sede social en Israel-. Para los críticos, la sociedad que financia el Festival de Angulema es “muy poco respetuosa con la libertad de expresión del pueblo palestino”.

Como era de esperarse, los homenajes a Charlie Hebdo abundarán en el festival y su alrededores -con reforzadas medidas de seguridad; el evento atrae cada año a unas 200.000 personas-. Hoy habrá una mesa redonda en la que autores, editores, libreros y lectores de cómics reflexionarán sobre la barbarie ocurrida. También se organizó la exposición Una historia de Charlie Hebdo, que tiene lugar en el Museo del Cómic, y una muestra al aire libre sobre el semanario. A su vez, la Alcaldía de Angulema puso el nombre del semanario a una plaza de la ciudad. Por las calles se exponen diversos testimonios de solidaridad, como pancartas con el famoso Je suis Charlie (“Yo soy Charlie”).

“Prácticamente fue necesario construir un segundo festival, al mismo tiempo que se seguía organizando el primero. Con una doble preocupación: no ser tachados de oportunistas y al mismo tiempo responder a las expectativas legítimas del público”, dijo Franck Bondoux, delegado general del festival, según indica el diario Le Parisien.

Más allá de Charlie, el festival programó una exposición sobre el japonés Jirô Taniguchi (1947), quien cultivó más de 40 álbumes de manga y ya fue premiado en otras ediciones del evento. También hay exposiciones dedicadas a Bill Watterson, Jack Kirby (dibujante estadounidense fallecido en 1994, creador, junto con Joe Simon, del superhéroe Capitán América, y de importantes series como Los 4 Fantásticos, Thor, Los Vengadores y X-Men) y el imaginario del blues, por nombrar algunas. Entre los que aspiran a ganar el Gran Premio de este año se encuentran el inglés Alan Moore (famoso autor de Watchmen y V de Vendetta, además de creador de cómics de Batman fundamentales, como La broma asesina), Katsuhiro Otomo (creador de la serie Akira) y el belga Hermann Huppen (autor del cómic posapocalíptico Jeremiah).

Por otro lado, para el sábado, día previo a la entrega de los premios, se prevé una manifestación gremial por la crisis que viven los autores de cómics. Apenas la mitad de los historietistas franceses ganan el salario mínimo: 1.450 euros al mes.