Falleció ayer, a los 81 años, este psiquiatra, autor, director y actor de teatro argentino, figura fundamental de las artes escénicas desde la década de 1960, cuando además fue un pionero de la técnica del psicodrama en Latinoamérica. Eduardo Tato Pavlovsky “significa un hito insoslayable de avanzada en la escena nacional”, escribió el investigador y crítico Luis Ordaz. Probablemente una de las primeras piezas de Pavlovsky que resonaron de manera inmediata en Montevideo fue El señor Galíndez (1973), que lo consagró como autor, centrada en un torturador que mantenía una escalofriante “vida normal”. A esa detonación dramática le siguieron piezas emblemáticas, como Telarañas (1977), por la que debió exiliarse en España, y Potestad (1985), que retrató la apropiación de niños durante la dictadura, narrada desde el punto de vista de un represor. Como se ve, su obra estuvo marcada por una fuerte dimensión política, pero sin caer en lo pedagógico o panfletario.

Además de su mirada analítica sobre la historia, otra de las improntas del teatro de Pavlovsky fue la constante renovación de su mirada: si, como se dijo, Potestad trabajaba sobre el robo de niños por parte de los represores, Sólo brumas (2008) se ocupaba de la mortalidad infantil y de la complicidad social frente a la nueva miseria, y Asuntos pendientes (2013), su última obra, trataba el problema de la compraventa de niños y de la inserción de éstos en nuevas familias, retomando oscuras temáticas de la historia reciente y revelando secuelas que se prolongan y apoderan del presente.

En Montevideo, las últimas representaciones de sus piezas llegaron de la mano del director Carlos Aguilera –Telarañas (2008), El señor Galíndez (2009)- y de la Comedia Nacional en 2012 con Variaciones Meyerhold, una de las mejores piezas del elenco oficial, dirigida por Lucio Hernández. Homenajea al director, actor y teórico ruso Vsévolov Meyerhold, nombre clave en cuanto a la dirección escénica y al concepto moderno de puesta en escena, que tras una gran trayectoria comprometida con el proyecto iniciado por la Revolución de Octubre murió torturado por el régimen estalinista, después de haber sido acusado de oponerse al “realismo socialista”.

Pavlovsky recibió numerosas distinciones; entre ellas, en abril de este año fue declarado ciudadano ilustre de Buenos Aires y Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional del Sur, en reconocimiento a una de las voces más intensas de la dramaturgia argentina. “El teatro es, para mí, la vida”, dijo en 2012, en medio de su incansable proyecto artístico.