Por segunda vez en el siglo XXI, la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) deberá invertir en unas miles de hojas A4 para imprimir los nuevos pdf de las modificaciones del Reglamento General. Aprobada en general hace unas semanas y en particular el martes, los clubes de la Asamblea General de la AUF impulsaron una modificación de los calendarios y la forma de disputa de los campeonatos que integran una temporada en el fútbol profesional uruguayo.

Hablando liso, esto significa que los campeonatos volverán a obedecer a los años calendario, es decir, de enero a diciembre. Por otra parte, como desde 1994, seguirá habiendo torneos Apertura y Clausura, pero se sumará a éstos -para que la temporada tenga siete u ocho partidos más- un nuevo torneo con el insípido y formal nombre de ocasión Torneo Intermedio; como se desprende de tan original y oportuna denominación, se desarrollará entre el final del Apertura y el comienzo del Clausura, y sumará tanto para la tabla anual como para la del descenso.

Todo esto -el Apertura que comenzará en enero, el Intermedio en invierno y el primaveral Clausura- recién empezará en 2017. El año que viene, una vez finalizada la temporada 2015-2016, se jugará un Uruguayo a una sola rueda, que servirá para ponerle la chapa a la Copa Aníbal Falco, para agregar a la papelería del club ganador como campeón uruguayo, y, además, para determinar la clasificación de cuatro equipos para la Sudamericana 2017. Este Uruguayo a una rueda tendrá un descenso a la B, y se habilitará un ascenso para que la temporada del cambio definitivo, la de 2017, empiece con 16 equipos.

El otro cambio, que se proyecta para 2022, es la reducción de plazas para el fútbol profesional. Paulatinamente desaparecerán clubes de la B, mientras que en la A seguirán compitiendo 16. Desde diciembre de 2017 hasta 2022, la B pasará de 15 equipos -los que arrancaron jugando esta semana- a diez, que empezarán a jugar por el ascenso dentro de cinco años. Esto es así, claro, siempre y cuando en ese lapso no se voten supresiones de descenso o cosas por el estilo.

Como sacada de una revista de avión -de esas que, hojeadas, quedan entreveradas con las bolsitas para el malestar estomacal y la cartilla de las puertas de emergencia y las máscaras de oxígeno-, aparecerá una nueva copa, a un solo partido, que dará inicio a cada temporada. La Supercopa Uruguaya la disputarán el campeón del Uruguayo y el del ostentoso y creativo Intermedio, el mismo día del sorteo del calendario de cada temporada, que entonces, como queda claro, trasladará su sede del hipódromo, o, perdón, Maroñas Entertainment, al Centenario.

¿Qué hay de nuevo, viejo?

Que la temporada coincida con el año calendario, con su inicio a finales de enero y su final en diciembre, permitirá que las semifinales y finales se disputen en la antesala del verano: partidos nocturnos en horario prime de televisión, y mucha gente en las tribunas. Cuando termine el Clausura se dará paso a las semifinales o a las finales.

Un campeonato especial

La transición se realizará en el segundo semestre de 2016, con un Campeonato Uruguayo Especial que contará para la estadística y que figurará en la Memoria Anual como Campeonato Uruguayo oficial.

Éste es más fácil de explicar y de justificar: 16 equipos de la A, todos contra todos, a una rueda en 15 fechas, en las que jugarán ocho de local o de visitante y viceversa; como lo explica el artículo 2º, la localía sólo implica ocupar el vestuario locatario, poner allí las pelotas y repartir la recaudación entre ambos contendientes.

Hay un campeón, el que sume más puntos, pero si hay equipos empatados en el primer lugar, definirán a dos finales, con un error ya comprobado en varias finales que se han jugado a dos partidos sin tener en cuenta la diferencia de goles: si hay un ganador en la primera de las finales, ese club ya sabe que lo peor que le puede pasar es jugar el alargue y los penales en la segunda final. Esta situación termina generando casos increíbles, como el de la final de la B de 2004 entre Paysandú Bella Vista y Rampla Juniors: la revancha finalizó 5-1 a favor de los sanduceros, con un Rampla que se ahorró el segundo tiempo para jugar el alargue, que ganó 1-0, y ascendió.

Tiene premio

Con finales o sin ellas, el Uruguayo especial determinará la clasificación del campeón y los tres que lo sigan a la Sudamericana de 2017. Habrá, no obstante, una alternativa que representará variantes: si más de uno ya están clasificados para la Libertadores 2017, sólo el que mejor haya salido en el Uruguayo Especial jugará en la Sudamericana. Así lo dice el artículo 8º: “El Campeonato Especial 2016 determinará los clubes clasificados a la Copa Sudamericana 2017. Para dicho torneo internacional, clasificarán los cuatro clubes mejores ubicados en dicho Campeonato Especial 2016. No obstante, si dentro de estos cuatro clubes, más de uno de ellos hubiera clasificado a la Copa Libertadores 2017, solamente obtendrá la clasificación a la Sudamericana 2016 el club que entre ellos hubiera obtenido mejor ubicación en el Campeonato Especial 2016. En este caso, clasificará a la Copa Sudamericana el quinto o eventualmente el sexto mejor ubicado del Campeonato Especial”.

