El presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, se comprometió ayer a recuperar la península de Crimea de manos de Rusia: “El Estado ucraniano restablecerá el control sobre el territorio provisionalmente ocupado”.

El domingo se cumplió un año de la caída del gobierno de Viktor Yanukovich, a la que siguieron levantamientos regionales que desembocaron en el referéndum -no reconocido por Ucrania- en el que 96% de la población de Crimea decidió anexarse a Rusia. El proceso concluyó el 21 de marzo.

Desde entonces la situación de la península no hizo más que empeorar. Crimea sufre la crisis económica que afecta a Rusia. Debido a las sanciones de Estados Unidos y la Unión Europea, las empresas de esos orígenes y las ucranianas no pueden exportar, trasladar o transferir productos a Crimea. La región está aislada, excepto por lo que ingresa desde Rusia mediante un ferry cuya llegada puede verse alterada por las malas condiciones climáticas. El aislamiento de Crimea también se observa a la inversa: las empresas de esa región no pueden exportar al resto de Ucrania ni a Europa ni a Estados Unidos. Por lo tanto, sólo pueden comerciar con Rusia.

El ingreso acelerado de Crimea a Rusia llevó también a un cambio en las normas que regían las distintas actividades económicas. Por ejemplo: varias empresas dedicadas a la pesca, que era una de las actividades más importantes de la economía de Crimea, cerraron o dejaron el lugar porque las normas rusas para el sector son más duras que las ucranianas.

Todas estas circunstancias se confabulan para que en Crimea haya una inflación “galopante”, según la agencia de noticias Reuters, así como escasez de varios productos.

Además, desde diciembre no llegan a Crimea ni trenes ni ómnibus. Su única frontera terrestre es la que la separa de Ucrania y la empresa de transporte que llegaba, la estatal Ukrzaliznytsia, suspendió esas líneas en diciembre. Crimea sigue dependiendo de Ucrania no sólo para el transporte fuera de sus autoproclamadas fronteras, sino también para el suministro de electricidad y agua. Esto generó en los últimos días una nueva problemática para sus ciudadanos. Ucrania pidió a todas las regiones que disminuyeran su consumo de energía, pero Crimea no lo hizo, por lo cual el Ministerio de Energía ordenó la semana pasada que se le cortara el suministro en dos oportunidades.