El reclutamiento de europeos en el grupo jihadista Estado Islámico [EI] inquieta a varios países. En los últimos días, el caso más sonado fue el de tres jóvenes británicas que se marcharon a Siria sin que nadie sospechara de que habían sido reclutadas por esa organización. Shamima Begum, Amira Abase y Kadiza Sultana, de 15 y 16 años, originarias de Londres, se tomaron un avión desde el aeropuerto de Londres hasta Estambul la semana pasada, y desde entonces los gobiernos británico y turco se responsabilizan ante la posibilidad de que se hayan sumado al grupo.

El lunes, el primer ministro británico pidió a las aerolíneas que intenten detectar a las personas que puedan estar viajando para ir a combatir con EI. También pidió a las compañías de internet que ejerzan su “responsabilidad social” y den de baja los contenidos jihadistas.

Aunque las tres jóvenes fueron entrevistadas en diciembre por la Policía, luego de que una de sus amigas viajara a Siria para combatir, no se detectaron indicios de radicalización. Tampoco sospecharon nada sus familiares ni las autoridades del colegio al que concurrían. Sólo ahora se descubrieron muestras claras en las redes sociales de sus vínculos con islamistas.

Para evitar que jóvenes franceses hicieran lo mismo que ellas, el lunes el gobierno de François Hollande anunció que les había retirado el pasaporte y otros documentos a seis personas, de entre 23 y 28 años, que podrían haber viajado a combatir a Siria. El ministro del Interior francés, Bernard Cazeneuve, agregó que estaban a punto de hacer lo mismo con otras 40 personas cuyo viaje es “inminente” según los servicios secretos. Ésta es la primera aplicación de una de las medidas que Francia aprobó hace poco para luchar contra el terrorismo.

También en el marco de la lucha contra el terrorismo, la Policía española detuvo ayer a cuatro personas acusadas de ser parte de una red de reclutamiento y adoctrinamiento para EI, en el enclave español de Melilla, y en las ciudades de Barcelona y Gerona, según el Ministerio del Interior.

En Noruega ayer se abrió el primer juicio por un caso de actividad jihadista. Tres noruegos comenzaron a ser juzgados por colaborar con El. Los acusados son un hombre de 30 años de origen somalí y dos hermanos de 28 y 25, de origen albanés. Los dos mayores están acusados de haber luchado en las filas de EI entre 2012 y 2013, antes de regresar a su país en enero de 2013, y el tercero de posesión ilegal y transporte de armas de fuego.

Entre las pruebas en su contra se presentaron imágenes de video que los vinculan con un noruego de origen chileno del que se supone que tiene un cargo de jerarquía en EI. Justo en Chile se abrió una investigación relacionada con este tema después de que el lunes de noche fuera hackeada durante unos minutos la página web del Ministerio del Defensa. “Somos el Estado Islámico, no me olvides” (en inglés) es una de las frases que se pudo leer en una pantalla con fondo negro.