Dos aviones turcos dispararon el martes contra un caza ruso que supuestamente violó el espacio aéreo de Turquía, en la frontera con Siria. Este incidente generó tensión entre ambos países, ya que Rusia sostiene que su avión no se encontraba en espacio turco. Ayer, el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, confirmó que Konstantín Murajtin, el piloto que sobrevivió, fue rescatado “sano y salvo” por el Ejército sirio y llevado a una base de la fuerza aérea rusa. El piloto fallecido resultó herido de bala tras lanzarse en paracaídas y, una vez en el suelo, “fue asesinado de forma salvaje por jihadistas de la zona”, según explicó el embajador de Rusia en Francia, Alexandre Orlov, a la radio francesa Europe 1. El presidente de Rusia, Vladimir Putin, anunció que el militar caído será condecorado, de manera póstuma, con el título “héroe de Rusia”.

Lejos de coincidir con la postura de Ankara -que insiste en que el avión fue derribado después de enviar “una decena de advertencias en cinco minutos”-, Murajtin dijo ayer a la televisión pública rusa que el avión no violó el espacio aéreo turco y que él y los demás pilotos en ningún momento fueron advertidos. Agregó que pudo ver “perfectamente, por el mapa y por el territorio”, dónde estaba la frontera y dónde estaba ubicado el avión. Aclaró además que “no hubo ninguna advertencia, ni por radio, ni visual: no hubo contacto alguno”, y agregó que si los aviones turcos “hubieran querido advertir” podrían “haberse mostrado colocándose en paralelo”.

Por su parte, el canciller ruso, Serguéi Lavrov, afirmó en conferencia de prensa que Rusia “tiene suficiente cantidad de información que confirma que [el incidente] fue un acto premeditado”. Sin embargo, aclaró que su país “no tiene intención de combatir con Turquía”, ya que los problemas son “con las acciones de las actuales autoridades turcas” y no con su pueblo. En la misma línea se manifestó el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, quien declaró que su gobierno no desea una escalada de las tensiones y que, ante el caza ruso, actuó “para defender su propia seguridad”, según informó la agencia Reuters.

En tanto, con el objetivo de reforzar la seguridad en la frontera con Turquía, Putin aprobó ayer el despliegue de sistemas antiaéreos S-400 en la base aérea siria de Hmeymim y ordenó que, a partir de ahora, todos los bombarderos con misiones a Siria vayan escoltados por aviones de combate, informó el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov.