Piel y hueso (2011) fue un verdadero tour de forcé para La Vela Puerca: un álbum doble (formato que no abunda en el rock nacional), de 18 canciones, con su primer CD agitable, eléctrico y punk, y el segundo tranquilo, acústico y no punk. Por eso, suena lógico que su siguiente disco tenga la mitad de duración, con mayoría de canciones que no pasan de los tres minutos. Érase... se titula el sexto y último disco de los comandados por Sebastián Teysera, y nos muestra a La Vela con el sonido de siempre, un poco más introspectiva y con algunas sorpresas de ribetes pop.

Una de esas sorpresas es “¿Ves?”, el primer corte de difusión del disco (que tiene su correspondiente videoclip, claro está), que cuenta con la presencia estelar de Jaime Roos en la voz. Con este simple dato sobre la mesa, uno podría pensar que la inclusión de Jaime obedece a que el tema es de estilo murga-candombe-rocanrol, la santísima trinidad en la que se suele pensar apenas se nombra a Roos; pero no, se trata de un tema de pura cepa pop. Pero pop en el buen sentido del término, alejado del chicle radio Disney friendly. “¿Ves?” es básicamente una canción estructurada sobre arpegios de guitarra eléctrica -un tanto inusuales dentro de lo que siempre fue el sonido de La Vela- bastante obsesivos, sobre los que se construye la poderosa y pegadiza melodía, que tiene dejos de nostalgia. Su letra es la más introspectiva de todas -detalle no muy pop-: “¿Ves? qué perdido que estoy / si no estás conmigo. / Después, cómo voy a llorar. / Viviendo el olvido. [...] Y lloré, luego reí, luego soñé / con estar despierto / y ver que ahora hay más, mucho más / que mis deseos”. La canción gana en matices sonoros cuando la voz de Jaime se junta con la de Teysera, generando un empaste por demás rico; pero cuando la voz de Roos queda sola, el tema pierde un poco de fuerza.

La segunda etapa de La Vela, de sonido más punkie y alejada del ska y reggae, sigue a pleno, pero con temas no tan oscuros como los del anterior disco o El Impulso (2007). De hecho, algunas canciones hacen recordar -al menos a quien esto escribe- al sonido brillante y esplendoroso de A Contraluz (2004), por ejemplo, “La calle adicción”, gran rock punkoide, con un corto pero efectivo solo punzante y los vientos marca de la casa que levantan a cualquiera del CTI. El Enano ya no es veinteañero, así que aquellas letras del tipo “O nos compramo’ un vino y nos ponemo’ a festejar”, ya no tienen lugar en la lírica de un Teysera que ya pasó los 40, y en el nuevo disco lo encontramos más reflexivo que nunca, como muestra el estribillo de “La calle adicción”: “Me dijo: escuchá, que esto sólo te lo digo una vez, / mirar para atrás casi siempre paraliza los pies, / no es como jugar, cuando uno solo puede perder, / no es como morir, es ¿como nacer?”.

Quizá la mejor canción del disco sea “El soldado de plomo”, con un podrido riff minimalista de dos acordes que oficia de intro y un estribillo bien velero y para arriba, que levanta todavía más cuando la batería se pone a machacar cada beat como si no hubiera mañana. La única contra de la canción es que dura poco. Curiosamente, la música de ese tema está compuesta en colaboración, por Teysera, Santiago Butler (uno de los guitarristas) y Sebastián Cebolla Cebreiro. La mayoría de las canciones, como es casi una tradición en la banda, están compuestas enteramente por Teysera o Cebreiro (el bajista, Nicolás Lieutier, una vez supo componer una canción entera: “El viejo”; obviamente, con ésa alcanzó).

De las canciones compuestas por Cebreiro -que también lo tienen como protagonista en la voz-, se destaca “Buenas mascotas”, otro gran tema rocker, que parece toda una diatriba contra el consumismo, la codicia y la aparente libertad: “Un día vas a despertar / como de toda anestesia / corriendo siempre desde atrás / el hueso de la riqueza”. Otra canción de Cebreiro es “La madeja”, en la que el Cebolla se contagia de la introspección de Teysera que tiñe todo el disco: “Yo no soy / lo que otros esperan de mí. Eso lo entendí, / soy algo que fui, / con algo que intento vivir”. La otra sorpresa pop del álbum es “Canción para uno”, de similar atmósfera -y estructura basada en arpegios- que “¿Ves?”, pero quizá no tan cautivante, aunque sí igual de introspectiva y melancólica.

Eráse... está producido por la banda junto con Esteban Demelas, y cuenta con varios invitados -además de Jaime Roos-, como Denis Ramos y Mauricio Ortiz, de No Te Va Gustar, Juan Casanova, Ernesto Tabárez, y Gabriel Peluffo, quien canta en el tema más punkie del disco -y le calza perfecto-: “Sin avisar”, dueño de un riff y un coro que están destinados a ser repetidos en los recitales a todo “oh, oh, oh” por los veleros, porque se pega al oído como vendedor de rifas al timbre.

Luego de un poco más de media hora, el disco deja más que reconfortado y satisfecho al oído, por irradiar el sonido -a esta altura- clásico de La Vela, más las interesantes sorpresas pop antes mencionadas; y seguro dejará igual al fan promedio -si es que eso existe- del rock uruguayo, y, ¿por qué no?, de zonas aledañas.