Habrá un descenso tras esos 15 partidos, y se resolverá por promedio, según reza la nueva reglamentación: “El club ubicado en la última posición de una Tabla de Descenso que reflejará el promedio de cada club (puntos obtenidos dividido partidos jugados) y que tomará en cuenta los partidos ordinarios (entendiendo por tales aquellos que no sean finales o desempates) de las temporadas 2014-2015, 2015-2016 y la Temporada Especial 2016. Los clubes que hubieran obtenido el ascenso a la Liga Profesional de Primera División para la Temporada Especial 2016, únicamente promediarán los puntos obtenidos en los partidos que disputen el Torneo Especial 2016, descartándose los anteriores”. De esta manera, los tres que asciendan después del raro campeonato de la B que acaba de empezar, deberán defender la permanencia en sólo 15 partidos.

Abre y cierra

Apertura y Clausura serán básicamente similares a los que se juegan desde 1994: a una rueda, y el campeón se asegura un lugar en la Sudamericana, aunque después -no ya en El castillo de la suerte- lo puede cambiar por la puerta de la Libertadores, y si después, además, es campeón uruguayo, se quedará con las dos puertas. Habrá que preguntarse si los equipos triunfantes dan la más inolvidable vuelta olímpica, como la de Rocha en 2005, o si la ignoran antiolímpicamente, como lo hizo Peñarol un par de temporadas atrás.

Como está dicho, se jugará todos contra todos, y cada punto sumará para la tabla Anual. Si bien no cambia nada de lo anterior, por antecedentes llevan ventaja sobre el principiante Intermedio, al que no sólo le hacen bullying por el nombre sino por los premios en disputa: ser campeón del Apertura o del Clausura ya pone a ese club en la definición del Uruguayo, y si gana los dos, sin importar cómo le vaya en el Intermedio, directamente será el campeón.

He aquí la otra pifia inmensa que tiene la temporada en cuanto a garantías de competición deportiva: si bien los siete partidos más de la temporada, los del Intermedio, pesan en la definición del Uruguayo porque esos puntos suman para la Anual y para el descenso, pueden ser 21 puntos perdidos si otro club gana el Apertura y el Clausura. Es verosímil que un equipo que salió segundo, a un punto del campeón, en el Apertura y el Clausura, y tuvo puntaje perfecto en el Intermedio, gane la anual por 19 puntos de ventaja al campeón uruguayo, pero no le va a poder disputar ese título, que ya estará otorgado porque el otro ganó Apertura y Clausura, por lo tanto, en ese caso, queda de lado la Anual.

En cualquier otra condición, seguirá siendo como hasta ahora: el campeón de la Anual jugará las finales con el ganador de la semifinal entre ganadores de Apertura y Clausura. El formato se mantiene si el ganador de la Anual es además campeón de Apertura o Clausura: el partido será final para el primero y semifinal para el que no haya ganado la Anual.

A la B

El descenso está un poco complicado. Es igual que ahora: directo para los tres últimos de la tabla, que suma temporadas, pero será por promedio y hasta con tres milésimas en los cocientes entre puntos obtenidos y partidos jugados.

La norma ordinaria sobre el descenso dice: “Incluyendo la Temporada 2018, y para las subsiguientes, al finalizar las mismas se determinará el descenso de tres clubes a la Liga de la Segunda División Profesional. Los cupos de descenso a la Liga de la Segunda División Profesional serán ocupados por los clubes ubicados en las tres últimas posiciones de una Tabla de Descenso que reflejará el promedio de cada club (puntos obtenidos dividido partidos jugados) y que tomará en cuenta los partidos ordinarios (entendiendo por tales aquellos que no sean finales o desempates) de dos Temporadas, la que hubiere terminado y la inmediata anterior. El promedio resultante se tomará en cuenta en forma exacta y hasta sus milésimas (tres números después de la coma). De ser necesario, también se procederá a promediar los goles. Los clubes que sólo hubieran disputado una Temporada en la Liga de la Primera División Profesional, únicamente promediarán los puntos obtenidos en los partidos de esa Temporada (Apertura, Intermedio y Clausura)”.

Muy copados

Las clasificaciones para las copas internacionales se mantendrán como hasta ahora, con la innovación de que el ganador del Intermedio obtendrá un cupo para la Sudamericana. Ese campeonato se jugará en dos series de ocho equipos, ordenadas por impares y pares tras la disputa del Apertura (aunque hay quienes quieren que Nacional y Peñarol sean cabezas de serie), con disputa a una rueda y final entre los ganadores de las series que no sumarán ni para el descenso ni para la Anual.

De integración, de Copa Uruguay o de apenas mezclar en competiciones cortas a clubes del interior con los de Montevideo, nada. Y bueno, ya llegará. Por ahora, por lo menos, volvemos a tener una temporada que avanzará como el año, y Apertura y Clausura saldrán de la argumentación de baratos lugares comunes como Arroyo Seco, Cerro Chato y el Charrúa en el parque que homenajea a Fructuoso Rivera.