La agencia calificadora Moody's Investors Service redujo el viernes 20 la calificación de la deuda de Rusia al nivel de bonos basura debido a la crisis en Ucrania y al desplome del precio del petróleo y el rublo. De acuerdo con los pronósticos de la empresa, los tres hechos arrastrarán a Rusia hacia una profunda recesión este año y hacia una continua contracción de su Producto Interno Bruto (PIB) el año entrante.

“La asignación de la perspectiva negativa refleja la posibilidad de que surjan crisis políticas o económicas más graves, relacionadas tanto con el conflicto militar en Ucrania como con un nuevo descenso de los precios del petróleo, lo cual perjudicaría aun más las finanzas públicas y externas de Rusia”, explicó Moody’s en un comunicado de prensa.

Según la calificadora, la fortaleza financiera del gobierno ruso disminuirá como resultado de varios factores: las presiones fiscales, la caída de las reservas de divisas del país, a la luz de las salidas de capital que se están observando, y el acceso restringido a los mercados internacionales como consecuencia de las sanciones de la Unión Europea por el conflicto en Ucrania.

Según previsiones de analistas independientes, la economía rusa se contraerá este año entre 4% y 5%. El gobierno de Vladimir Putin pronostica una caída algo menor, de 3%. A su vez, la inflación anualizada en enero llegó a 15% (el peor dato desde la crisis de 1999), el rublo se cotiza cerca de mínimos históricos, la confianza de los consumidores va en picada y la mayor parte de las grandes empresas nacionales está excluida de los mercados financieros en Estados Unidos y Europa.

Moscú anunció este mes un plan anticrisis de unos 35.000 millones de dólares que incluye un recorte del gasto de 10% para este año en todos los sectores, menos el militar y los programas sociales. Putin asegura que la economía saldrá de la crisis en menos de un año gracias a la reorientación de su comercio exterior hacia los países asiáticos.

En este sentido, según una encuesta realizada por AT Kearney, una empresa consultora en finanzas a nivel global, las grandes compañías extranjeras están dispuestas a aumentar sus inversiones en Rusia pese a las sanciones que le impusieron Estados Unidos y la Unión Europea (UE). La encuesta también indicó que la mayoría de las empresas con ingresos por ventas por más de 500 millones de dólares anuales está interesada en regresar al mercado ruso y aún no lo hizo por presiones geopolíticas. Los sectores que más atraen a los inversores son el energético, el farmacéutico, la industria ligera y los servicios financieros. Según la encuestadora, estos inversores ven más allá de los problemas actuales, y toman decisiones orientadas al mediano y largo plazo.

El enfrentamiento de Moscú con la UE y Estados Unidos ha motivado una reorientación de las compras y ventas de Rusia que ha desencadenado cambios en el mercado global. En los últimos meses, China, Turquía y Egipto firmaron significativos acuerdos energéticos con Rusia. En particular, China acordó la compra de gas natural a Rusia por 400.000 millones de dólares a lo largo de seis años, algo que podría dejar a Estados Unidos fuera del mercado asiático de hidrocarburos.

Las sanciones a la importación de productos europeos impuestas como medida espejo por Moscú marcan un nuevo mapa que abre las puertas también a las empresas de América Latina.