El ministro de Economía y Finanzas, Danilo Astori, quien acompaña al presidente en la gira por Francia y ahora Japón, puso oferta y demanda en cifras. Explicó que el barco que se construye actualmente para la regasificadora tiene una capacidad para procesar diez millones de metros cúbicos diarios de gas, mientras que el consumo interno sólo alcanza a 300.000. No obstante, las proyecciones estiman que ese consumo aumentaría, dijo una fuente de ANCAP. “Hoy se consume esa cantidad porque es lo que logramos obtener de Argentina”, indicó, y citó estudios “que indican que el consumo local se triplicaría entre los próximos cinco y diez años”.

En el mismo sentido fue Alejandro Acosta, de la comisión directiva de la Coordinadora de Sindicatos de la Energía de Uruguay, quien dijo a la diaria que un estudio llevado a cabo por la Dirección Nacional de Energía establece que de introducir el gas natural licuado a Uruguay, la demanda a cinco años se incrementaría a 1,5 millones de metros cúbicos, “y esto sólo se refiere al sector residencial”. Entre demandas de industriales y comerciales, Acosta estimó que el crecimiento sería también “significativo”. Como ejemplo, sostuvo que este año la Cooperativa de Trabajadores Cerámicos de Empalme Olmos “cerró dos meses porque no le alcanzaba con el gas de cañería y no podía afrontar los costos de la garrafa”, por lo que “demanda, hay”.

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Otra razón que hace evaluar el tamaño del barco a adquirir es que “tampoco es seguro que se pueda colocar el excedente de lo consumido en los mercados regionales”. Según dijo Vázquez, Uruguay “tiene que evaluar su situación real desde el punto de vista energético, porque la situación cambió respecto de lo que había cuando se diseñó este proyecto de regasificadora”.

Una comunicación interna que circuló ayer en ANCAP, a la que accedió la diaria, respondía en parte a lo mencionado por Vázquez, al referirse a la “alineación” de la petrolera estatal con “las directrices emanadas de la Política Energética Nacional”. Entre los lineamientos estratégicos, se “destaca” en el correo el de “incrementar la participación del gas natural en la matriz energética, de manera robusta y a un precio razonable” por medio de “una planta regasificadora y/o un nuevo gasoducto dedicado, mediante inversiones mixtas”.

Acosta también relativizó la posición del presidente, resaltando que los diez millones de metros cúbicos son la “capacidad máxima de regasificación, pero no sería necesario utilizarlos todos”, sino que se podría optar por “almacenar e ir produciendo a demanda”, sin incurrir en mayores costos. En relación a la diversificación de la matriz energética, sostuvo que “no es cierto que con los molinos de viento nos da para cubrir todo lo que pueda faltar por hidráulica en secas importantes”, y que se necesita un respaldo térmico que el gasoil no alcanzaría a cubrir.

Leves señales

Según publicó el portal argentino La política online el domingo, la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, firmó hace una semana -y con algo más de cuatro años de demora- la promulgación de la Ley 27.189, por la cual se había aprobado el “acuerdo marco” para desarrollar un proyecto binacional de regasificación de gas natural licuado entre Argentina y Uruguay, intención que Uruguay asumió unilateralmente hace más de dos años.

De todas formas, fuentes de los ministerios de Economía y Finanzas y de Industria, Energía y Minería indicaron a la diaria que no ha habido “conversaciones recientes” con el país vecino por la venta de gas, mientras que una fuente de ANCAP sostuvo que el último intercambio formal data de ocho meses y es la firma de un memorándum de entendimiento entre UTE, ANCAP e YPF para que Uruguay le exporte a Argentina sus excedentes de gas. Según la fuente, se le podría colocar a Argentina más de seis millones de metros cúbicos diarios, ya que este país importa al día de hoy entre 30 y 40 millones. También indicó que “hay varias empresas internacionales” interesadas en continuar con la construcción de la planta que el consorcio GNLS abandonó en julio.