“Evidentemente estamos rodeados de un mundo que se ha complicado y que lo ha hecho de manera acelerada”, sostuvo el presidente del Banco Central del Uruguay (BCU), Mario Bergara, ayer en un desayuno organizado por la Cámara Española de Comercio, Industria y Navegación. Descartó que la recesión en Brasil se traslade a Uruguay y vaticinó que “Argentina no va a dar problemas en el corto plazo”. El ex ministro de Economía y Finanzas pidió “desdramatizar” sobre la desaceleración de China y “trabajar para la estabilidad”.

Como país abierto y pequeño, Uruguay está sujeto a shocks externos de manera permanente, y en este momento en particular, “estamos en un mundo de alta inestabilidad e incertidumbre”, afirmó el economista. Más allá de todo, Bergara no ha perdido una visión optimista sobre un panorama internacional que viene pasando de tonos claros a otros más oscuros, y afirmó que la política económica que se aplica “tiene como núcleo central contribuir a la estabilidad”.

La estabilidad que se busca tiene múltiples dimensiones: la del tipo de cambio, la de los precios, la de la competitividad de la empresa y la fiscal. Según Bergara, el desafío es que exista equilibrio entre todas, sin que ninguna quede rezagada o tenga menor peso que las demás. Afirmó también que desde el gobierno no se ven “situaciones críticas ni en el Estado, ni en las familias, ni en las empresas”, y que la intención de sostener todos los equilibrios por igual “no es un capricho”, sino “pura necesidad”. Considera que “pensar que podemos focalizarnos en uno o dos es soslayar la interacción que existe entre ellos”, además de que implica “serios problemas operacionales y conceptuales”.

Más allá de esto, el presidente del BCU reconoció que “el escenario empeoró en estos últimos meses” y que el BCU está reviendo la estimación de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) para 2015, que “seguramente esté más en el entorno de 2% que de 2,5%”, cifra que había proyectado en primera instancia el equipo económico en el presupuesto quinquenal.

En una rueda de prensa a su regreso de la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York, el titular del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), Danilo Astori, sostuvo que “mantenemos nuestra meta de crecimiento para este año [2,5%]”, estimación que “está fundada en la evolución positiva de las inversiones”. Por otro lado, en una línea similar a la expresada por Bergara, la calificadora de riesgo Moody's revisó a la baja el crecimiento de Uruguay para este año y el próximo, a 1,8% y 2,1% del PIB.

“Ya se va a sentir”

El presidente del BCU estableció que la inflación, que en el acumulado en los últimos 12 meses suma 9,48%, “está bajo control”. Si bien ya está lejos del rango meta -establecido por la autoridad monetaria entre 3% y 7%-, el jerarca sostuvo que “está absorbiendo una depreciación importante” y que bajo las circunstancias actuales, los niveles son “razonables, sobre todo después de haber estado medio siglo con aumentos de precios de dos y tres dígitos”.

Con respecto a este punto, Bergara fue crítico con las “operaciones” que se realizan entre la prensa y los formadores de opinión. “La inflación no es una variable que defina el Banco Central, sino que es fruto de las expectativas de los agentes, y operar sobre estas expectativas tiene un riesgo”, que consiste en que “alienta la volatilidad”. “Si yo espero que el tipo de cambio suba en breve a 35 pesos -una locura-, esto alienta la suba de precios, y así se entra en un espiral”, explicó.

También fue consultado por el acuerdo que el MEF firmó a fines de julio con empresarios industriales, comerciales y de los servicios, con el objetivo de mantener constantes los precios de más de 1.500 variedades de productos. Si bien la inflación subió 1,18% en agosto, Bergara estimó que los efectos del acuerdo se sentirán sobre la inflación de setiembre, dato que el Instituto Nacional de Estadística divulgará el lunes.

El mercadito

Sobre la depreciación que se está dando en el mercado de cambios, Bergara dijo que “está siendo manejada razonablemente por los agentes”. Afirmó que “no hay una percepción de que los capitales se estén asustando de Uruguay”, sino que “la demanda de dólares en el mercado es para ir a buscar bonos globales uruguayos al mercado internacional”. “Operacionalmente, los agentes necesitan dólares para comprarlos, por más que éstos estén en Unidades Indexadas. Lo que hizo el Banco Central fue recomprarles a estos agentes las Letras de Regulación Monetaria [deuda del BCU], y éstos fueron a comprar los bonos globales, en definitiva, deuda del gobierno. Eso es así, y lo sabemos por el diálogo que tenemos con esta gente”, aseguró.

Calificó la utilización de esta “ventanilla de al lado” como beneficiosa para el país, ya que haber movido los 650 millones de dólares que implicó esta operación “hubiera hecho mucho ruido en el mercadito cambiario de Uruguay”. “La sensibilidad que hay en esas cosas es imponente”, consideró, descartando riesgos en este aspecto en la economía local.

Según dijo, la señal que justifica su tranquilidad es que en los últimos cuatro días, el BCU no ha intervenido en el mercado de cambios, y en su opinión, el dólar “no se ha movido mucho”. También juzgó tranquilizador que el “natural” proceso de ventas de reservas fuera acompañado por la reducción de la deuda, algo que calificó como “saludable”, ya que “en algún momento se tenían que revertir las compras de dólares que se vienen haciendo desde años atrás”. “Antes comprábamos para que el dólar no se desplomara, porque no había fundamentos para esa inundación de dólares que se dio de manera global. Ahora necesitamos que se restablezca de manera gradual, para evitar shocks, y por eso estamos vendiendo dólares, deshaciéndonos de las compras que evitaron que el dólar se fuera por el piso”, dijo. Como un espejo de aquella situación, lo que el BCU está haciendo es “evitar que la suba se dé de manera brusca”, explicó. Estas ventas, además, están aumentando la ganancia patrimonial del BCU, ya que los dólares que en su momento se compraron a 19 hoy se están vendiendo a 29, dejando un saldo de 2.000 millones de dólares a favor de la institución. Bergara insistió en que “tenemos un sistema financiero estable para afrontar riesgos”, y que, ante las condiciones globales, la política monetaria “tiene que seguir siendo necesariamente contractiva”.

Vecinos en problemas

El presidente del BCU también profundizó en lo que sucede en Brasil y Argentina. “Estamos en el medio de la turbulencia, y Brasil refleja esa turbulencia”, afirmó, negándose rotundamente a “seguirlo, a pesar de que haya gente que dice que hay que seguir al real”, en referencia a los reclamos del sector exportador. Según explicó, la caída de las compras brasileñas responde a una caída en los ingresos de este país y no a un desequilibrio de precios relativos entre ambos países: “Lo que está habiendo en Brasil es una baja de ingresos permanente que condiciona su compra”. Por el contrario, dijo que se tratará de “evitar picos, volatilidad y brusquedad, que es lo que tendríamos si siguiéramos a Brasil”.

Pasando a la frontera, estimó que la pérdida relativa que ocurre allí “no es algo que se resuelva desde la macroeconomía, mucho menos tirando el dólar a 35, sino con medidas puntuales”. “La alegría va por barrios también en eso”, manifestó, y recordó que “hasta hace poco los freeshops uruguayos tenían que reponer tres veces por día su mercadería”.